miércoles, 15 de julio de 2009

Lázaro resucita

Pienso que algo muy importante que debemos tener en cuenta, cuando nos acercamos a un milagro, es buscar a quién va a exaltar. Recordemos que Jesús se quejó de que los judíos “pedían señales (milagros) para creer”. Los milagros que hizo Jesús, a pesar de que Él era Dios, sin tomar en cuenta que se llamó a sí mismo el Hijo de Dios, sin tomar en consideración que declaró que Él era el Mesías prometido, a pesar de haber declarado que Él era el único camino posible para llegar a Dios, con cada milagro que hizo le dio GLORIA a Dios, le dio a Él el crédito. Dice Juan 11:4 “Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella…” De esta manera pienso que Jesús también les estaba diciendo a sus discípulos que Él sería glorificado con esta acción.

Con la resurrección de Lázaro se obtuvo un resultado inmediato veamos lo que dice Juan 11:45: "Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él”

Juan describe primero la reacción favorable que siguió al milagro de la resurrección de Lázaro; para luego dedicar un tiempo para referirse a la reacción negativa en los versículos 46 al 57. Pienso que esta situación no ha variado a pesar de los muchos años que han trascurrido desde aquel evento. Jesús es la encarnación de la verdad divina, y tanto sus enseñanzas como sus obras, obligan a la gente a asumir una posición: Estar a favor o en contra.

La decisión es libre, pero las consecuencias son inevitables. Este sería el último milagro de Jesús en su ministerio terrenal, una culminación apropiada para el Hijo de Dios. El texto griego indica que los dos verbos habían venido y habían visto están en “aposición” con la frase “Muchos de los judíos”, es decir, las tres expresiones se refieren al mismo grupo de personas. El texto en griego se puede traducir literalmente así: “Muchos de los judíos, (es decir) los que habían venido a María y habían visto […], creyeron en él”. La expresión “creyeron en Él” incluye la preposición eis que sirve para expresar una creencia con confianza personal y un compromiso de por vida. La resurrección de Lázaro, como ningún otro milagro, logró doblegar finalmente la resistencia más acérrima, manifestada hasta ese momento, por los judíos que estaban presentes.

Pero sucedió algo inesperado. Es muy probable que algunos de ellos fueran a avisar a los fariseos acerca de lo que había ocurrido, y tal vez lo hicieron sin alguna malicia, quizá pensando en convencerlos, o sintiendo que era su deber informar a los líderes religiosos de un evento tan notable como la resurrección de un muerto que llevaba cuatro días en la tumba. También ese deseo de los seres humanos de comunicar a otros, cuando son testigos de algo de mucha importancia, pudo estar presente en la actitud de los judíos. Parece, sin embargo, que la noticia cayó como una bomba en el Sanedrín y precipitó tomar una decisión drástica. En Juan 11:45-53 leemos:

45Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. 46Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. 47Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. 48Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. 49Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; 50 ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. 51Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; 52y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. 53Así que, desde aquel día acordaron matarle.

Y la amenaza era real. Cuando dice los principales sacerdotes, se refiere a los sumos sacerdotes, que eran saduceos y tomaron las medidas más severas en contra de Jesús lea en su Biblia Mateo 26:3, 14. Los saduceos a menudo se mencionan en combinación con los fariseos. Aunque estos últimos eran los más estrictos en la aplicación de la ley, varios de ellos mostraron alguna simpatía hacia Jesús y sus enseñanzas; lea Juan 3:1 y siguientes; Juan 7:50; 19:39 y Hechos 5:34 y 23:6)
Parece que la reunión del Sanedrín fue más bien informal pero a pesar de eso, tomaron una decisión drástica Leamos Juan 11:54-57

54Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos.
55Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse. 56Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta? 57Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.


Esto precipitó el desenlace, la irritación versículo 53 y el resentimiento de los líderes religiosos, se había manifestado temprano en el ministerio público de Jesús, pero iba intensificándose día a día con una gran hostilidad. Hubo varios intentos de apedrearle, por último, decidieron deshacerse de alguna manera de Él. La orden dada seguía en pie, así que cualquier persona que tuviera conocimiento de la presencia de Jesús, y no avisara a los líderes religiosos, sería considerado un cómplice de Él.

La muerte de Lázaro es el último milagro del ministerio terrenal de Jesús y es el milagro más grande que se registra en el Nuevo Testamento. Es el hecho que precipita el cumplimiento del propósito de la venida de Cristo, Juan 11:25 presenta un resumen magistral del Evangelio en Juan 11:25,26;40:

25Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá
26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente
40Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?


¡Al igual que aquel día Jesús levantó a Lázaro de la tumba en la que estuvo encerrado por cuatro días después de haber muerto, Dios nos puede levantar hoy de la tumba del pecado en la cual hemos estado encerrados!

Lázaro salió de la tumba al llamado de Jesús y el Maestro dijo desatadle y déjenle ir. Lázaro no escribió algún libro del Nuevo Testamento, ni parece que se dedicara a predicar ni a hacer milagros. Él era un “milagro caminante” un testimonio vivo del poder de Jesús y dondequiera que el llegaba la gente en susurros se preguntaba: ¿No es este el que estuvo muerto? La historia de Lázaro era palpable. ¿Y la tuya? ¿Es tu historia reconocida como un milagro de Dios? Cada uno de nosotros es el resultado del milagro más grande que se pueda hacer para nosotros que es resucitarnos a una nueva vida en Cristo por el amor de nuestro Dios derramado a nuestro favor.

¿Pueden reconocerlo los que te ven? ¿Saben los que te conocen que eres una nueva criatura? Ese es el mejor mensaje que podemos dar, el testimonio de una vida transformada por la Sangre del Cordero que quita el pecado del mundo.

1 comentario:

  1. En el momento de que Jesús intento realizar el milagro, pudo haber dicho a los angeles que quitaran la piedra, pero todo lo que Jesús hacía, tenía un propósito especial, El quería que la gente tomara parte en la realización del milagro.

    Cuando Dios quiere hacer algo por nosotros, El desea que nosotros pongamos de nuestra parte para llevar a cabo su milagro en nuestras vidas.

    Pero al momento de mover la piedra, Marta comentó que ya hedía porque era de cuatro días.

    Cuando Jesús nos manda a hacer cosas difíciles para realizar su milagro en nosotros, quienes nos rodean, siempre ven un imposible en lo que Dios hará en nosotros y siempre ponen obstaculos al milagro de Dios, pero Dios sólo le recuerda que si creen veran la gloria de Dios.

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Le agradezco mucho su comentario.
Oscar