martes, 6 de noviembre de 2018

ESTUDIO DE ÉXODO (38)


ÉXODO 33:1-23 UNA ORACIÓN DE INTERCESIÓN

PENSAMIENTO INICIAL:
        
Gracias a la intercesión de nuestro Señor Jesucristo, podemos acercarnos a Dios en cualquier momento y en cualquier lugar para presentarle nuestras preocupaciones y problemas.

En mi vida, muchas veces he tenido que lidiar con personas realmente difíciles. Recuerdo en particular a una señora que nos limpiaba la casa. Ella generalmente venía con alguna de sus hijas y en algunas ocasiones hasta con los nietos. Queriendo ser amables, le “sugeríamos” que no debía hacer eso, pues no nos agradaba y además no le permitía concentrarse en el trabajo por el que le pagábamos. Esto sin contar que no soltaba el teléfono ni paraba de hablar. Pero, hay que ejercitar la paciencia, ¿no crees?

A la desagradable cadena de incidencias se sumó la rotura de equipos y partes de la casa, como las llaves (grifos) de dos de los baños de la casa, un horno pequeño, una máquina “panini”, la llave del fregadero, una cafetera profesional, ah y falta lo mejor: Todas las parrillas y las piezas plásticas del interior del refrigerador así como daños en el horno de microondas.

No, yo no soy nada paciente, pero nos daba pena, hasta que ya un día no pude más y estallé y le dije a mi esposa: ¡Hasta hoy! Se acabó, esas personas no pueden seguir destruyendo la casa. No estoy exagerando. Tuve que cambiar todos los equipos electrodomésticos de la casa. Y se podrá imaginar que yo estaba muy “furioso”.

Sin embargo, en realidad eso no era gran cosa. Eran equipos que se podían reemplazar. Claro que era un gasto innecesario, pero eso no era el fin del mundo. Ahora imagina como estaría Dios con la rebelión constante del pueblo de Israel. Piensa que todo tiene un límite. He tratado muchas veces de imaginarme a Dios cuando le dijo a Moisés: “Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto”. Me he tratado de explicar por qué en esta ocasión Dios no se refirió a Israel como “Mi pueblo” o “los hijos de Israel” como generalmente hacía. ¿Sería acaso que Dios estaba tratado de establecer una distancia con el pueblo de Israel? Dios le expresó la razón a Moisés cuando le dijo refiriéndose a los rebeldes: “Porque eres pueblo de dura cerviz”. En hebreo la expresión que se usa transliterada y de donde se traduce “dura cerviz” es: «ʿōreph» que literalmente quiere decir: “Cabeza dura”. O sea, que no hace caso. Como los niños “desobedientes”. Pero todo tiene un límite, y de eso justamente se trata. Y lo más sorprendente de este pasaje es la respuesta y lo que hace Moisés a favor de ese pueblo rebelde y cabeciduro.

PASAJE BÍBLICO: ÉXODO 33:1-23

Éxodo
33:1-23
1 Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré; 2 y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo 3 (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino. 4 Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos. 5 Porque Jehová había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer. 6 Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb. 7 Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento. 8 Y sucedía que cuando salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y cada cual estaba en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés, hasta que él entraba en el tabernáculo. 9 Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés. 10 Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba. 11 Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. 12 Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. 13 Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. 14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. 15 Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. 16 ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? 17 Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. 18 El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. 19 Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. 20 Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. 21 Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; 22 y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. 23 Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.

ANALIZANDO EL PASAJE BÍBLICO:
Gracias a las oraciones de Moisés a favor del pueblo de Israel, el Señor decidió no destruir por completo a los cabeciduros rebeldes. No obstante, Él le dijo a Moisés que iba a retirar Su presencia y que no iría con los hijos de Israel según seguían su peregrinar hasta la tierra prometida. Pero a pesar de eso, Moisés siguió intercediendo ante Dios en favor del pueblo de Israel, y una vez más, Dios escuchó a Su siervo Moisés.

Muchas veces me pongo a pensar en por qué no apreciamos más la manera en la que Dios está accesible a cada uno de nosotros los que hemos recibido a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador personal.
En el libro de Hebreos 4:14, 16 leemos: 14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión[...]16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.

Gracias al sacrificio perfecto de Jesucristo nosotros podemos acudir ante la presencia de Dios a cualquier hora y de manera sincera y honesta expresar nuestras preocupaciones y temores, de la misma manera que lo hizo Moisés.

No necesitamos ir a algún lugar especial, aunque se nos manda que nos reunamos con otros creyentes de manera regular y sistemática (Hebreos 10:24-25). No tenemos que usar algún tipo de ropa especial ni tenemos que usar algún modelo especial ni palabras aprendidas de memoria. No tenemos que practicar ningún tipo de ritual para “purificarnos”, no necesitamos a un sacerdote que interceda por nosotros, ya que cada uno de nosotros es un sacerdote que tiene acceso directo a Dios mediante Jesucristo que es nuestro Señor y Salvador.

Para Dios, el estilo de comunicación que usemos carece de importancia. Nunca olvides que nada que puedas hacer, va a impresionar a Dios. ¡No es por lo que tú eres, sino por lo que Él es! Dios entiende las frases simples y la complejas. Las palabras elocuentes y las simples. Y aunque no sabemos qué pedir, el Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos indecibles (Romanos 8:26).

Hay algunos aspectos que quiero subrayar por la importancia que tienen. Presta mucha atención: Fíjate que Dios le aseguró a Moisés y a Su pueblo que el éxodo sería completamente exitoso, y que se darían cuenta del cumplimiento exacto de la promesa que Él le había hecho a Abraham unos 600 años antes. 

Ellos estaban destinados a superar a los ejércitos y a las fortalezas de las seis naciones hostiles que ocupaban, en ese momento, el área que había sido prometida a las doce tribus: cananeos, amorreos, hititas, pericitas, heivitas y jebuseos. No solo se les daría la victoria sobre todos esos adversarios poderosos y arraigados en esas tierras, sino que entrarían a Canaán en un momento de mucha precipitación y condiciones florecientes para el ganado y los cultivos. 

La tierra se describe como "una tierra que fluye leche y miel", es decir, que goza de condiciones ideales para la agricultura, la viticultura y la producción de árboles frutales. En vista de algunas de las severas sequías que habían afligido a Canaán en los días de Abraham y Jacob, esta seguridad de Dios fue verdaderamente alentadora y resultaba especialmente atractiva para una multitud errante que apenas se abría paso por el árido desierto con raciones mínimas diarias para su subsistencia.

 Pero el impacto de las buenas noticias se vio atenuado por el justificado reproche que acompañó a esa brillante promesa. Eran, dijo Dios, un pueblo obstinado y cabeciduro, que se había acercado peligrosamente a la extinción debido a su infidelidad a Dios durante el episodio de apostasía al presentar su adoración a un becerro de oro fundido hecho por Aarón.

En respuesta a esta amarga reprimenda, la multitud entró en un período de duelo y abstención, marcada por la eliminación de todos sus ornamentos y decoraciones habituales. Sabían muy bien que no tenían excusas, y no tenían ningún argumento para defenderse o mitigar su culpa. De manera solo podían considerarse afortunados de que el Señor no los hubiera destruido o abandonado por completo. Sin embargo, (Lee Números 14) su actitud hacia Dios no llegó a ser lo que debió ser ni confiaron en el Señor del pacto.
Ahora que se había producido una brecha vergonzosa entre Moisés y su pueblo, parecía que ya no era apropiado que él residiera con ellos como lo había hecho antes. Y ciertamente no era apropiado para la “Morada del Señor” (la forma más antigua del Tabernáculo que fue erigido más tarde) para ser colocada en medio de la congregación de Israel. Por lo tanto, Moisés retiró su propia tienda a cierta distancia del campamento. 

Con esta disyuntiva se estableció una distancia significativa entre Moisés (y también probablemente Josué, ya que él no estuvo involucrado en la adoración del becerro de oro) y el campamento del pueblo de Israel. 
Sin embargo, las personas se levantaban humildemente cada vez que Moisés salía del campamento para entrar en su tienda. Y aquellos que tenían una necesidad especial y querían consultar al Señor consultaban con su piadoso líder. Pero aparte de eso, solo Josué que ahora tenía cuarenta años de edad, compartió la tienda de Moisés con él y le sirvió como compañero y asistente personal. De esta manera, el futuro sucesor de Moisés fue discipulado personalmente por Moisés y preparado para la gran tarea de la conquista de la tierra prometida después de la muerte de Moisés.

PARA REFLEXIONAR:
¿Por qué muchos cristianos creen que necesitamos de un sacerdote humano o un ministro para que nos represente para acudir delante de Dios? 
  
REFLEXIÓN PERSONAL:
 ¿Cuál es tu condición real delante de Dios?
¿Te sientes apto para entrar ante la presencia de Dios? ¿Crees que tu relación con Jesucristo te permite entrar ante el Trono de la Gracia de Dios?
¿Pudiera todavía existir algo en tu vida que constituya un ídolo al cual adoras aun inconscientemente?
¿Qué pudieras hacer para rendir a Cristo aquellas áreas de tu vida que debes entregar a Él?
¿Acostumbras a meditar y pedir perdón por tus pecados mencionándoselos a Dios?
¿Con cuánta frecuencia te detienes a analizar tu vida y tu andar con Cristo?
¿Pudieras estar en el bando de los cabeciduros o en el de los obedientes a Dios?
¿Qué pudieras aprender de este pasaje que hemos estudiado hoy?
¿Cómo pudieras aplicar esa enseñanza a tu vida?




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Le agradezco mucho su comentario.
Oscar