sábado, 13 de febrero de 2010

¿Cómo debemos orar?

He recibido muchos mensajes electrónicos, chats en Facebook, comentarios en mis blogs y cartas pidiéndome que hiciera una serie de estudios bíblicos sobre la oración. Este es uno de esos temas en los cuales no me animo a escribir y la razón fundamental es la enorme cantidad de literatura en español y en inglés que existe al respecto.
Mucho se ha dicho y muchos métodos y formas prácticas se han sugerido. Sin embargo, en mi opinión personal, considero que la mayor parte de las veces se dan cosas por sentado, que en realidad constituyen la base fundamental de la oración y que en la mayoría de las ocasiones, no se consideran ni se habla de ellas.
Yo no pretendo, ni creo que soy capaz de cubrir todos los aspectos que nos pueden llevar a tener una vida de oración eficaz y con poder. Voy no obstante a tratar, con la mayor honestidad, este tema que considero es de una importancia medular para el desarrollo de nuestra vida cristiana. Es un tema a la vez polémico, y no es mi intención polemizar con alguien. Respeto las opiniones ajenas, y con el mismo respeto y derecho expongo las mías. La mayor parte de este estudio se va a basar en las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo sobre la oración.
A manera de introducción a esta serie quiero que consideremos algunas cosas elementales. He visitado algunas iglesias cristianas en las que algunas personas usan la palabra REZAR en lugar de ORAR. Al parecer, a los líderes eclesiásticos en esos lugares, esto no les hace pensar o no les da alguna preocupación. Desde el punto de vista semántico, en el idioma español, a diferencia del inglés, hay una gran diferencia entre rezar y orar. En ingles existe una sola palabra: PRAYER. Pero en español, según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, Orar es: “Hacer una oración a Dios, vocal o mentalmente”; mientras que REZAR es: “Dirigir a Dios o a personas santas oraciones de contenido religioso”.
Aquí el primer problema fundamental teológico: La Shemá que repetía el pueblo de Israel, que se encuentra en la filactelias y que se colocaba en las puertas y los dinteles de la casas dice: Oye Israel, El Señor (JHVH) uno es. Simple, ¡NO HAY MÁS! Dios es un Dios celoso. Le invito a que vaya a la columna de la izquierda en este blog y busque los estudios anteriores que he publicado sobre las características de Dios para que repase estos conceptos. Si usted tiene su fe COMPARTIDA, está en un serio problema.
Déjame poner este asunto de otra manera. Se ha dicho en infinidad de ocasiones, que orar es hablar con Dios. Para hablar con alguien, se requiere que exista ese alguien, que nos preste atención y que nosotros podamos llegar hasta él. ¿De acuerdo? Poniendo un ejemplo de la vida cotidiana. Por mucha necesidad que usted tenga de plantearle un problema al Presidente de su país, si él no le recibe, le da la oportunidad de hablar y le escucha, usted no podrá presentar su caso.
Pues bien, Dios es mucho más importante que el más importante de los gobernantes que han existido, existen y existirán en la faz de la tierra. ¿Qué le hace pensar que usted puede hablar con Él y que Él le atenderá? Comenzando en el Antiguo Testamento (Le invito que vaya a la columna de la izquierda y que lea los estudios publicados en este blog sobre el Tabernáculo.) Dios mostró su deseo de comunicarse con los hombres. Al principio lo hizo, antes de que el pecado entrara en el mundo, y luego estableció un sistema para que el hombre pudiera limpiar SU CORAZON para presentarse ante Él. Con Moisés se inicia una nueva dispensación y se establece un sistema de sacrificios como un tipo del sacrificio perfecto que sería consumado por el Cristo.
De manera que el pecado de Adán condenó a muerte al Hijo de Dios. El que no conoció pecado vino a ser pecado por nosotros, para cargar en Él, el pecado de la humanidad. Pero Dios no resiste el PECADO en su presencia, por eso Cristo en la cruz clamó: Padre ¿por qué me has abandonado? Al exhalar su Espíritu en la cruz Cristo dijo en voz muy alta: “Consumado es”, es decir, HE PAGADO EL PRECIO, el sacrificio ha sido ofrecido.
Entonces cómo es posible que nosotros los pecadores podamos HABLAR con Dios que es perfecto y no admite en su presencia el pecado: Jesús dijo: Yo soy EL CAMINO, la verdad y la vida, NADIE viene al Padre sino por mí. Así, que el primer aspecto a tener en cuenta es que ninguno de nosotros es ALGUIEN, o PUEDE HACER ALGO que le haga MERECEDOR de parase delante de Dios para hablarle o pedirle. Dice la Escritura que ABOGADO tenemos para con Dios. Ese abogado que intercede por nosotros, que ruega al Padre por nosotros y también pagó para limpiarnos del pecado para que pudiéramos presentarnos ante Dios y hablar con Él, es Jesucristo.
Pero Jesucristo dice que Él es el UNICO camino y enfatiza diciendo que NADIE puede llegar hasta el Padre sino es por medio de Él. En otras palabras, REZAR, es decir, la acción de dirigir peticiones o alabanzas de contenido religioso a personas SANTAS, es un SACRILEGIO. La Biblia enseña que Dios es un Dios CELOSO, que es FUEGO CONSUMIDOR y que es una cosa TERRIBLE caer en las manos del DIOS VIVO. No confundamos el hecho de que Dios es AMOR creyendo que es un “viejito bonachón al que todo le viene bien y le da igual”. Dice incluso la Palabra que Dios al que AMA, disciplina. En conclusión, si analizamos desde Génesis hasta Apocalipsis vemos que Dios no admite otros dioses que ocupen su lugar o sirvan de intermediarios con Él. Este es uno de los pecados QUE MAS SEVERAMENTE Dios castiga en la Escrituras y uno de los pecados al que más se inclinaba el pueblo de Israel. No estoy siquiera refiriéndonos a los “dioses” que creamos y a los cuales ponemos en lugar de Dios, como las cosas, el trabajo, la familia, los entretenimientos, etcétera. Jesucristo puede ser el INTERMEDIARIO porque Él es DIOS mismo. No UN Dios, Él es Dios. Él enseñó que Él y el Padre son una misma cosa, también dijo que el que le vio a Él ha visto al Padre, y al partir para estar a la diestra del Padre, nos dejó a su Santo Espíritu.

¿Y cómo puede ser tres en uno? No tengo ni idea, porque como ser mortal finito hay muchas cosas que mi cerebro no puede comprender sobre lo infinito, pero mi corazón, mi mente y todo mi ser lo CREE, sin la menor duda y eso es FE. Y también dice la Escritura que sin FE es imposible agradar a Dios. ¡Un momento! Sin FE en DIOS… Si usted tiene fe en cualquier OTRA COSA, si usted CREE en cualquier otra cosa, esto este es el tipo de fe que el apóstol Santiago dice QUE NO PUDE SALVAR, y añade que “también los DEMONIOS CREEN y tiemblan”, en la presencia del Dios Santo.

Así llegamos al punto desde el que debemos partir: El primer aspecto a tener en cuenta para que podamos entrar a la presencia del Padre para presentar nuestras oraciones es la condición de nuestro corazón. Nuestro corazón SOLO PUEDE ESTAR PREPARADO Y LISTO SI SE LO HEMOS ENTREGADO por entero a nuestro Señor Jesucristo. Tengo que decirle QUE HAY QUE LIMPIAR LA CASA primero. Hay que votar las imágenes, los santos, las estatuas y cuanto pueda competir con Dios, PERO TODAS, no solo algunas. Y hay que ORAR solo a Dios, pues es solo a Él a quien podemos pedir y NO REZAR, pues NO HAY algún santo que PUEDA interceder por nosotros, óigame bien, ¡NI SIQUIERA MARIA! Si es que usted desea que sus oraciones pasen del techo de su casa y lleguen hasta el Santo Trono del Padre Celestial.
Déjame contarle dos historias y ya casi termino por hoy. Cuando mi nuera, a quien considero como a una hija más, se convirtió al cristianismo, agarró todas las imágenes y santos que había traído de Cuba y las lanzó al latón de la basura. Lo hizo sin ningún alarde y sin hacer muchos comentarios. Para ella fue un paso muy difícil, pues por mucho tiempo había depositado su fe en aquellas cosas y estaba recién dando los primeros pasos en el evangelio. Nunca se había leído la Biblia, y había estado asistiendo a la iglesia por unas pocas semanas, por primera vez en su vida. Sin embargo, el Espíritu Santo que mora en ella desde que recibió a Cristo, le estaba dando convicción de que aquello era un pecado y una abominación a Dios. Conservó sin embargo, una cadenita de oro, con una medallita con la imagen de la Virgen María que su abuelita, que la crió, le dio al ella salir de Cuba para que LA PROTEGIERA. Aunque ella no usaba la medallita la tenía guardada. Nadie en la familia sabía que ella tuviera aquella prenda de un considerable valor material y de un valor sentimental INCALCULABLE. Un día ella se levantó, fue al bote de basura e hizo un anuncio muy simple diciendo: Esta es la última imagen que me queda y aunque es un recuerdo de mi abuelita, sé que esto ofende a Dios, y la tiró sin pensarlo dos veces.
Desafortunadamente conozco otros varios casos de personas, algunas de ellas incluso se han bautizado por inmersión y son miembros de iglesias evangélicas, que se siguen persignando, rezando “Ave Marías” y “Padres Nuestros”, encendiéndoles velas a los santos y haciendo promesas para obtener cosas a cambio de sacrificios. Estos, en su mayoría, cuando se les enfrenta con la verdad que enseñan las Escrituras sobre estas prácticas, se sienten OFENDIDOS y atacados. Desafortunada y tristemente, la única explicación teológica que encuentro es que el Espíritu Santo no les da convicción de su pecado y la única razón para que esto suceda, es que el Espíritu Santo no mora en ellos. Es nuestro deber hablar con estas personas y orar por ellas para que Dios siga tocando a las puertas de sus corazones y para que ellas, dejen entrar en sus vidas al Rey de Gloria.

No creo que la salvación se obtenga por RECITAR o REPETIR una especie de REZO, aunque se le dirija a Dios. La salvación es el resultado de rendir nuestro corazón y voluntad a Dios, reconociendo nuestra condición, pidiéndole a Cristo que venga a ser en Señor de nuestra vida y RINDIÉNDOLO TODO a Él. Por eso decía al principio que depende de la actitud de nuestro corazón y voluntad. ¡Ese es el libre albedrío! Dios no fuerza la “puerta de nuestro corazón” para entrar, se requiere que el hombre la abra.

Volviendo al punto en el que comencé y sobre lo cual va a tratar esta serie. ¿Por qué los discípulos le dijeron al Señor, “enséñanos a orar”? Ellos eran judíos, y los judíos oraban. Juan el Bautista que había venido a preparar el camino para la llegad del Mesías y practicaba el “bautismo” como una confesión de arrepentimiento había enseñado a orar a sus discípulos. Al parecer, en los días de Jesús se habían mezclado mucho las costumbres y las tradiciones con prácticas ajenas al judaísmo y el resultado era algo no agradable a Dios. ¿Alguna semejanza con nuestros días? Es indudable que los discípulos oraban antes de hacer esta petición, pero también es probable que se sintieran como algunos nos hemos sentido en alguna oportunidad en la cual nos da la impresión de que nuestras oraciones no pasan del techo. También es probable que el poder que mostraba Jesucristo los tuviera confundidos y ellos observaban cómo e Él oraba al Padre. Seguramente en ocasiones se percataron de la dependencia de Jesús de su Padre en oración. Por eso ellos “querían aprender a orar como Él oraba”. No dudo tampoco que tuvieran en mente la crítica de Jesús a los escribas a quienes llamó “hipócritas” (Marcos 12:38-40) por la extensión de sus oraciones y por la “palabrería” que usaban.
Personalmente me siento incómodo en la presencia de personas que oran como si estuvieran predicando o tratando de impresionar a Dios. Otros hacen los recuentos de lo que publicó la prensa o dijeron en el noticiero de la televisión, como si Dios necesitara que se lo informáramos o para darle a saber a Dios lo bien informado que están.
La Biblia una y otra vez insiste en enseñarnos que DIOS SE AGRADA del corazón CONTRITO Y HUMILLADO. Si queremos llegar a Dios, y hemos recibido a Cristo y le hemos hecho amo y Señor de nuestras vidas, tenemos que venir ante el padre HUMILLADOS… Dice la Biblia que Dios RESISTE a los soberbios, en otras palabras, a los que se creen ser algo, a los que quieren ser importantes, a los que quieren tener el mando y el control, a los que se niegan a oír consejos y escuchar opiniones diferentes a las de ellos; a los que se creen mejores que los demás, incluyo a los lideres que piensan que la iglesia les pertenece a ellos. Mis amados, perdónenme, peros eso es SOBERVIA.
¡Señor, enséñanos a ORAR! Danos Padre la convicción por medio de tu Espíritu. Revélanos las cosas ocultas de nuestros corazones para poder presentarnos limpios ante ti por medio de la Sangre del Cordero sin mancha. Límpianos de la mancha de nuestros pecados, y permite que nuestras almas sean emblanquecidas por medio del sacrifico de tu Hijo en la cruz. Danos convicción para desechar de nuestras vidas aquellas cosas que hemos colocado en Tu lugar. Queremos presentarte el sacrificio de nuestros corazones contritos y humillados. Y queremos alabar y bendecir Tu nombre. A Ti sea la gloria, hoy y por siempre. En el nombre de Cristo, nuestro Señor y Salvador, Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Le agradezco mucho su comentario.
Oscar