sábado, 7 de noviembre de 2009

Con esto terminamos el estudio del cielo

La semana pasada pensé haber terminado con el tema del cielo, sin embargo, durante la semana recibí una gran cantidad de mensajes en el blog y en mi página de facebook con preguntas y solicitudes de aspectos que tal vez no quedaron muy claros, por lo que he decidido a lo menos esta semana, volver sobre algunas cosa ya dichas y ampliar añadiendo otras.

Pienso que no tenemos dudas, ni problemas en aceptar que la tierra, como es ahora, no es nuestro hogar. Pero la tierra como era antes de que entrara el pecado, y como será en el futuro, sí lo es. Si la Biblia no dijera nada más acerca de cómo será nuestra vida en el cielo eterno, Apocalipsis 22:3 es suficiente… Dice la Biblia que “No habrá ya maldición alguna, y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, ( Versión Nácar Colunga)
Y dice la NBLH: “Ya no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará allí, y Sus siervos Le servirán…” y la Reina-Valera 2000 traduce así este pasaje: “Y toda cosa maldita no será más; sino el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán…”

No sé si se ha percatado de que Cristo es el último Adán que eliminará el daño hecho por el primer Adán, veamos lo que dice Pablo al respecto en Romanos 8:2: “porque la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús me libró de la ley del pecado y de la muerte. (NC). Cristo ya derrotó a Satanás , pero todo el alcance de su victoria no se ha revelado todavía en la tierra. Observe lo que dice EFESIOS 1:20-22 “…y cuál la excelsa grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, según la fuerza de su poderosa virtud, que El ejerció en Cristo, resucitándole de entre los muertos y sentándole a su diestra en los cielos, por encima de todo principado, potestad, virtud y dominación y de todo cuanto tiene nombre, no sólo en este siglo, sino también en el venidero.

Si el plan de Dios hubiera sido reinar por la eternidad en un cielo lejano, la tierra sería recordada como un lugar de sufrimientos, fracasos y pecado, ya que por eso se ha caracterizado. Pero la Tierra será restaurada y vendrá a ser tan grandiosa como fue el día que fue creada por Dios. De nuevo insisto en la misma idea: Todo lo creado por Dios es bueno y perfecto. Hay pasajes en la Biblia que parecen indicar el final del presente cielo y la tierra. Creo que ya vimos algunos en el estudio anterior, pero le recomiendo que los lea nuevamente: Salmos 102:25, 2 Pedro 3:10 y Apocalipsis 21:1.

El capítulo 65 de Isaías se refiere a la Nueva Tierra, lea ahora Isaías 65: 17-19,21 y 25 y añada Isaías 66: 22-23. Estoy convencido de que de la misma manera que Dios tomará nuestro DNA y átomos para levantar nuestros cuerpos y darnos cuerpos nuevos, igualmente la tierra será levantada para ser una Nueva Tierra. ¿Hay una contradicción en esto? ¡Desde luego que NO!Habrá una destrucción temporal y parcial de la tierra y habrá una restauración, total y eterna de la Tierra; la muerte de la tierra será parecida a la nuestra. La destrucción será seguida por la restauración y la creación de una Nueva Tierra. Recuerdo que de niño en mi iglesia se cantaba un himno que dice: “No puede el mundo ser mi hogar” y añade “en gloria tengo mi mansión…” Si la presente tierra es bella, y como sabemos que Dios no hace nada imperfecto para sus hijos, podemos imaginar que la Nueva Tierra, ¡será espléndida!
Todos nosotros quisiéramos vivir en un mundo lleno de belleza y sin fealdad. Un mundo sin muertes, enfermedades, pecados, depresión o sufrimientos.

A todos nos gustan las cosas nuevas. El famoso actor norteamericano Bill Cosby tenía un programa de Tv llamado: Los niños dicen cosas impertinentes. En uno de esos programas le preguntó a un pequeñuelo que olor le gustaba más y el pequeño, sin pensarlo dos veces, dijo: El olor de un carro nuevo o una casa nueva. Y es verdad ¡nos gustan las COSAS NUEVAS! No creo que sea posible que podamos imaginar la Nueva Tierra, como no nos podemos imaginar cómo es un país que nunca hemos visitado o un auto que nunca hemos manejado. Pero sin embargo, algunos no quisieran que fuera igual que esta tierra, porque es lo que conocen y la experiencia no ha sido buena.
Ahora en los Estados Unidos se han puesto de moda los llamados “síquicos” que antes conocíamos como “médiums o espiritistas”. Estas personas les dicen a los incautos que los espíritus vienen del cielo para “ayudar” a sus parientes… ¡Pero nunca hablan de Dios o de Jesucristo! Ese simple hecho hace que ese método sea “sospechoso”, ¿no le parece? Es como ser invitado a la Casa Blanca y regresar describiendo los jardines o el tráfico de la Calle Pennsylvania Ave, y no hablar del Presidente ni de su familia.

Hay algo que tenemos que tener bien claro y es este principio: La presencia de Dios es la esencia del Cielo y la ausencia de Dios es la esencia del Infierno. Si solo llegamos a comprender que el cielo es la “morada” de Dios, eso es suficiente. No hace falta nada más. Lo más importante para nosotros ahora es entender que lo mejor en la Nueva Tierra será disfrutar de la presencia de Dios. Veamos un momento lo que dice Apocalipsis 21:3-4 y Apocalipsis 22:14. Lea estos versículos y piense en lo que hemos venido diciendo. Déjeme ahora hacerle una pregunta: ¿Por qué cree que el mar ya no existirá más en el nuevo cielo y la nueva tierra?

Según Apocalipsis 21:1 el mar representaba: Potencia y poder, Salmos 93:3-4. La gente mala, Isaías 57:20-21. El peligro y las tormentas de la vida, Mateo 8:23-27. Dudas y temor a lo desconocido, Santiago 1:6. Conmoción e intranquilidad, Jonás 1:4, 10-12. Separación, Deuteronomio 30:11-14 y Jonás 2:1-6. Pero además el mar es el lugar que frecuenta la bestia satánica lea, Apocalipsis 13:1. Es además un lugar que conserva a muchos muertos, Apocalipsis 20:13. Por añadidura en muchas partes de las Escrituras aparece el mar con connotaciones del MAL.

Hay algunas cosas que sabemos, entre ellas que en el Cielo Nuevo y la Tierra Nueva no habrá llanto, no habrá mal, no habrá dolor, no habrá luto, no habrá muerte… ¡no habrá rastros del mal en la nueva creación! Entonces ¿cuál será nuestra recompensa? Estar con Dios es la gran recompensa del cielo. El mayor regalo de Dios, es Él mismo. Lea un momento 1 Timoteo 6:16 y Apocalipsis 22:4. Pero para que esto pueda ser posible, tiene que haber cambios radicales en nuestra naturaleza. La sangre de Jesucristo nos ha dado acceso al salón del trono de Dios y esto es una gran esperanza y un reto, lea Mateo 5:12, Efesios 6:8, 2 Timoteo 4:8, Lucas 15:4-7, Efesios 2:6-7, Filipenses 3:13-14, Hebreos 12:28, Apocalipsis 21:3-5. Creo que estos pasajes resumen de manera maravillosa lo que hemos estudiado durante estas semanas.

Quiero terminar este estudio con un cántico de alabanzas y gratitud a nuestro Dios:
¡Oh SEÑOR, Señor nuestro, Cuán glorioso es Tu nombre en toda la tierra, Que has desplegado Tu gloria sobre los cielos!
Por boca de los infantes y de los niños de pecho has establecido Tu fortaleza, Por causa de Tus adversarios, Para hacer cesar al enemigo y al vengativo.
Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, La luna y las estrellas que Tú has establecido,
Digo: ¿Qué es el hombre para que Te acuerdes de él, Y el hijo del hombre para que lo cuides?
¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles, Y lo coronas de gloria y majestad!
Tú le haces señorear sobre las obras de Tus manos; Todo lo has puesto bajo sus pies:
Todas las ovejas y los bueyes, Y también las bestias del campo,
Las aves de los cielos y los peces del mar, Cuanto atraviesa las sendas de los mares.
¡Oh SEÑOR, Señor nuestro, Cuán glorioso es Tu nombre en toda la tierra!

Salmo 8 NBLH

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Oscar