jueves, 3 de septiembre de 2015

Este es el final de la historia


Apocalipsis 21:1-7

¿Cuál es la parte más emocionante en una boda?
¿Recuerda alguna boda en especial? ¿Qué la hizo diferente para usted?

Introducción: Después de ver en  Apocalipsis 20:11-15 la descripción del juicio, la escena cambia para Apocalipsis 21 donde vemos a Dios renovando todas las cosas.
Juan vio algo muy esperado y nunca antes visto: La Ciudad Santa, La Nueva Jerusalén llegando. Venía arreglada como una novia se prepara y adorna para presentarse ante su esposo. La imagen debió de cautivar la atención del apóstol, al punto de hacer olvidar todas las penalidades que estaba sufriendo en el destierro que se le había impuesto en la Isla de Patmos.
Juan era parte de esta Nueva Jerusalén que junto con el pueblo de Dios venía descendiendo del cielo, y justo esto es lo que los creyentes debían y deben esperar de la vida que vendrá, en la cual todo será hecho nuevo por Dios.
Contexto: Recordemos algo de lo que hemos visto para llegar hasta aquí:
En Apocalipsis 5:1-14 vimos la aparición de un Cordero inmolado en medio del salón del trono. Es decir, Él había entregado Su vida en sacrificio y había resucitado de la muerte. Vimos que Jesús está al comienzo y al final de la historia y que Él es el Rey de reyes y el Señor de señores quien es merecedor de ser alabado y adorado por toda la humanidad.
En Apocalipsis 9:1-12 vimos aparecer una plaga de langostas de características especiales que subían desde las profundidades del abismo, y aprendimos que habrá un juicio temporal y un juicio final y que Jesús librará a todos los que le pertenecen a Él de ese juicio.
En Apocalipsis 12:1-17 vimos a Jesús venciendo a Satanás. Aquí aparece el “dragón” tratando de matar al hijo de la mujer. La larga lucha de Dios y el bien contra Satanás y el mal tienen un vencedor: ¡El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!
En Apocalipsis 21-22 nos asomamos a cómo será el capítulo final de la historia –La eternidad--. Vemos y escuchamos algunas cosas maravillosas. La historia termina bien. El pueblo de Dios puede mirar hacia el futuro cuando todo será restaurado en el nuevo cielo y la nueva tierra.




La nueva provisión de Dios
Apocalipsis 21:1-2

Génesis 1:31 Dios vio que todo lo que había hecho era bueno. Esa no es la realidad actual. De manera que en el acto final, se muestra un nuevo cielo y una  nueva tierra que son perfectos en todos los sentidos y que serán habitados por todos los seguidores de Cristo.
Apocalipsis 21:1
 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
De esta afirmación de Apocalipsis surge una pregunta que se ha debatido por muchos siglos en la iglesia cristiana y por los eruditos bíblicos: ¿Se trata de la renovación o restauración de los elementos que integran la tierra y los cielos o se trata de una nueva creación a partir de la nada como la primera creación?
Probablemente ni el miso Juan conocía la respuesta, y si la conocía, no la expresó claramente. Observen que se dice que el mar no existirá en la nueva creación. El mar se ha visto en la Biblia como un lugar de caos y pecado. (Vea Isaías 57:20). Igualmente la noche suele verse bíblicamente como una fuente de mal (Vea 1 Tesalonicenses 5:5-7).
 Apocalipsis 21:2
 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
¿Cómo será la Nueva Jerusalén?
¿A que se estaba refiriendo Juan?
Debemos recordar la Jerusalén del año 950 a.C. con Salomón en el trono de Israel y el Templo recién construido con todo su esplendor.
La imagen de la novia se asocia con la iglesia de Cristo, es decir, con los seguidores del Cordero.
Celebrando la presencia de Dios
Apocalipsis 21:3-4

Ya antes habíamos visto que después de una visión maravillosa una voz del cielo explica a Juan lo que ha visto. Ahora nuevamente, después de presenciar el descenso de la Jerusalén celestial, una voz que al parecer proviene del salón del trono, pasa a explicarle a Juan lo que ha visto anteriormente.
Apocalipsis 21:3
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
La palabra “morará” se remonta al santuario que Dios le dio al pueblo de Israel en el Monte Sinaí (Éxodo 25:8-9 y Levítico 26:11-12). En el siglo 6 a.C., el profeta Ezequiel tuvo esta visión vea Ezequiel 37:27 y Jeremías 31:33 y 32:38).
Cuando Jesús vino a la tierra el concepto de la presencia de Dios habitando entre nosotros adquirió un nuevo sentido: Juan 1:14. El apóstol Pablo avanza el concepto en 2 Corintios 6:16, ahora Juan tiene una visión del cumplimiento total señalándolo con el ELLOS.
Apocalipsis 21:4
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
El compañerismo perfecto con Dios se manifestará con bendiciones impensables. El sufrimiento es una de las consecuencias del pecado. Entró en el mundo con el pecado y ahora es abolido con el pecado.
Pablo declara que el último enemigo que será derrotado es la muerte vea 1 Corintios 15:26. No habrá más lágrimas, vea Isaías 25:8.

El cumplimiento de la promesa
Apocalipsis 21:5-7
Ahora Juan escucha otra voz que viene del que está sentado en el trono. Y tal vez este sea el mensaje más importante de todos los que ha escuchado Juan hasta ahora: El mismo Señor le asegura a Juan que todo lo que ha visto y oído sobre la Nueva creación se cumplirá de esa manera. Sin embargo el Señor tiene unas palabras finales para todos aquellos que escuchen las palabras finales de este libro con el que se cierran las Escrituras: Jesús le ofrece la vida eterna a todos los sedientos (Es decir a aquellos que reconozcan su necesidad.) que pongan su fe en Él y perseveren hasta el fin.
Apocalipsis 21:5
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Observe que ahora el que está sentado en el trono no habla como juez, sino como Redentor y Creador. La primera creación vino como parte del plan de Dios y la segunda creación también es parte de Su plan.
El que habla promete que Él hará nuevas todas las cosas. Lea Isaías 65:17-19 y compárelo con lo que dice Juan 14:2.
No hay dudas, todo está claro, no hay engaños. ¡Así van a suceder las cosas!
Apocalipsis 21:6
Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
Lea Colosenses 1:16.
Dios promete la vida eterna, lea Isaías 55:1 y Juan 7:37-38. Jesús hace esta gran invitación usando la metáfora de la sed y el agua que sale para vida eterna del Trono. Para nosotros tal vez resulte poco interesante la imagen del agua. Pero para las personas que vivían en el siglo 1, en especial en Israel, el agua era vital y esencial para la vida, y era algo muy apreciado.
Apocalipsis 21:7
El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
El versículo 8 describe el destino de todas aquellas personas que no han entrado en una relación con Jesucristo. Al final hay solo dos opciones. Dos destinos. El versículo 8 describe lo que les pasará a los que rechazan al Cordero.
El versículo 7 en contrate presenta la otra opción, el final de los que han recibido a Cristo como Señor y Salvador.
Hay una hermosa relación con Romanos 8:14-17.

¡No existe alguna historia con un mejor final que la historia redentora de Dios!

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Oscar