miércoles, 20 de junio de 2018

ESTUDIO DE ÉXODO (18)


Éxodo 16:9-30 UNA OBEDIENCIA TOTAL


PENSAMIENTO INICIAL:

                     Tenemos que tomar la decisión en nuestros corazones, de obedecer por completo a Dios  


Recuerdo cuando era niño haber escuchado muchas veces que me dijeran: “Muchacho, no seas desobediente”. Luego, cuando tuve hijos la historia se repitió, pero ahora era yo el que demandaba obediencia. El asunto parece ser un problema muy viejo, tan antiguo que comenzó en el Huerto del Edén. A los seres humanos nos fascina “no seguir las instrucciones”. Eva fue la primera en no obedecer lo que Dios les había dicho sobre el fruto del árbol que estaba en medio del huerto. Ella al parecer tuvo buenas intenciones, pero se dejó engañar por la serpiente (Génesis 3:1-7).
A todos nos gusta hacer las cosas a “nuestra manera”, aunque eso implique no hacer lo que se nos pidió que hiciéramos o de la manera en que debíamos hacerlo. Esto puede ir desde cosas muy simples, como colocar un plato o una tasa en determinado lugar o de cierta forma, hasta no “obedecer” una señal de tránsito, o una prohibición de otro tipo. Cuando la desobediencia es a lo que Dios nos ordena, siempre se llama PECADO. Tal vez por eso es tan fácil pecar. Es como una tendencia a la cual estamos muy acostumbrados. Por otro lado, la obediencia nunca puede ser parcial. O se obedece o se desobedece.
Desde la salida de Egipto hasta la llegada a la Tierra Prometida, cada uno de los episodios en los cuales estuvo envuelto el pueblo de Israel, tienen un denominador común: la desobediencia. Una vez tras otra vemos cómo el pueblo desobedeció las instrucciones que Dios les había dado.
La voluntad de Dios es que los creyentes presten mucha atención a Sus exhortaciones y que por medio del poder del Espíritu Santo lo obedezcan por completo a Él. Aunque no podemos vivir vidas perfectas, nuestra meta tiene que ser reflejar el carácter Santo de Dios, como enfatizó el apóstol Pedro al señalar: «como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo». (1 Pedro 1:14-16)

PASAJE BÍBLICO: Éxodo 16:9-30  
9Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la congregación de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones. 10Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció en la nube.
11Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 12Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios. 13Y venida la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la mañana descendió rocío en derredor del campamento. 14Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra. 15Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer. 16Esto es lo que Jehová ha mandado: Recoged de él cada uno según lo que pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda. 17Y los hijos de Israel lo hicieron así; y recogieron unos más, otros menos; 18y lo medían por gomer, y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco; cada uno recogió conforme a lo que había de comer. 19Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana. 20Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crio gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés. 21Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía. 22En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés. 23Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana. 24Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió. 25Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo. 26Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará. 27Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron. 28Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estese, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. 30Así el pueblo reposó el séptimo día.

ANALIZANDO EL PASAJE BÍBLICO:
El maná fue el sustento del pueblo de Israel, mientras ellos estuvieron en el desierto. El maná debía ser recogido todas las mañanas. Cada hombre debía recoger lo suficiente para alimentar a su familia. Pero esta iba a ser una experiencia personal. El maná señala al Señor Jesucristo como el Pan de Vida. El apóstol Juan explica este concepto en Juan 6: 32-35 diciendo «32Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, más mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. 34Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás».
Diariamente Dios les iba a proporcionar el alimento necesario, pero el día antes del día de reposo debían recoger lo suficiente para dos días, esta era la única ocasión en la que podían hacer tal cosa.
Quiero insistir en la importancia que tiene el maná, como un “tipo” de Cristo. El maná representa a Cristo como el Pan de Vida que descendió del cielo para dar Su vida por el mundo. Jesucristo es el verdadero pan. Él es quien nos da vida y sustento.
En Deuteronomio 8:4 leemos esta breve pero poderosa descripción: «Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años». Aquí Moisés expresa algo de lo cual fue un testigo presencial. Fueron CUARENTA AÑOS, ¿Y cómo fue eso posible? Escuché a un especialista explicar en una conferencia a la que asistí, que la hinchazón de los pies en el Medio Oriente se debe a una dieta inadecuada. De manera que el maná era una dieta muy adecuada, pues el pueblo de Israel durante los cuarenta años que anduvo por el desierto nunca padeció de hinchazón en los pies.   
¿Cómo pudiéramos describir el maná? Es bastante difícil de explicar. Fue un alimento maravilloso que contenía todas las vitaminas y minerales que se necesitan diariamente para gozar de buena salud. Era como un pan fresco, recién horneado en la panadería celestial. Algo nunca antes visto, de ahí su nombre de maná, pues al principio se preguntaban ¿qué es esto? Tenía un buen olor y un exquisito sabor, yo me lo imagino como un pan recién horneado, cuyo olor me despierta el apetito, y me hace la boca agua.  Era gratis y no había que cosechar ni trabajar para obtenerlo, era otro regalo gratuito de Dios. ¿Recuerdas que también Jesús se refirió a nuestro «pan cotidiano» en la Oración Modelo? Pero pronto, el pueblo de Israel comenzó a quejarse, una vez más.
En Números 11:4 Moisés registró un incidente que arroja claridad sobre la naturaleza del maná, dice:
 «4Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! 5Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos». El pueblo que estaba en el desierto estaba extrañando a los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos. La lista de alimentos que extrañaban incluía aquellos que crecían en o debajo del suelo. En realidad, eran condimentos sin un verdadero valor nutritivo como: los pepinos, los puerros, las cebollas y el ajo. Cuando comes puerros, cebollas y ajo dejas de ser muy atractivo. Alguien dijo: "Una manzana al día mantiene alejado al médico y una cebolla al día nos mantiene alejados a todos”. La multitud recordó lo que tenían en Egipto y lo anhelaban.

Si seguimos leyendo Números 11 en el versículo 6 dice: «Y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos». ¡Hello! ¿Notaste que se están quejando de la comida gratuita que por Su gracia Dios les proporcionaba cada día? ¿Te fijaste que se quejaron porque solo tenían maná para comer? ¿Te acuerdas de la historia que te hice del perro del hortelano? El versículo 7 nos da una breve descripción del maná diciendo, «Y el maná como semilla de cilantro, y su color como el color de bedelio». Me imagino que Dios, con toda razón, debió pensar: "Esta gente malagradecida desprecia la comida, que yo les doy que es como pollo frito, helado de fresas y café, todo en uno. El maná no era un alimento que aburriera comerlo, pero el pueblo no lo quería, ellos deseaban algo que no tenían.
En el libro de Números se nos dice que una vez que el pueblo recogía el maná, lo molía en molinos, o lo golpeaba en un mortero, y lo horneaba en cazuelas, y hacía tortas con él y prepárate, escucha esto, el sabor era como el sabor del aceite nuevo. Probablemente nunca has probado ese sabor, pero déjame decirte que, si has comido y olido un pan acabado de hornear, el aceite de oliva extra virgen nuevo huele aún mejor, a diferencia del aceite viejo que huele a rancio.
Una vez molido o batido el maná, se podía preparar de muchas formas, horneándolo en cacerolas o haciendo una especie de cocido. Seguramente se comenzaron a crear recetas con maná, pero los hijos de Israel, sin embargo, despreciaron la comida celestial que Dios les daba y se quejaron por temer que comerla. Se aburrieron de comer maná. Ellos anhelaban las ollas de carne de Egipto. Querían volver a lo que conocían, querían regresar al lugar de donde habían salido.
Esto es lo que ocurrió, y me temo que algunas personas que han recibido a Cristo como su Señor y Salvador y que han sido liberadas del "Egipto" en el que vivían, de vez en cuando hacen un viaje de regreso para nuevamente saborear los puerros, las cebollas y los ajos. Desafortunadamente, hay muchos cristianos que necesitan romper por completo con la vida que llevaban antes de conocer a Cristo. Es necesario que entiendas esto: Después de conocer a Cristo, no es posible seguir viviendo como vive el mundo, no puedes seguir viviendo disfrutando de las cosas de «Egipto». Tiene que producirse una ruptura con «Egipto». Tenemos que vivir alimentándonos del verdadero maná que vino del cielo, y nutriéndonos del Señor Jesucristo que es el Pan del Cielo.
De este episodio en el desierto aprendemos que los hijos de Israel comieron maná durante cuarenta años, y cuando finalmente llegaron a la Tierra Prometida, cesó el maná. Entonces el pueblo de Israel volvió a comer el maíz de la tierra. ¿Y sabes una cosa? No mucho tiempo después se empezaron a quejar del maíz. Entonces, pienso que solo entonces, fue que descubrieron la bendición que había sido el maná. Y si lo comparaban con el maíz, el maná era mucho mejor y ni siquiera había que cosecharlo, pero desafortunadamente para ellos, ya era demasiado tarde. Cuando el maná cesó, nunca más volvió a caer maná en la tierra.

PARA REFLEXIONAR:
¿Cuáles son algunas de las exhortaciones de las Escrituras que con frecuencia tú no obedeces y por qué?

REFLEXIÓN PERSONAL:
 ¿Piensa un momento y trata de identificar alguna manera en la cual tu desobedeces a Dios?
¿Te das cuenta cuando estás desobedeciendo o te das cuenta después?
¿Cómo te sientes cuando has desobedecido a Dios?
¿De qué manera tu desobediencia afecta tu relación con Dios?
¿Te das cuenta antes de desobedecer?
Si tu respuesta anterior fue afirmativa, ¿te has preguntado por qué lo haces?
¿Cuántas veces has regresado a tu «Egipto» para volver a gustar algunas de las cosas que dejaste atrás?
¿Te siguen gustando las cosas que dejaste al salir de tu «Egipto»?
¿Cómo pudieras apartarte de esos malos deseos?

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Oscar