lunes, 19 de octubre de 2015

¿Por dónde sigo?

Por Dr. Oscar J. Fernandez

Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad  por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”.
Isaías 30:21

Estando de vacaciones en España decidimos rentar un auto y conducir desde Valencia, donde viven nuestra hija y nieta, hasta Sevilla ya que nunca antes habíamos visitado la región de Andalucía. Salí muy confiado y decidimos viajar usando las carreteras rurales que van entre las montañas y no la autopista. Todo iba muy bien hasta que el GPS que llevaba el auto perdió la comunicación con los satélites de posicionamiento. Al parecer, la zona montañosa hacía imposible la localización.

Buscamos en los mapas que había comprado, y la carretera por la que andábamos no aparecía, ya que era de nueva construcción y probablemente los mapas no habían sido actualizados recientemente. Hasta ese momento, yo había estado confiando en las descripciones que venía dando mi hija, hasta que me di cuenta que ella no tenía la más remota idea del lugar por el que andábamos y que las instrucciones que había estado dando, las había escuchado de un compañero de trabajo, pero al parecer, no eran muy exactas o ella había entendido mal.

 Seguimos adelante hasta llegar a un pequeño pueblito en cuya plaza encontré a dos abuelos sentados al sol conversando animadamente. Les explique mi situación y rápidamente se dispusieron a darme las instrucciones necesarias acerca del camino que debía tomar para llegar a Sevilla. Pero surgió un nuevo problema: Uno de ellos decía que debía tomar el camino que salía hacia la derecha y el otro decía que debía tomar el que iba hacia la izquierda. De manera que para no dejar de ser como soy, seguí el camino derecho por el que íbamos que finalmente nos llevó hasta el sitio al que queríamos llegar.

Por regla casi general, cuando nos desviamos del camino y tomamos a la derecha o a la izquierda, hay muchas posibilidades de que no lleguemos al destino deseado. Esto era precisamente lo que el profeta Isaías le estaba diciendo al pueblo de Israel.

En nuestra vida cristiana sucede lo mismo. Tenemos que mantener nuestra mirada fija en el autor y consumador de nuestra fe: Jesucristo, si no queremos errar el camino. Tenemos que andar por el camino, sin desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda. Y esto, en la actualidad en nuestra sociedad implica: sin hacer concesiones, por pequeñas que estas parezcan. Evitemos considerarnos a nosotros mismos, con cierta lastima, como “extremistas”. El camino recto, simplemente es recto, y todo lo que se aparta de Dios es pecado y es torcido.

Estamos viviendo días en los cuales algunas personas hacen concesiones para agradar y atraer a otras personas aunque haciendo eso, se aparten del camino de Dios. Esos al final tendrán su pago. Mantengamos nuestra mirada al frente, con la vista fija en Cristo. Sin mirar a la derecha o a la izquierda, a lo que otros hacen.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Le agradezco mucho su comentario.
Oscar