ÉXODO 34:28-35 REFLEJANDO LA GLORIA DE DIOS
PENSAMIENTO INICIAL:
Dios desea que podamos reflejar cada vez más Su gloria y santidad a este mundo que está observando
Dios desea que podamos reflejar cada vez más Su gloria y santidad a este mundo que está observando
En la Primera Iglesia Bautista de
Santa Clara en Cuba, a donde asistía antes de nacer, cada año se celebraba la
Semana de la Juventud. En esa semana los jóvenes asumíamos responsabilidades
que normalmente realizaban los diáconos y el pastor. Esto incluía colectar los
diezmos y ofrendas, dirigir la música congregacional, cantar en el coro, servir
como secretario de la Escuela Dominical, atender el servicio de las misiones, y
otras muchas actividades más.
Un año la iglesia me eligió para que
ese año yo fungiera como Pastor Juvenil, yo tendría entonces 14 o 15 años. La
responsabilidad me agarró por sorpresa y cuando me enteré de que tendría que
predicar el domingo en la noche, que era el Culto de Adoración más grande que
celebraba nuestra iglesia en la semana, estuve a punto se sufrir un infarto. Yo
nunca había predicado, ni se me había ocurrido pensar que pudiera hacerlo.
Traté de convencer al pastor de que
aquella era una mala idea, pero no pude hacer válidos mis argumentos. Quise
enfermarme o tener algún impedimento para esquivar la responsabilidad, pero no
pude lograr algo al respecto.
Entonces mi padre dedicó un buen
tiempo para darme un entrenamiento rápido y enseñarme a estudiar un pasaje de
la Biblia con profundidad y escribir un sermón sobre el mismo. Recuerdo
perfectamente que finalmente escogí predicar sobre 1 Timoteo 4:12. Después de
mil peripecias logré terminar de escribir el bosquejo y someterlo a la revisión
de mi padre, que aunque muy generoso, me llenó de notas y observaciones las
cuartillas que yo había escrito. Todavía no se habían inventado las
computadoras y yo no sabía escribir en máquina de escribir. Al fin llegó la
temida noche que a pesar de mi intenso tiempo de oración y preparación seguía
atemorizándome haciéndome temblar las rodillas y sudar las manos.
Al terminar el mensaje salí hasta la
puerta a saludar a los presentes según salían igual que hacia el pastor cada
semana, ya que yo era el “Pastor Juvenil” ese domingo. La mayoría de la gente
luego de saludarme iban a saludar a mi padre y decirle “de tal palo, tal
astilla”. Lo que equivalía a decir que me parecía a él predicando.
PASAJE BÍBLICO: ÉXODO 34:28- 35
Éxodo 34:28 – 35
28 Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos. 29 Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. 30 Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.
31 Entonces Moisés los llamó; y Aarón y todos los príncipes de la congregación volvieron a él, y Moisés les habló. 32 Después se acercaron todos los hijos de Israel, a los cuales mandó todo lo que Jehová le había dicho en el monte Sinaí. 33 Y cuando acabó Moisés de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro.
34 Cuando venía Moisés delante de Jehová para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; y saliendo, decía a los hijos de Israel lo que le era mandado.35 Y al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro era resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con Dios.
28 Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos. 29 Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. 30 Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.
31 Entonces Moisés los llamó; y Aarón y todos los príncipes de la congregación volvieron a él, y Moisés les habló. 32 Después se acercaron todos los hijos de Israel, a los cuales mandó todo lo que Jehová le había dicho en el monte Sinaí. 33 Y cuando acabó Moisés de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro.
34 Cuando venía Moisés delante de Jehová para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; y saliendo, decía a los hijos de Israel lo que le era mandado.35 Y al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro era resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con Dios.
ANALIZANDO EL PASAJE
BÍBLICO:
Durante los segundos 40 días y
cuarenta noches, Moisés se concentró en quien es Dios. Cuando Moisés bajó del
monte, su rostro venía reflejando la gloria de Dios y los hijos de Israel se
espantaron. Moisés usó esa oportunidad y esa manifestación sobrenatural para
comunicarse con el pueblo de Israel. Moisés estaba en un punto en el que cuando
él entraba ante la presencia de Dios, la gloria de Él inundaba su alma de tal
modo que se reflejaba en su rostro. Entonces él salía a hablar con el pueblo,
sabiendo que ellos sabían que Dios estaba hablando con ellos por medio de él.
Pablo
se refirió a la segunda experiencia de Moisés de permanecer cuarenta días y
cuarenta noches en el Monte Sinaí en su epístola a los Corintios diciendo: “Siendo
manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con
tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en
tablas de carne del corazón”. Pablo estaba enseñando
que el cuerpo de creyentes [la Iglesia] en el Nuevo Testamento, tenía que
reflejar la gloria de Dios, de la misma manera que Moisés reflejaba la gloria
de Dios cuando recibió los Diez Mandamientos.
En 2 Corintios 3:7-9;11 el apóstol Pablo contrasta el
Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto y concluye esta maravillosa sección de la
Escritura con un verdadero reto para todos los cristianos. Dice Pablo en
2Corintios 3:18: “Por tanto,
nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu del Señor”.
Pero nosotros, como comunidad de creyentes en
Jesucristo nosotros nunca debemos cubrir nuestros rostros con un velo como hizo
Moisés. La luz de Jesucristo tiene que brillar en nuestras vidas, en todo
momento y todos los días. Su gloria NUNCA debe desvanecerse. A medida que
desarrollemos más nuestra relación con Cristo, debemos reflejar más quien es Cristo. A medida que
estudiemos más la Escritura, tenemos que reflejar más Su imagen. Y en la misma
medida en que permitamos que la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios cambien
nuestras vidas, seremos transformados para llegar a ser los hombres y mujeres
que Dios quiere que seamos, sirviendo como testigos suyos a un mundo perdido
que nos está observando.
PARA REFLEXIONAR:
Cuando piensas en tu iglesia local, ¿cómo
pudieran ser más efectivos para reflejar la Gloria de Dios?
REFLEXIÓN PERSONAL:
¿Qué se necesita para reflejar la gloria de
Dios?
¿Crees que alguna vez has reflejado la
gloria de Dios?
Pensando en tu respuesta anterior,
¿cómo fue esa experiencia?
¿Qué sientes al pensar que la idea que
muchas personas tendrán de Dios es lo que vean en ti?
¿Qué pudieras hacer para mejorar la gloria de Dios que reflejas?
¿Cómo refleja tu iglesia la gloria de Dios?
¿Qué pudieras hacer como miembro de la iglesia para mejorar la imagen
de Dios que la misma proyecta?
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Oscar