El abuso que hacen algunos
predicadores de la televisión de ciertos conceptos bíblicos, tal vez esté
llevando a muchos a perderse grandes bendiciones de Dios.
Seguramente usted ha
escuchado decir más de una vez: “Dios me dijo”.
Lo preocupante del uso de esa expresión es
que, en la inmensa mayoría de los casos, el supuesto mensaje que se ha
recibido, de alguna manera beneficia, al que lo recibió o le sirve para manipular y tratar de imponer
su criterio.
Nunca
he escuchado a alguien decir: “Dios me dijo que: soy un mentiroso, un hipócrita, un
orgulloso, un tramposo, un engreído, un oportunista, un ambicioso, un ladrón, un ,manipulador, un desvergonzado... ”.
Esto por no profundizar más en algunas cosas que probablemente Dios
sí le pudiera estar diciendo a algunos de nosotros mediante su Espíritu Santo.
Claro está que no hay peor
sordo que aquel que no quiere oír, y de eso precisamente se trata. Los seres humanos, casi desde su creación, han tratado de poner a Dios en sus términos, en lugar de tratar de amoldarse a los términos de Dios.
Imagine por un momento la escena en el desierto. Cada vez que Moisés
entraba en el Tabernáculo, la presencia de Dios descendía para encontrarse con
él.
En hebreo la expresión “cara a cara” es de una riqueza enorme. Es lo que
Dios hacía con los profetas para que le comunicaran Su mensaje al pueblo.
Esa
expresión se usa de muchas formas. Una de las más importantes es la de recibir
un mensaje de Dios. Pero de forma real.
El mensaje de Dios en la mayor parte de las ocasiones no era
agradable a la gente, en especial al que lo recibía.
¿Se acuerda del dilema de
Jonás? (Jonás 1:1-3).
Yo estoy convencido que el mismo Dios que le hablaba a
Moisés en el desierto, hoy por medio de Su Espíritu Santo, les sigue hablando a
los creyentes.
Ahora bien, para comunicarnos con Dios tenemos que estar en actitud de
adoración, y la primera cosa que nos recuerda la adoración es que nosotros no
somos Dios.
No se trata de usar a Dios como un respaldo para hacer lo que
queremos. Se trata de en realidad escuchar a Dios y disponernos a hacer lo que
por lo general, no queremos y Él está demandando de nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Le agradezco mucho su comentario.
Oscar