domingo, 13 de junio de 2010

Algo más sobre la oración

Hemos pasado algunas semanas estudiando la respuesta que Jesús le dio a sus discípulos cuando estos le pidieron que los enseñara a orar. Voy a emplear algún tiempo más en este importante asunto, analizando algunos aspectos de la oración. Sabemos que Jesús oraba ante cada decisión importante que debía tomar. A pesar de ser Dios encarnado; pasaba mucho tiempo en oración con el Padre y ensenó a sus discípulos a orar al Padre. Los judíos en los tiempos de Jesús oraban varias veces al día.

En el Nuevo Testamento en griego se usan diferentes palabras en referencia a la oración. Se usa la palabra: eucomai (εὔχομαι) que se traduce como orar a Dios. La encontramos usada con este significado en 2 Corintios 13.7, 9; en Santiago 5.16 y en 3 Juan 2. Hay ocasiones en las que, como en este último pasaje, y en Hechos 26.29; Hechos 27.29 y Romanos 9.3, la palabra eucomai se traduce implicando deseo. Sin embargo, en estos casos, siempre la oración aparece y está implícita en ello.

Otra palabra que aparece con mucha frecuencia es proseucomai (προσεύχομαι), que se traduce como orar. Esta palabra se utiliza siempre haciendo referencia a la oración a Dios, y es el término que se usa con mayor frecuencia, especialmente, en los llamados Evangelios Sinópticos y en el libro de Hechos. También aparece usada con este sentido, en Romanos 8.26; Efesios 6.18; Filipenses 1.9; 1 Timoteo 2.8; Hebreos 13.18; Judas 20. Generalmente se traduce como orar pero también en alguna ocasión se ha traducido como «pedir». TAL VEZ por esta razón algunas personas INCORRECTAMENTE hayan llegado a asociar y hasta a identificar a la oración con la acción de PEDIR. Orar puede implicar petición, pero es mucho más que eso, tal vez la petición sea el aspecto más usado, pero no es el más importante.

Hagamos una comparación con nuestros hijos. Es verdad que cuando nuestros hijos necesitan algo, vienen a su padre; lo cual no implica que cada vez que un hijo se nos acerque a su padre, sea para pedirle alguna cosa. La mayor parte de las veces nuestros hijos no nos tienen que pedir, pues nosotros conocemos sus necesidades y las suplimos. Nuestro hijos se acercan para contarnos su triunfos y sus fracasos, sus sueños, sus anhelos, y con frecuencia, para hacernos sentir contentos con algo que saben que nos agrada y muchas veces simplemente para decirnos cuanto nos quieren. Como dijo el Señor, si nosotros siendo malos somos capaces de darles buenas cosas a nuestros hijos, cuanto más nuestro Padre que está en los cielos sabrá darnos buenas cosas. Nosotros también, como hacemos con nuestros padres terrenales, sobre todo en nuestra infancia, debemos llegar a nuestro Padre celestial en oración y abrirle nuestro corazón y decirle lo mucho que lo amamos.

Otra palabra que se usa en el Nuevo Testamento es deomai (δέομαι) que generalmente se traduce como rogar. También ha sido traducida como “orando” en Lucas 21.36 y también como “hubieron orado” en Hechos 4.31; ha sido traducida también con sentido de pasado en Hechos 10.2 “oraba” ; y en 1 Tesalonicenses 3.10 se traduce como si fuera un gerundio “orando”. Pero a pesar de esto, el uso más generalizado en el Nuevo Testamento de la palabra deomai es rogar.

Una última llamada de atención es que la palabra Parakaleo, que generalmente se usa para expresar la idea de llamar a alguien en ayuda de uno, se traduce como el verbo proseucomai (orar) en la versión de la Biblia llamada Reina Valera Revisada en Mateo 26.53: “¿Acaso piensas que no puedo ahora [Parakaleo] orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? En esta misma versión de la Biblia se traduce el sustantivo proseuque, que generalmente se traduce como la palabra “oración”, como si fuera el gerundio “orando” en Lucas 6.12: “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche [proseuque] orando a Dios.”

En el llamado Diccionario Hispanoamericano de la Misión, Pablo A. Deiros define la oración haciendo una interpretación muy interesante. Dice así el referido texto: “Oración es el ofrecimiento de adoración, súplica, confesión y otro tipo de comunicaciones a Dios (o dioses), de manera pública o privada, con o sin palabras. […] Es el corazón de la vida cristiana, pues ésta no es otra cosa que una relación con Dios, y la oración es la expresión más característica de esa relación”.

Sabemos que la oración es la manera que tiene el hombre de comunicarse con Dios. Esta comunicación se establece a partir de ciertos principios. Es esencial que el hombre tenga la seguridad de la existencia de Dios. El que no cree, no puede pedir a lo que no existe, por eso es necesario que el que se acerque a Dios crea, sin dudar, que Él existe y que “es galardonador de los que le buscan”, Hebreos 11.6. Hay muchas cosas que no podemos entender relacionadas con la divinidad, porque nuestra mente humana es incapaz de discernir las cosas eternas. Yo no puedo entender a cabalidad que Dios sea una persona con la cual me puedo comunicar y tener comunión y que sea a la vez el Dios que contesta mis oraciones. No lo puedo entender, pero lo creo. Eso es fe. Por eso dice en la epístola a los Hebreos que “sin fe es imposible agradar a Dios”. Por medio de la oración los creyentes le expresan a Dios sus más íntimos secretos, le dan a conocer sus pensamientos, le dicen lo que sienten, le comparten lo que aspiran o desean, le expresan sus temores y sus esperanzas y le dejan saber sus estados de ánimo, y además le expresan su adoración.

Vamos a ver brevemente, en una especie de vistazo panorámico, el uso que se hace de este término y lo que significa. Comenzando con el libro de Génesis, en el capítulo 3 la conversación que Dios tiene con Adán nos da a entender que existía un gran grado de confianza e intimidad. Luego en el capítulo 4 de Génesis, después de la caída, y después del nacimiento de Enós, dice en el versículo 26: “Entonces comenzó a ser invocado el nombre del SEÑOR”. La palabra hebrea “quara” [קרא ] que se traduce como invocado no es la usada, por lo general, para la palabra “oración”. La palabra “quara” expresa la idea de una especie de encuentro amistoso o reunión de amigos. Esta es la primera referencia que aparece en la Biblia que puede ser entendida como un acto de oración a Dios.

Seguimos en nuestro rápido viaje por el libro de Génesis y en Génesis 5.22 dice: “Enoc caminó con Dios”… La palabra halak [יִּתְהַלֵּךְ ] se traduce 217 veces como caminar en el Antiguo Testamento y puede llevar implícita la idea de ir con alguien por un camino compartiendo ideas y conversando. Lo cual nos lleva a pensar que esta referencia, en el caso de Enoc, nos indica la vida de oración que llevaba Enoc. No quiero comenzar a establecer conclusiones, pero le llamo la atención y le pido que anote en algún lugar para que se dé cuenta que incluyendo a Jesús, que fue Dios mismo hecho carne, desde las primeras páginas de la Biblia, toda decisión importante, todo hecho relevante, toda provisión, está indisolublemente asociada a la oración, y esta siempre presenta ciertas características que debemos de tomar en consideración, entre la que se destaca el hecho de que siempre va dirigía a Dios (JVHV) el Padre.

Siguiendo nuestro vistazo nos encontramos que Noé edificó un altar a Dios después del diluvio, en Génesis 8.20 dice: “Entonces edificó Noé un altar a Jehovah, y tomando de todo cuadrúpedo limpio y de toda ave limpia, ofreció holocaustos sobre el altar”. ¿Qué pudiera significar este hecho después del diluvio? Observe que en Génesis 12.7 vemos que Abraham (Abram) hizo lo mismo: “Y se apareció Jehovah a Abram y le dijo: ‘A tu descendencia daré esta tierra’. Y él edificó allí un altar a Jehovah, quien se le había aparecido”. ¿Por qué y para qué edificarían un altar a Dios? Me parece ver desde el principio del Génesis una estrecha relación entre el sacrificio y la oración. Tal vez algún día escriba una serie de estudios sobre los sacrificios. Si queremos entender la doctrina de la oración, tenemos que entender y comprender muy bien el sistema de sacrificios del pueblo de Israel antes de Cristo, que nos presentan los cimientos sobre los cuales se establece esta doctrina en la iglesia del Nuevo Testamento. Estoy convencido de que los sacrificios fueron un método usado por Dios para enseñar a su pueblo, la importancia que tenía el Sacrificio perfecto que ofrecería su Hijo en beneficio de ellos y de toda la humanidad, abriendo así la posibilidad de que por medio de ese sacrificio perfecto, nos podamos comunicar con Él en oración. Así vemos que desde antes de los Patriarcas, cuando el hombre se acercaba a Dios, en primer lugar reconocía la SANTIDAD de este, y como un medio de EXPIACIÓN, que le permitiera acercarse a la presencia santa del Dios Santo, ofrecía una víctima propiciatoria.

La primera vez que en la Biblia se hace una referencia específica a una oración es en Génesis 14.18-20: “Melquisedec, “rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino” y bendijo a Abraham, diciendo: 'Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo...” Este Melquisedec es una figura clave en la Biblia. Es una especie de tipo de Cristo, ya que Jesús fue “sacerdote según el orden de Melquisedec”. ¿Había notado que Jesús no descendió de la tribu de Leví que era de cual procedían los sacerdotes de Israel, y sin embargo es nuestro sumo sacerdote?

Los seres humanos, desde la caída, siempre hemos sido juguetes en manos de las huestes del diablo. Una de las armas más eficaces que usan, en nuestra contra, es la duda. El futuro siempre ha sido un misterio, por eso encontramos en la Biblia que los santos hombres de Dios, con frecuencia, le pedían a Dios que les diera alguna señal que les ayudara a tener la seguridad de que algún acontecimiento se produciría en el futuro.

Por esta razón Abraham le pidió a Dios que le diera una señal para asegurarse de que la promesa de darle la tierra se cumpliría busque en su Biblia Génesis 15.8–17. Dice Génesis 15.7-8 “Entonces le dijo: —Yo soy Jehovah, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra como posesión. El respondió: —Oh Señor Jehovah, ¿cómo sabré que yo la he de poseer? ¿Notó quién es el que hace esta pregunta? Es nada más y nada menos que alguien a quien se le llamó el “amigo de Dios” y en cada ocasión que se registra algunas de sus oraciones en la Biblia, resulta, sin dudas de alguna clase, muy apropiado este nombre.

Permítame decirle que tengo la absoluta convicción y la certeza de que Dios oye las oraciones de sus santos. Cualquiera que sea la forma que estas tomen, bien sean peticiones, acciones de gracias, alabanzas, adoración, meditación e intercesión etcétera. Hay un caso clásico de petición en la Biblia cuando Jacob en Bet-el hizo un voto. Este hecho se registra en Génesis 28.20-22: ”E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”. Aquí encontramos además un voto que es una promesa que se hace a Dios en oración. Jacob pidió la ayuda de Dios para el futuro y prometió su lealtad y servicio a Él.

La semana próxima vamos a hablar un poco sobre los diferentes tipos de oración.


1 comentario:

  1. me deleito grandemente con esta preciosa palabra tan bien explicada, gracias por bendecir mi vida.

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Le agradezco mucho su comentario.
Oscar