viernes, 29 de enero de 2010

Terminemos de una vez

La semana pasada terminamos nuestro estudio con este párrafo: “La semana próxima seguiremos ahondando en este tema. Es importante que definamos lo que creemos, aceptamos e interiormente y secretamente pensamos que es la Biblia. Sobre ese principio se basa la mayor parte de nuestras creencias y seguridad…

He querido comenzar donde quedamos, porque este es el punto clave de nuestro sistema de creencias. Si usted DUDA de la Biblia, va a dudar de todo, pues todo lo que sabemos de Dios, de Jesucristo, de la salvación y de la fe cristiana está contenido en este libro. El evangelista Billy Graham confesó en una ocasión que su vida cambió por completo el día que decidió creer la Biblia de tapa a tapa, sin cuestionarse ni dar lugar a los argumentos.

Si la Biblia fuera un libro con una serie de instrucciones o reglas a seguir, ¿con qué derecho decidiríamos cuáles seguiríamos? Tenemos que tener una visión del contexto general para poder discernir la aplicación que corresponde a nuestro tiempo. Jesús declaró que Él no había venido a quitar la Ley, sino a cumplirla. Piense que si solo nos concentramos en los MANDAMIENTOS, podemos estar minimizando la Gracia redentora de Dios.

Observe que en la Biblia, aun en la descripción de los castigos y cuando se hace referencia a la “ira Santa de Dios” nunca se omite el amor redentor de Dios. Tenemos que mantener nuestra vista fija en el trabajo redentor de Dios que es en definitiva, el fundamento y lo que nos motiva a cumplir los mandamientos de Dios. Tenemos que ser capaces de ver claramente a un Dios que nos ama y nos ha dado mandamientos que persiguen el fin de liberarnos de las esclavitudes y dependencias de manera que podamos vivir de la manera para la que fuimos creados.

Cuando vine a vivir a los Estados Unidos dos de las primeras palabras que aprendí de manera práctica fueron: Why (por qué) y because (porque). Siempre que en la familia con la que vivía se le decía a alguno de los niños que debía hacer algo, invariablemente preguntaba ¿y por qué? La respuesta la mayoría de la veces se limitaba a decir porque sí, o porque lo digo yo… Pero este no es el tipo de relación que tenemos como hijos de Dios con nuestro Padre celestial.

Aunque tenemos que considerar seriamente los mandamientos que aparecen en las Escrituras, no debemos reducir a Biblia a una serie de exhortaciones y prohibiciones. Pudiéramos decir que hay mandatos pero estos vienen envueltos en el amor de Dios.

Déjeme darle una lista con algunos pasajes para que los lea y medite en ellos: Filipenses 2:3-4; Filipenses 2:1; Colosenses 3:1-2; Colosenses 3:3-3; Filipenses 4:6; Filipenses 4:5; Levítico 19:19 y Levítico 19:1-2.

Comencé diciendo que la Biblia contiene el fundamento, el único conocido que recoge el carácter y la voluntad de Dios así como su plan redentor para la humanidad. El tema central o motivo principal aparece resumido en 1 Corintios 15:20-28. El leit motive aparece en Marcos 1:15: ”El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio”. Estas son las Buenas Nuevas.

Tengo un amigo que en una ocasión me dijo: “Yo no tengo dudas ni del índice” refiriéndose a la Biblia. En definitiva, la Biblia muestra el punto de vista de Dios, revelado por medio de hombres escogidos por Él.
La parte histórica, la profética y la poesía contenida en la Biblia en el Antiguo Testamento, señala sin dudas al Nuevo Testamento. No podemos considerar una parte y olvidar la otra. Ambas se complementan. Jesucristo es el Mesías prometido y esperado por el pueblo de Israel, rechazado y abatido por el pecado de su pueblo. Es el Rey soberano que vendrá a reinar eternamente y para siempre. La Biblia recoge y plasma esta historia.

¿Qué concepto tienes de la Biblia? ¿Qué crees que es? ¿Qué autoridad le confieres? ¿Crees en lo que dice? ¿Tienes dudas de lo que dice?
La manera de responder a estas preguntas determina, en última instancia, lo que crees…

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Oscar