Y el postrer enemigo
que será destruido es la muerte. 1
Corintios 15:26
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Cuando yo era joven era un apasionado lector de las novelas
policiacas y de misterio y ni que decir de las películas de estos géneros.
También recuerdo a mi madre y abuela escuchando las novelas radiales. Considero
que todas estas formas de entretenimiento tenían algo en común: un final
desconocido y muchas veces completamente inesperado, sorprendente y hasta misterioso.
Pero también en aquellos tiempos nunca faltaba un
“simpático” que hubiera visto la película o leído el libro que viniera y nos
lanzara a la cara la solución del enigma y nos revelara la identidad del
personaje misterioso, bien fuera un delincuente, un espía o un benefactor
desconocido.
Era como lanzarnos una cubeta de agua helada a la cabeza en medio
de una noche fría de invierno. Si se conocía el final ya no valía la pena pasar
trabajo leyendo página tras página o pasar días al lado de lado del radio para
al final llegar a descubrir lo que ya sabíamos.
La vida humana, aunque encierra muchas cosas desconocidas y
hasta misteriosas en realidad tiene un final conocido. Hay muchas personas que
se empeñan en ignorar el final. Hay otras que se afanan en actuar sin tomar en
cuenta el final que tarde o temprano se va a producir.
La historia de la humanidad tiene un origen conocido en el
Huerto del Edén, y un final también conocido: la derrota total y final de
nuestro adversario. Tenga presente que la muerte es justo lo que termina con la
vida humana, acaba con los sueños, cierra todas las posibilidades, elimina las
oportunidades y termina con todas las tareas aunque estén inconclusas.
Esta es
la historia. Pero Pablo está dando palabras de aliento a los corintios
afirmándoles que justo, al final de los días, este último enemigo será
destrozado.
¿No le emociona conocer un final tan maravilloso?
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Oscar