miércoles, 20 de agosto de 2014

Un llamado a mis hermanos de Ministerio

Por Dr. Óscar J Fernández


Para muchos de ustedes, la predicación de la Palabra de Dios es su mayor pasión. Hay muchas maneras de compartir el evangelio y todas son útiles y válidas. No importa la metodología que usted utilice, lo verdaderamente importante es compartir el mensaje de la Gracia de Dios.
Piense que el breve tiempo que estamos en la tierra, es el único momento que existe para decidir dónde se va a pasar la eternidad. Sus amigos, conocidos, parientes y familiares cercanos, todos por igual enfrentan esta dramática decisión.
Pero esto no es algo nuevo para usted, ¿verdad?
Lo que deseo es llamarle la atención a una manera de compartir el evangelio de la salvación, desde la comodidad de su hogar, y sin costo alguno. Esto no es en una forma de abandonar los métodos que usted está utilizando en la actualidad, sino otra manera efectiva que puede incorporar.
Nunca en mi vida ministerial he tenido la oportunidad de predicarles a más de 50,000 personas, tal vez Dios le ha usado a usted para ser eso. Sin embargo, Dios puso en mi corazón la idea de usar los llamados Medios Sociales de Comunicación para compartir su palabra.
Desde que me lancé en esta aventura, he tenido un interesante camino que he recorrido. Este blog en el que usted está, ha sido leído por más de 100,000m personas desde su puesta en funcionamiento.
¿Qué me ha costado? Solo un poco de tiempo. ¿Qué resultados ha dado? Lo sabremos algún día cuando estemos en la presencia de Cristo.
Le animo a que abra un blog bien el Blogger o Wordpress. Escriba cada vez que venga una idea a su mente. Publique los mensajes que predica cada domingo. No se canse, tal vez al principio no tenga muchos lectores, pero con el tiempo se sorprenderá. Hoy por hoy, más personas son tocadas por lo que  enseño cada semana en el blog que en mi iglesia, unas 800 personas como promedio.

Haga la prueba. Es verdad que el internet está lleno de pecados y vicios, luchemos y cambiemos esa triste en realidad y convirtámoslo en un lugar que sirva para bendecir y salvar.

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Oscar