Publicado originalmente en FB Brentwood Baptist Hispanic Ministry Group
En nuestras vidas vamos a sufrir y enfrentar
experiencias difíciles e indeseables. Esa es parte de nuestra vida. Jesús se lo
advirtió a Sus discípulos cuando les dijo que «en el mundo tendréis aflicción».
Así, sin paños tibios, para que nadie se llame a engaño. Y algunas de estas
experiencias podrán dejar cicatrices difíciles de borrar de nuestras mentes y
corazones. Pero luego Jesús les dijo que confiaran en Él, porque Él había
vencido al mundo.
Hace
casi 50 años fui llamado a la oficina de un «jefe» para recibir la noticia de
que no tenía más empleo. Tenía una esposa y dos hijos pequeños para los cuales
tenía que proveer, pero el hecho de que yo fuera cristiano era más importante
para aquella gente que lo que pudiera sufrir mi familia o la calidad del
trabajo que yo realizaba, y ellos habían decidido castigarme. En ese entonces
no existían empleos privados en aquel país, por lo que había que aceptar el
empleo que quisieran ofrecerle a uno, cuando enfrentaba una situación como
aquella.
Pasó algún
tiempo y fui llamado de nuevo, esta vez para ser «ubicado» en un nuevo puesto de trabajo. En esta
ocasión el «jefe» que me entrevistó me informó que debido a que yo había
estudiado ingeniería civil me habían ubicado en la Dirección de Construcciones.
El
primer día de trabajo descubrí que mi labor sería ¡cargar ladrillos! Así pasé
de ser Director de Divulgación de la Comisión Nacional de Transito, a «ayudante
de albañil».
Aquella
experiencia fue tan traumatizante que a pesar de haber durado poco tiempo y de
haber transcurrido muchos años, la recuerdo tan vívidamente como si hubiera
ocurrido ayer. Por mucho tiempo me cambió de muchas maneras, hasta que
finalmente, Dios comenzó a sanar mis heridas, después de que yo atravesé un
verdadero desierto.
PENSAMIENTO INICIAL:
Cuando hayamos experimentado un trauma inusual, debemos confiar en Dios para que nos ayude a experimentar la sanidad emocional y espiritual.
Cuando hayamos experimentado un trauma inusual, debemos confiar en Dios para que nos ayude a experimentar la sanidad emocional y espiritual.
Éxodo 3:13-4:12. SANANDO LAS CICATRICES
EMOCIONALES
Éxodo 3:13 - 4:12 (RVR)
13Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé? 14Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. 15Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos. 16Vé, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto; 17y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel. 18Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios. 19Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte. 20Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir. 21Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías; 22sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huésped alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.
13Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé? 14Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. 15Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos. 16Vé, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto; 17y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel. 18Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios. 19Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte. 20Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir. 21Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías; 22sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huésped alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.
4:1-12 1 Entonces
Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz;
porque dirán: No te ha aparecido Jehová. 2Y
Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. 3El le dijo: Échala en tierra. Y él
la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. 4Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu
mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara
en su mano. 5Por esto creerán que
se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de
Isaac y Dios de Jacob. 6Le dijo
además Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y
cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve. 7Y dijo: Vuelve a meter tu mano en
tu seno. Y él volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del
seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne. 8Si aconteciere que no te creyeren ni
obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera. 9Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni
oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás en tierra; y se
cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán sangre en la tierra. 10Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor!
nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu
siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. 11Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al
hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo
Jehová? 12Ahora, pues, ve, y yo
estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.
ANALIZANDO EL
PASAJE BÍBLICO:
Al ver Moisés la forma en la que un capataz
egipcio estaba maltratando a un hebreo, su sangre ardió de cólera. Y la rabia
es una mala consejera, por lo que al Moisés dar rienda suelta a sus
sentimientos, mató al capataz egipcio. Moisés estaba siguiendo sus instintos, justos
o injustos, esa no es la cuestión. El asunto es que Dios no le dijo que hiciera
tal cosa. ¿Y por qué saco a relucir esto? Porque algunas personas piensan que
Moisés siempre actuó guiado por Dios, pero NO en este caso.
Las consecuencias no demoraron mucho en aparecer
en la escena. Faraón supo que Moisés había sido el autor del crimen y mandó a
matar a Moisés. Entonces Moisés temiendo por su seguridad, se escapó a Madián.
Ahora
Moisés se sentía tan inferior, incapaz e inútil que él estaba convencido de que
era totalmente incapaz de poder realizar esa gran tarea que Dios le estaba
encomendando. En cierto sentido, el rechazo del que fue objeto por parte de los
hebreos después que él matara al capataz, probablemente seguía atormentándolo.
El
diálogo entre Dios y Moisés no tiene desperdicios. Si observamos bien, podemos
notar sin gran esfuerzo la enorme magnitud del temor que tenía Moisés, y la
gran falta de competencia que sentía que él tenía. Dios comprendió la lucha
interna que Moisés estaba teniendo. Esta fue la razón principal por la que Él
le habló desde un escenario milagroso. Dios le estaba mostrando a Moisés que Él
era el Dios Todopoderoso y que de ninguna manera Él le estaba pidiendo que
llevara adelante esta tarea, para que la realizara contando con sus propias
fuerzas.
Las
cuatro excusas que usó Moisés, me parece que reflejan el impacto traumático que
ejerció sobre él, la dolorosa experiencia que sufrió cuando faraón trató de
tomar su vida. Antes de esa terrible experiencia él era poderoso en sus
palabras y acciones, dice en Hechos 7:22 «Y
fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en
sus palabras y obras».
Pero ahora, después
de pasar 40 años en el desierto, él apenas podía hablar y era intensamente
temeroso. Timoteo tenía algunas de las mismas debilidades. Al parecer, era de
una naturaleza muy sensible, y cuando vio que Pablo era apedreado en su ciudad
natal en Lystra, esto al parecer produjo un miedo crónico en él. Dice en Hechos
14:19 «Entonces
vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud,
y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que
estaba muerto». No
eran ideas, era un hecho y el joven Timoteo tuvo esta experiencia
traumatizante, agravada aún más por el hecho de que el apedreado era nada más
ni nada menos que su mentor.
Sin embargo, el
apóstol Pablo cuando estaba próximo a experimentar el martirio, en su carta
final a Timoteo, escribe estas palabras que se aplicaban a Timoteo y se aplican
a todos nosotros independientemente de nuestras circunstancias. 2 Timoteo
1:7-8 (RVR) «7Porque
no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio.8Por tanto, no te
avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino
participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios».
He
tratado de preparar las dos perspectivas del asunto: La de Moisés y la de Dios
para ayudarles a comprender mejor este asunto:
LA DUDA DE MOISÉS:
1. ¿Quién
soy yo? «Entonces
Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de
Egipto a los hijos de Israel?» Éxodo 3:11
LA RESPUESTA DE
DIOS:
¡Yo estaré
contigo! «Y él respondió: Ve, porque yo estaré
contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado
de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte». Éxodo 3:12
LA DUDA DE MOISÉS:
2.
¿Qué les responderé? «Dijo Moisés a Dios: He aquí
que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me
ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?»
Éxodo 3:13
LA RESPUESTA DE
DIOS:
¡YO SOY me envió
a vosotros! «Y
respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los
hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros». Éxodo 3:14
LA DUDA DE MOISÉS:
3.
¿Y si no me creen? «Entonces
Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz;
porque dirán: No te ha aparecido Jehová». Éxodo 4:1
LA RESPUESTA DE
DIOS:
¡Dios le dio
señales a Moisés! «Entonces Dios le di, a Moisés tres
señales milagrosas que pudiera realizar para convencer a los escépticos: La
vara que se convirtió en serpiente. La mano que se le llenó de lepra. Y
transformar agua en sangre».
Éxodo 4:2-9
4. Soy
tardo para hablar y mi lengua es torpe. «Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de
fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo
en el habla y torpe de lengua». Éxodo 4:10
LA RESPUESTA DE
DIOS
Yo te ayudaré a
hablar y te diré lo que tienes que decir. «Ahora, pues, ve, y yo estaré con tu boca, y
te enseñaré lo que hayas de hablar». Éxodo 4:12
PARA REFLEXIONAR:
¿Qué
podemos hacer para sobreponernos a los efectos de las experiencias traumáticas que
nos impiden pensar y actuar responsablemente?
REFLEXIÓN INDIVIDUAL:
¿Recuerdas
alguna vez haber sufrido un trauma?
¿Qué motivó el problema?
¿Qué consecuencias te produjo?
¿Cómo saliste del asunto?
¿Qué cosas se afectaron?
¿Cómo crees que se habrían resuelto las cosas, si le hubieras entregado por entero el problema a Dios?
¿Qué pasa cuando tratamos de ayudar a Dios a resolver las cosas?
¿Cuál es el límite pata Dios?
¿Qué motivó el problema?
¿Qué consecuencias te produjo?
¿Cómo saliste del asunto?
¿Qué cosas se afectaron?
¿Cómo crees que se habrían resuelto las cosas, si le hubieras entregado por entero el problema a Dios?
¿Qué pasa cuando tratamos de ayudar a Dios a resolver las cosas?
¿Cuál es el límite pata Dios?
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Oscar