viernes, 12 de marzo de 2010

Entendamos bien las cosas

Quisiera comenzar esta semana haciendo una especie de repaso para que meditemos un poco en lo que estudiamos la semana pasada. Si usted no estuvo con nosotros, por favor, cierre esta página y vaya a la de la semana anterior en este mismo sitio.
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CUANDO ME PIDEN QUE ORE EN PÚBLICO YO:
____ Me siento muy a gusto
____ Cambio el vocabulario y/o el tono de la voz
____ Deseo que mis palabras ejerzan influencia en los demás
____ Me siento muy asustado
____ Me preocupa lo que los que me están oyendo puedan pensar de mí
____ Tengo que batallar mucho con lo que voy a decir
____ Oro de la misma manera que cuando estoy solo


Por favor vuelva a leer Mateo 6:5

Mientras preparaba este estudio se me ocurrió buscar, para tener una idea, los trabajos o libros publicados sobre la oración, y encontré esta interesantísima información: En Google hay 8, 620, 000 artículos en español que tratan sobre la oración y 91, 000, 000 artículos sobre el mismo tema en inglés. Yahoo por su parte tiene 28, 600, 000 artículos sobre la oración en español y 286, 000, 000 en inglés. La cantidad de libros escritos es también impresionante. Sin embargo, fíjese que la Oración Modelo de Jesús tiene apenas 75 palabras en la versión Reina-Valera 1960. Pero tal vez estas sean las 75 palabras de la Biblia que más mal se han usado e interpretado en toda la historia del cristianismo.

He escuchado en un acto público usar esta oración y pedirles a todos los asistentes, cristianos y no cristianos que la repitan. La he visto colocada en la cabina de un chofer de taxi en Hong Kong y en la gorra de un taxista en Los Ángeles en California. La he visto en un ascensor de un hotel en Seúl, en Corea del Sur y en un tranvía en Melbourne en Australia. Se la he visto en la billetera a un amigo que es miembro de una iglesia evangélica y a un santero vestido de blanco y lleno de collares con cuentas de colores. Una persona me dijo hace poco que si no repite esta “oración” cuando se acostaba, no podía dormir. He visto varias películas en las que ante diferentes situaciones, la gente repite esta “oración”.
Recordando de nuevo algo de lo que vimos la semana pasada, fíjese que esto que Jesús les dio a sus discípulos para que les sirviera como una guía, se ha venido a usar en los tres sentidos en los que veíamos que la oración podía ser mal usada y que por lo tanto no recibía respuesta de Dios:

• Usada en público (La oración FALSA)
• Repetida sin pensar en lo que se dice (VANAS REPETICIONES)
• Y muchas veces no se usa nunca (UNA OBLIGACIÓN)

De manera que la llamada Oración Modelo es susceptible de que se cometan con ella, los tres errores que señalamos la semana pasada.

La Oración Modelo, mal llamada el Padre Nuestro, no es algo para aprender de memoria, para repetir antes de la comida o al ir a la cama, ni tampoco es para repetir muchas veces para expiar los pecados cometidos. Recuerde que dijimos que LA ORACIÓN ES UN HERMOSO PRIVILEGIO QUE NOS PERMITE CONVERSAR CON EL PADRE.
Leamos Mateo 6:9-13

9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. (Reina-Valera 1960, Biblia Ilumina en Español, Caribe-Betania Editores, Usada con Permiso.)

Observe que hay una progresión en esta oración. Comienza con una alabanza, sigue una promesa y va a hacer peticiones y reconocer la autoridad divina del Padre. Es una enciclopedia de oración en setenta y cinco palabras. Note algo más que considero que tiene una importancia vital: ¡Esta oración es de la manera que Jesús quiere que sean nuestras oraciones! Es una comunicación consciente con el Padre en la cual abrimos nuestros corazones y le invitamos a Él a tomar el control de nuestras vidas y a realizar sus propósitos en nuestras vidas y por medio de nosotros, a la vez que nosotros nos comprometemos al avance de su Reino.

He hablado con muchas personas acerca de la oración. Tal vez esta sea una de las doctrinas que menos entienden muchos creyentes, pero sin duda, ¡la que menos creyentes reconocen que no entienden! Déjeme pedirle que busque Juan 15:5. Observe la alegoría usada por el Maestro en un país en el que las uvas son una de las bendiciones de la tierra. ¿Qué dice Jesús que es? ¿Quién dice que somos nosotros? ¿Qué sucede cuando estamos unidos a Él? ¿Qué dice que podemos hacer por nosotros mismos? ¿Se da cuenta? Por nosotros mismos lo único que podemos hacer es ¡NADA!
Entonces, la efectividad de nuestras oraciones ¡NO DEPENDE DE NOSOTROS! Déjeme aclarar lo que quiero decir. Si analiza detalladamente el plan general de Dios para la humanidad, queda claro que el asunto no depende de nosotros sino de Él. Es Dios el que nos salva POR SU GRACIA, NO POR NUESTRAS OBRAS, es decir, no por algo que podamos hacer. ¿De acuerdo? Entonces ¿qué nos hace pensar que la efectividad de nuestras oraciones depende de la cantidad de fe que tengamos? ¿No le parece que es como si fuera necesario que nosotros HICIÉRAMOS ALGO para complementar la gracia de Dios? La efectividad de nuestras oraciones DEPENDE DE DIOS, que es quien nos da la fe para que DEPENDAMOS POR ENTERO de Él. Esta es la fe que nos ayuda a entender la promesa y la advertencia de Jesús en Juan 15:5: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”...

Pienso que Jesús enseñó a orar a sus discípulos para que ellos pudieran enseñar a orar a otros. Lo mismo debemos hacer nosotros. Debemos aprender, para enseñar a otros. ¿Se imagina el poder que pudiera tener el Pueblo de Dios orando de la manera adecuada?

Tengo un amigo editor que es piloto y construyó un pequeño avión en el garaje de su casa. El aparato fue inspeccionado por las autoridades aeronáuticas y le concedieron el permiso de vuelo. No obstante, cuando el avión tiene ciertas horas de vuelo, debe ser sometido a una rigurosa inspección. Este amigo es una persona muy intranquila y siempre anda a la carrera. Sin embargo, da gusto verlo inspeccionar el avión antes de salir de vuelo. Es un aparato pequeño que él construyó con sus manos. Casi recuerda cada tornillo y cada remache que puso, pero sigue meticulosamente un protocolo de inspección del avión. De la misma manera, cuando se sienta en el puesto del piloto, y antes de arrancar el motor de la nave, cheque meticulosamente cada uno de los controles y manómetros. Un día le dije: “¿Dale y tú siempre haces este tipo de chequeo? A lo que me respondió: “más me vale que lo haga”. Así que a pesar de su experiencia como piloto y de conocer el avión pulgada a pulgada, el sigue un protocolo con instrucciones para no cometer algún fallo que pudiera ser fatal.

Observe que Jesús también nos ha dado un protocolo de oración. No importa cuántas horas de práctica de oración usted tenga, esto no es suficiente para olvidar sus instrucciones. Así que amárrese su cinturón y prepárese que juntos vamos a despegar en este emocionante viaje que nos llevará a aprender a orar. ¡Allá vamos!

Hace unos años, tenía que viajar constantemente por razones de trabajo. Viajaba tanto, que algunos días cuando despertaba, me tomaba un tiempo darme cuenta de dónde me encontraba. Tenía estatus de oro y platino en casi todas las mayores líneas aéreas de los Estados Unidos, lo cual me daba acceso a entrar al avión junto con los pasajeros de primera clase. No obstante, por mi naturaleza intranquila, siempre tenía el temor de llegar tarde. En más de una oportunidad me encontré en la línea para abordar el avión sin que se hiciera el anuncio tan esperado de que se comenzaría a abordar la aeronave. No sé si se ha dado cuenta de que para que se forme una fila en un aeropuerto, solo hace falta que un desesperado como yo y alguien más se pongan en línea. En esas ocasiones, terribles para mí por la incertidumbre de no saber lo que pasaba, en más de una ocasión me dirigí al empleado de la aerolínea para preguntarle qué pasaba. En el 150% de los casos, descubrí que estos empleados sabían tan poco como yo. ¡Pero eso no era suficiente para calmar mi ansiedad! De todas formas, saber lo que pasaba no iba a cambiar en lo más mínimo la situación, pero en aquellos momentos, en verdad yo no pensaba de esa manera. Analizando las cosas fríamente, aquella actitud mía, estaba centrada en mí y no en Dios. Poco a poco Dios fue obrando en mí, mostrándome que en realidad era que yo no CONFIABA plenamente en SUS PLANES para mi vida. En realidad, Dios en su omnisciencia sabía que el avión iba a estar retrasado, o por algún motivo especial, deseaba que yo me retrasara.

Poco a poco fui comprendiendo que Dios podía tener actividades que quería que yo realizara bajo determinadas circunstancias. Recuerdo dos o tres historias muy especiales. En una ocasión viajaba de regreso desde California y debía hacer una conexión en el aeropuerto de Denver en Colorado. Nuestro vuelo se retrasó a causa de un mal tiempo y al llegar, ya nuestro vuelo se había ido. De manera que fuimos reagrupados en otros vuelos de acuerdo a nuestros destinos. Yo tuve que volar a Houston para de allí tomar otro avión hasta Tennessee. Al llegar a Houston, encontré que todos los vuelos estaban retrasados por el mal tiempo. Para ese entonces, ya yo no cabía en la ropa. No podía ni siquiera usar mi computadora portátil pues ya la batería se había agotado. Estaba cerca de comenzar a dar gritos. Cuando al fin abordamos el avión, con el propósito de calmarme y no perder los estribos, comencé a leer un Nuevo Testamento de bolsillo que siempre llevo conmigo cuando viajo. No habían pasado diez minutos cuando una jovencita, que estaba sentada a mi lado, rompió a llorar y entre sollozos me preguntó si yo era cristiano. Lo primero que vino a mi mente fue una pregunta: ¿Señor, qué hice? La joven me dijo que ella había estado suplicando que alguien le explicara cómo se podía ser cristiana pues pensaba que esa era la única manera en la que podría enfrentar las cosas que le estaban sucedido.

Ni tardo ni perezoso, usando mi Nuevo Testamento, comencé a presentarle el Plan de la Salvación, y casi antes de terminar de hacerlo, ella me dijo: “Yo le quiero entregar lo que queda de mi vida a Cristo”. Oramos, y el resto del viaje lo empleé en contestar las preguntas de la joven que quería aprender el evangelio de un tirón. Al llegar a Nashville le regalé mi Nuevo Testamento pues ella seguía en el avión para Chicago. Nunca más he sabido de ella, pero estoy seguro que algún día en el cielo, nos encontraremos. Esa noche, a pesar del cansancio y a pesar de que soy de los que se pueden dormir hasta de pié, no pude dormir. Me horrorizaba al pensar cómo Dios había arreglado las cosas para que aquella jovencita pudiera escuchar el mensaje de la salvación aquel día. Cómo Dios en su infinito amor y gracia, me había seleccionado a mí para ser su EMBAJADOR, y cómo yo en mi estupidez y arrogancia, casi lo hecho todo a perder por mi apuro.

¿Qué tiene esto que ver con la enseñanza de Jesús sobre la oración? Pues mucho, esta y otras muchas experiencias, me han llevado a comprender que cuando el Señor en su oración dijo: “venga tu Reino” en cierta forma estaba dando a entender que si queremos ser efectivos en la oración, tenemos que estar dispuestos a ser elementos dóciles en las manos de Dios para que su Reino crezca y se consolide en la tierra. Observe que lo primero que hace Jesús es un reconocimiento y seguidamente eleva una alabanza: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. Cuando seamos capaces de darnos cuenta de que Dios se preocupa por nosotros y que nada se escapa a su control, aun los vuelos retrasados y las conexiones perdidas, entonces seremos capaces de poder decir: Señor ayúdame a ver la actividad de tu Reino en medio de estos pasajeros enloquecidos que no saben cuándo van a poder salir de este insoportable aeropuerto. Entonces podremos decir: Señor, cualquier cosa que Tú deseas que haga, yo estoy listo para hacerla…

¡Señor, enséñanos a orar!

1 comentario:

  1. Coincido plenamente con vos en el hecho que la oracion dejada como ejemplo por Jesús ha sido usada en muchos casos de mala manera. He encontrado un estudio de la misma que me parecio interesante. Voy a buscarlo y te lo envio.
    Gracias por tu trabajo en lo Eterno para con todos nosotros,

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Le agradezco mucho su comentario.
Oscar