REPASO
El apóstol Pedro escribió esta epístola a las iglesias del Asia Menor que
estaban siendo perseguidas.
Nerón era el Emperador Romano que ocupaba el trono del Imperio y la
eliminación de los cristianos era uno de sus objetivos.
En esas circunstancias el apóstol Pedro recuerda a los cristianos que son
el pueblo de Dios, son residentes temporales y que este mundo no es su hogar,
por lo que no debían sorprenderse de que los odiaran y los persiguieran.
Según la tradición, Pedro cuando enfrentó el martirio, pidió ser
crucificado con la cabeza hacia abajo, porque no se consideraba digno de ser
crucificado como Jesucristo.
Cuando enfrentemos la persecución, el desprecio, el olvido, las burlas y el
maltrato, debemos recordar que Jesús sufrió en la carne todo eso y mucho más.
Los sufrimientos en esta vida, no son comparables con la recompensa de la vida
eterna.
I de Pedro nos
enseña, a lo menos tres principios:
1.- El principio
de la persecución y la victoria.
2.- El principio
de la sujeción y el respeto y…
3.- El principio
de la humildad.
I Pedro capítulo
1
I Pedro 1: 1-2 (Saludo)
1 Pedro, apóstol de Jesucristo, a los
expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,
2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
IDEA CLAVE
Como seguidores de Cristo debemos descubrir nuestra
verdadera identidad en la familia eterna de Dios y no en nuestras relaciones
terrenales
El apóstol Pedro dirige esta epístola a las iglesias que estaban dispersas
en varias provincias del Asia Menor. Pedro usa la palabra “parapidēmos” para referirse a estos cristianos y la misma se puede
traducir como “residentes temporales” o como “extranjeros o exiliados”.
Literalmente quiere decir que no son
ciudadanos. Es decir, que no tienen la protección legal ni los derechos
que otorgaba la ciudadanía romana.
Algunos interpretan esta designación como una metáfora, referida a nuestro
peregrinaje cristiano en esta tierra, ya que nuestra verdadera ciudadanía está
en los cielos. Sin embargo, desde la perspectiva divina, nosotros ya nos
encontramos sentados con Jesucristo en los lugares celestiales, aunque esto
resulte difícil de entender. Dice Pablo en Efesios 2:6 “…y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar
en los lugares celestiales con Cristo Jesús”.
Es
posible que Pedro estuviera pensando en esto, sin embargo, con lo que sabemos
hoy acerca de la marginalización de algunas personas en el Siglo I, también es
posible que Pedro se estuviera refiriendo a aquellos que tenían muy poco o
ningún derecho otorgado por el gobierno de Roma.
Hoy
día los cristianos también son marginados. No tanto por razón de su ciudadanía, pero por las cosas que esta
sociedad trata de imponer.
Tanto
Pedro como Santiago se refieren a aquellos residentes que se encontraban
diseminados por diferentes lugares, y es posible que esa audiencia estuviera
compuesta por más gentiles que judíos. Sin embargo, en este caso, esos antiguos
paganos se convirtieron primero al judaísmo antes de convertirse al
cristianismo y ellos entendían perfectamente los conceptos del Antiguo
Testamento.
Por
ejemplo en I Pedro 2:9-10 leemos: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de
las tinieblas a su luz admirable; 10 vosotros
que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en
otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado
misericordia.
Pedro quería que los creyentes, tanto judíos como
gentiles, entendieran que a pesar de que ellos eran extranjeros y residentes
temporales, ellos tenían una identidad en Cristo que era muy superior a la de
sus vecinos romanos que solo poseían una ciudadanía terrenal que era temporal y
efímera. Su relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, los hacía
miembros de la comunidad de creyentes y esto era más importante que cualquiera
de las relaciones humanas.
ANALICE:
¿Es posible ser buenos ciudadanos de la tierra y
mantenerse concentrado en nuestra ciudadanía celestial?
Como ciudadanos de los Estados Unidos de América,
estamos gobernados bajo principios democráticos, ¿de qué manera este principio
de “identidad en Cristo” se aplica a nosotros y a la manera de comportarnos en
esta sociedad?
¿Confía o cree en lo que le dice un vendedor de
automóviles? ¿Y si fuera cristiano, creería en él?
¿Cómo es posible conciliar
las prácticas del mundo con nuestra fe?
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Oscar