sábado, 7 de abril de 2012

Hablando de una tumba

LUCAS 10.19

Por Max Lucado en El trueno apacible

Muchos actores aparecen en el escenario del Getsemaní. Judas y su traición. Pedro y su espada. Los soldados y sus armas. Y aunque estos son muy importantes, no son fundamentales. El encuentro no es entre Jesús y los soldados; es entre Dios y Satanás. Satanás se atreve a entrar incluso en este otro huerto, pero Dios se impone y Satanás no tiene salida.
Satanás cae ante la presencia de Cristo. Una palabra de sus labios, y el ejército más poderoso del mundo se desbaratará.
Satanás calla ante la proclamación de Cristo. Ni una sola vez habló el enemigo sin que mediara una invitación de Jesús. Satanás no tiene nada que decir delante de Cristo.
Satanás está indefenso ante la protección de Cristo.
Cuando Jesús dice que te guarda a salvo, es verdad porque lo hará. El infierno tendría que pasar a través de Él para que llegara a ti. Jesús puede protegerte. Cuando Él dice que te llevará a casa, Él te llevará a casa.
Fin


Jardín de la Tumba en las afueras de Jerusalén

Son famosas las pirámides egipcias porque contienen los cuerpos momificados de los antiguos potentados egipcios. La Abadía de Westminster, en la ciudad de Londres, Inglaterra, es renombrada porque en ella descansan los restos de los nobles y notabilidades inglesas. El Cementerio de Arlington en la ciudad de Washington, Distrito de Columbia, EE. UU. es reverenciado porque es el honroso lugar donde descansan los restos de muchos americanos prominentes. Entre la tumba de Cristo y estos lugares que se acaban de mencionar existe una diferencia tan grande como la que existe entre la noche y el día. Estos lugares son famosos y atraen visitantes de cerca y de lejos por lo que contienen; mientras que la tumba de Cristo es famosa por lo que NO CONTIENE.

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Oscar