domingo, 4 de septiembre de 2011

Aférrese al evangelio sin transigir

En estos días es frecuente escuchar a los pastores y líderes eclesiásticos lamentarse por el estado en el que están algunas iglesias. Los elementos que la integran, en ocasiones parece como si hubieran perdido su conexión con el Creador. En muchos lugares se levantan líderes y se predican y enseñan doctrinas que se apartan mucho de las enseñanzas de la Biblia. ¿Qué está pasando? Nos preguntamos muchas veces. Y siempre hay hermanos que tienen una explicación sencilla para este fenómeno y dicen: “la venida del Señor está cercana”.

Pudiéramos estar hablando mucho tiempo sobre este tema. Pudiéramos analizar muchas variantes y modalidades. Pero lo que no debemos pasar por alto, es que este no es un problema nuevo en la iglesia cristiana, aunque tal vez lo sea para nosotros. Quizás hayamos tenido una visión “idealizada” de la iglesia o tal vez no consideramos todas las posibilidades.

En el primer siglo de la iglesia cristiana, al parecer este fue un problema que se presentaba frecuentemente en las iglesias. El apóstol Pablo escribió una carta a las iglesias que estaban en Galacia que nos ayuda a afirmar lo que acabamos de decir. Es probable que Pablo haya escrito su carta a los gálatas alrededor del año 48 – 52 de esta era. Galacia era entonces una gran provincia romana que estaba ubicada en lo que hoy es el centro de Turquía. En su primer y segundo viajes misioneros (Hechos 13.13–14.24; 18.23) Pablo estableció iglesias tanto en el norte como en el sur de Galacia. Todo parece indicar que poco tiempo después de que Pablo se fue, en Galacia aparecieron falsos maestros y con sus enseñanzas erróneas apartaron a algunos creyentes, haciendo que los mismos cayeran en errores doctrinales. ¿Algún parecido con los tiempos modernos? ¿Conoce alguna historia de este tipo? Pablo escribió una carta muy directa a las iglesias de Galacia con el propósito de animarlas a regresar a la verdad. Veamos lo que dice Gálatas 1.6-10

6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.


Pablo les dice que las noticias que había recibido lo habían dejado "maravillado". ¿Por qué se habían alejado tan pronto del que los había llamado por la gracia de Cristo? ¿Adónde se habían ido? A seguir un evangelio diferente. Pablo les había predicado a los gálatas y por medio de su mensaje Dios los había llamado a recibir una nueva vida por la gracia de Cristo. Pero ahora, ellos se estaban yendo tras otro evangelio. La palabra que en el v. 6 se traduce “diferente” designa algo de una clase totalmente distinta. Su significado contrasta con el de la palabra otro que se utiliza en el v. 7 y que designa a otro de la misma clase. En resumen, Pablo les estaba diciendo a los gálatas que al ceder ante los falsos maestros, habían abandonado por completo el único evangelio verdadero, el evangelio de Cristo; no es que hubieran adoptado una forma ligeramente diferente de él. Pablo describe a los falsos maestros como algunos que os perturban. De hecho, afirma que esos perturbadores querían pervertir el evangelio de Cristo. Es posible incluso, que algunas veces la gente asuma este papel sin darse cuenta o tener conciencia de lo que están haciendo.

¿Cuál era el evangelio que Pablo predicaba? Eran las Buenas Nuevas y estas eran una buena noticia, precisamente porque las malas noticias eran terriblemente malas. La Biblia nos dice que Dios ha revelado Su ira “contra toda impiedad e injusticia de los hombres” (Romanos 1.18). Todos “pecaron, y están destituidos” de la perfecta y justa medida de Dios (3.23), pero Dios ha suplido nuestra profunda necesidad espiritual por medio de Su Hijo, el Señor Jesucristo. Por Su muerte en la cruz, Jesús satisfizo la ira de Su Padre contra el pecado y aseguró la salvación de todos los que ponen su fe en Él (vea los vv. 24-25). La salvación se produce cuando una persona reconoce su condición de pecado, confiesa sus pecados a Dios y, con arrepentimiento, pone su fe en Jesucristo y Su obra salvadora. Este es el único evangelio verdadero; ningún “evangelio” puede ser una buena noticia si no es verdadero, por bueno que parezca. Así que el evangelio de Cristo es buenas noticias, no solo porque la noticia que trae es buena, sino ¡porque es cierta!

Pablo enfatiza la importancia de mantener una doctrina correcta: Mas si aun […] un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. La palabra que se traduce “anatema” es muy fuerte, e invoca un juicio divino sobre cualquier persona que comprometa el evangelio. De hecho, en el v. 9 Pablo repite casi literalmente estas palabras para subrayar cuán en serio deseaba que los corintios tomaran su mensaje. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito, dice Pablo. Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pablo estaba pasmado, y con razón, de que los gálatas se desviaran a algo que no era la verdad que habían recibido originalmente acerca de Cristo.

Los creyentes de hoy debemos ejercer el discernimiento cuando escuchamos a predicadores cristianos, de manera especial cuando lo hacen en la radio o la televisión. Tenemos que estar alertas a las enseñanzas que pueda estar dando un maestro de la Escuela Dominical o un líder de un grupo pequeño de estudios bíblicos y aun cuando escuchamos música cristiana. No quiere decir que nos tenemos ahora que volver paranoicos, pero llamo la atención en que es necesario discernir lo que escuchamos porque no se puede creer todo lo que dicen, algunos que se llaman "mensajeros" de la Palabra de Dios. NOSOTROS debemos pasar tiempo leyendo y estudiando la Biblia. No podremos temer el nivel de crecimiento espiritual que Dios desea que tengamos si solo obtenemos nuestra enseñanza bíblica por lo que escuchamos que se dice desde el púlpito y lo que dice el maestro de la Escuela Dominical. Pasar un tiempo leyendo la Biblia con regularidad nos ayudará a comprender los planes de Dios para nuestra vida. Cuando hayamos comprendido bien Su plan, será más fácil para nosotros aceptarlo y seguirlo con celo. Lamentablemente, hoy día hay muchas personas que el único contacto que tienen con la Palabra de Dios es lo que escuchan que dicen los predicadores de la televisión.

No me mal interpreten, no estoy en contra del uso de la televisión como un medio para propagar el evangelio. Estoy en contra de los que tergiversan el evangelio para que se acomode a lo que ellos quisieran que fuera y lo enseñan, bien sea en la televisión, en el radio, o en una iglesia local. Hace unos años recorrió como una epidemia las tierras de América Latina, la llamada teología de la liberación. Hoy esta ha cedido paso a lo que llaman "el Evangelio de la Prosperidad". No hace mucho que escuché a uno de estos falsos maestros diciendo: "Si usted quiere un Mercedes Benz del ultimo año y del último modelo, pídalo que Dios de lo va a dar…" Claro que dios tiene poder para eso y hasta para darle un avión, aunque usted no sea piloto. Pero no se trata de cuanto poder tiene Dios para realizar sus planes y su propósito. Se trata de que no hay un solo lugar en la Biblia en la que aparezca que Dios contestó a una petición de este tipo. Tal vez el personaje bíblico más próspero fue Salomón, pero él no pidió riquezas, el pidió SABIDURÍA…

Pablo plantea una pregunta: Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? La pregunta es retórica; él deseaba seguir los planes de Dios. No deseaba que Dios evaluara sus motivos como simples esfuerzos para agradar a los hombres. Es que Pablo tenía que elegir entre buscar el favor de los hombres y buscar el favor de Dios. Sus contundentes palabras: Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo, subrayan la decisión crucial que, en realidad, todos los que decimos ser seguidores de Cristo debemos enfrentar. Los líderes deben tener cuidado de no darles a las personas solo lo que ellas desean escuchar. Todos los creyentes sentirán la tentación de aligerar el evangelio para hacerlo más agradable y atractivo. También se verán tentados a hacer concesiones en su forma de vivir para agradar a los demás. Pero seguir los planes de Dios significa aferrarse sin transigir al evangelio y hacerlo conocer tanto como sea posible.

Promover cualquier otra cosa, o algo menos como el camino para llegar a Dios, es promover algo que realmente no es evangelio, aunque con frecuencia lo llamemos así. La buena noticia de Cristo no tiene origen humano, sino proviene del Señor mismo (Gálatas 1.11-12).

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Oscar