sábado, 8 de agosto de 2009

Los fariseos llaman al ciego y lo interrogan

La situación estaba tensa. El hombre ciego de nacimiento le expresaba a todos su júbilo porque podía ver. Los fariseos estaban cada vez más enfadados porque Jesús hacia milagros que apuntaban a las profecías sobre el Mesías, pero ellos no reconocían a Jesús como tal. La situación llegó a tal punto que los fariseos mandaron a buscar a los padres del ciego.

Los padres de este hombre estaban temerosos y no querían mezclarse en el asunto, ya que los fariseos habían decidido que cualquiera que reconociera a Jesús como el Cristo fuera expulsado de la sinagoga. Como el ciego no respondió a lo que los fariseos querían oír, ellos mandaron a buscar a sus padres. Tal vez usted ya se esté imaginando el alboroto que se había armado. Una parte de los fariseos decía que este Jesús no podía proceder de Dios pues había hecho el milagro de sanación en un sábado. Pero otros fariseo decían que nadie que no proviniera de Dios podía hacer estas cosas. De manera que trajeron a los padres y estos en verdad, lo único que hicieron fue reconocer que el hombre en cuestión era su hijo que había nacido ciego.
Los padres dijeron que ellos no sabían qué pasó ni quién lo hizo, lo cual en verdad no es “mucha información”. Por este motivo mandaron a buscar, por segunda vez, al que había sido ciego. Los fariseos nuevamente tratan de convencer al hombre de que Jesús era un pecador y que era un enviado de Satanás y no de Dios. El hombre no pudo contestar las preguntas teológicas de los fariseos, pero no ocultaba su convicción. Los hechos no se podían ocultar, ¡él antes era ciego y ahora veía! El que había sido ciego, confrontó a los fariseos, algo del todo inusual, lo cual me lleva a pensar que su convicción era tal que no temía lo que alguien pudiera hacerle. De modo que él ahora es el que le pregunta a los fariseos y les hace una pregunta muy simple: ¿para qué quieren oír de nuevo la misma historia? ¿Acaso se quieren convertir también en sus discípulos? Juan 9:27


¿Imagina la escena? Fue como poner gasolina en el fuego. La mayoría de los comentaristas coinciden en señalar que este hecho significa que el hombre había puesto su fe en Jesús y lo había reconocido como el Cristo a causa del milagro que había recibido. Los fariseos respondieron con insultos. Ellos mostraron su ignorancia al decir que no sabían de dónde había venido Jesús, a pesar de que este se los había dicho, pero ellos eran los que estaban ciegos. El hombre simple confundió a los “teólogos” expresando de manera elocuente su fe. Ya le había dicho que él solo sabía una cosa, que antes era ciego y ahora veía. Pero ahora va un poco más lejos y les dice que si Jesús no viniera de Dios, nada podría hacer, Juan 9:33.
Pero hablando de ciegos hay un refrán popular que dice que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”, y justo esto era el caso. Los fariseos rechazaron el testimonio del que había sido ciego, alegando que su enfermedad era el resultado del pecado y que por lo tanto, él no podía enseñarles algo a ellos. Y entonces mandaron a sacar al que había sido ciego de su presencia.

Entonces Jesús confrontó al que había sido ciego, que por primera vez tuvo la oportunidad de mirar al que le había dado la vista. Entonces Jesús le hizo una pregunta trascendental: Jesús oyó decir que lo habían echado fuera, y hallándolo, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo del Hombre? Juan 9:35, LBLA esta pregunta equivalía a decirle ¿crees tú que yo soy el Mesías? Entonces el hombre le pide a Jesús que le diga quién es el Mesías y Jesús le dijo que Él era el Mesías. Por lo que el que había sido ciego respondió: “El entonces dijo: Creo, Señor. Y le adoró”. El hombre ahora comenzó a adorarlo, fue traído a la fe por un milagro que demostraba que Jesús es la Luz del mundo.

Este milagro de la curación del hombre ciego de nacimiento, es la confirmación de todo lo que Cristo había dicho sobre sí mismo en sus enseñanzas públicas en la Fiesta de los Tabernáculos. En esa ocasión el dijo que era la Luz de este mundo; ahora en esta ocasión, trajo la luz a un hombre que había estado en las tinieblas desde su nacimiento. Él declaró que era el único que no tenía pecados, y ahora está ofreciendo el perdón de los pecados a todos aquellos que crean en Él. En Juan 8:58 Él reclama ser el Dios eterno y aquí fue adorado como Dios.

Son muchas las personas que están viviendo en las tinieblas. Ciegas a las cosas espirituales. Dios hoy sigue abriendo ojos. Si me pidiera una prueba científica o un argumento filosófico tal vez no pueda dársela, pero como aquel hombre que nació ciego y recogía limosnas en la puerta del Templo en Jerusalén, le puedo decir: ¡Solo una cosa sé, que antes yo era ciego y ahora veo!

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Oscar