sábado, 5 de septiembre de 2015

Mire hacia adelante


Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con
diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. 2 Pedro 3:14



Una de las armas favoritas del enemigo es llevarnos de vuelta a los lugares de donde salimos. La Biblia está llena de ejemplos y nuestros días están llenos de retos que el maligno trata de hacernos para que erremos el camino y nos llenemos de pesar y dolor.
  Uno de los consejos que recuerdo de cuando me encontraba en mis años universitarios y tenía que hacer deportes era que el entrenador siempre nos decía, cuando participábamos en competencias de carreras de velocidad, que nunca miráramos atrás, pues esto nos hacía perder la concentración y nos atrasaba el paso. Mantengan la vista fija en la meta que desean alcanzar, nos decía.
     Cuando empecé a aprender a montar en bicicleta mi padre agarrando la bicicleta por el asiento me decía, no mires a las ruedas, no mires hacia atrás. Más de una vez acabé en el suelo cuando mi “racionalidad extrema” me decía que yo no podía mantenerme sobre dos ruedas y miraba hacia atrás para comprobar si mi padre estaba sosteniendo la bicicleta.
    Cuando leo este pasaje de 2 Pedro me parece estar escuchando a mi entrenador. Pedro nos ha estado alentado a esperar confiados el regreso de Cristo que será sorpresivo y sin avisar. Y nos da un atisbo de las cosas que sucederán. Su regreso es inminente en los tiempos de Dios. Y nosotros debemos mantener nuestra vista fija en la meta sin mirar atrás. Olvidando lo que quedó detrás y esforzándonos por alcanzar la meta como “obrero que no tiene de que avergonzarse”.
   Y Pedro dice “irreprensibles”. Es  decir que no haya de qué reprendernos y esas son palabras mayores porque Dios conoce nuestros corazones. Pero es posible, es alcanzable con la ayuda del Espíritu Santo, así que mire adelante, no se detenga y procúrelo con diligencia.

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Oscar