viernes, 26 de marzo de 2010

Nuestro significa que pertenece a más de uno…

Cuando vine a vivir a este país, hubo dos cosas que llamaron mi atención de manera especial. Primero que aquí las personas siempre estaban comiendo, lo cual hacían en todas partes; ya fuera conduciendo un vehículo, en el cine o en el parque; en fin, en cualquier lugar. Y segundo, aunque no por eso de menor importancia, sino tal vez lo más importante, el individualismo, es decir, la filosofía de LO MÍO.
No recuerdo que en mis años de infancia alguna vez se me dijera, ni siquiera: “usa TU cepillo de dientes”; y claro está que mi cepillo era solo mío, pero me decían: “usa EL cepillo de dientes”. Pero en este país se habla siempre de TU o MI. Desde los zapatos, el automóvil, la ropa, la casa, los libros, la Biblia, la computadora, la oficina, y cuanta cosa usted pueda imaginar. Es verdad que a diferencia de muchos de los países del mundo, donde tener un automóvil es un gran privilegio familiar, aquí no se concibe la vida sin que cada cual; después de los dieciséis años, tenga su propio automóvil y que además haya en algunas casas un llamado “second car”, que no es ni más ni menos que un automóvil para cuando alguno de los otros autos, se rompe. Pero lo trágico es que la referencia no se hace a manera de distinción, sino para establecer los límites.

Con estos antecedentes nos enfrentamos a la segunda palabra usada por Jesús en el formato de oración dado a sus discípulos y por medio de ellos a nosotros. Tenga presente que Jesús es el HIJO UNIGÉNITO de Dios, ¡no hay otro! Él pudo haber dicho PADRE MÍO… En realidad nosotros no éramos hijos de Dios. Por medio de la muerte expiatoria de Jesucristo es que podemos ser ADOPTADOS como hijos del Padre celestial, sin embargo el dice [Padre] NUESTRO…

Por favor, vamos a leer de nuevo Mateo 6:9-14, y lo haremos muchas más veces durante esta serie de estudios bíblicos.

…Vosotros, pues, oraréis así: Padre NUESTRO que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11El pan NUESTRO de cada día, dánoslo hoy. 12Y perdónanos NUESTRAS deudas, como también NOSOTROS perdonamos a NUESTROS deudores. 13Y no NOS metas en tentación, mas LÍBRANOS del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.Se percata que todos los pronombres están usados en la primera persona del plural. ¡Aquí sí que no hay individualismo!
Padre NUESTRO
El pan NUESTRO
NUESTRAS deudas
NOSOTROS perdonamos
NUESTROS deudores
No NOS [a nosotros] metas
LÍBRANOS [a nosotros]

No creo que esto sea una “casualidad” y le puedo asegurar que no se trata de un asunto de estilo, no se trata de lo que en español llamamos un “plural de cortesía” como una forma estilística literaria. En este caso el PLURAL es real y está explícito.

¿Qué pudiera significar entonces el uso del plural por parte de Jesús? Pienso que Él les estaba recordando a los discípulos que ellos no eran “entes independientes”. Este no era un modelo para ser usado por una sola persona, sino por un GRUPO de discípulos, y en cierta medida, les estaba anticipando que serían parte de un grupo mucho mayor: La iglesia de Cristo. Esto me lleva a otra consideración a la luz de los escritos del Nuevo Testamento, en especial los del apóstol Pablo, y es que aunque hagamos la mayor parte de nuestras oraciones, en privado y solos, debemos tener presentes en ellas a los otros miembros de la comunidad de creyentes.
Así que nuestro Señor Jesucristo usó en la “oración modelo” los pronombres en plural. Ahora quiero que por un minuto reflexione en la manera en la cual usted ora. Piense cuántas veces en sus oraciones diarias a Dios, usted usa las palabras yo (pronombre personal primera persona del singular), mi y mío. ¿Cómo cree que cambiarían esas oraciones a Dios, si comenzara a usar NOSOTROS, NUESTRO, DE NOSOTROS, etcétera?

Espero que el Espíritu Santo le revele lo mismo que me rebeló a mí: ¡Tenemos que orar por nuestros hermanos en Cristo! Todos nosotros conocemos personas, en nuestra iglesia, en nuestra clase de la Escuela Dominical, en nuestro grupo pequeño de discipulado o en nuestra célula de estudio bíblico, incluso tal vez en nuestro centro de estudios o trabajo o en nuestro barrio; hermanos en la fe que están atravesando por dificultades, por enfermedades, problemas con el matrimonio, problemas económicos, falta de empleo, situaciones legales, problemas migratorios, problemas con familiares en otros países, y la lista de problemas es interminable. Tengo la convicción de que nosotros, como partes de la comunidad de creyentes, debemos estar orando constantemente los unos por los otros.

Esto indudablemente que tiene más de un beneficio. En primer lugar, nos permite ejercitar nuestra capacidad de preocuparnos por otras personas e interceder por ellas ante Dios, Y SOLO ante Él, solicitando ayuda y sanidad. Esto nos debe animar a todos a tener una expectativa reverente que nos permita poner nuestros sueños y nuestros sufrimientos, así como los de nuestros hermanos en Cristo, en las manos de Dios, para que Él cumpla SU VOLUNTAD en nosotros y por medio de nosotros. También es importante que notemos que esta actitud nos ayuda a pensar en los demás olvidándonos un poco de nosotros.

Con el tiempo, se va a sorprender al notar que va a emplear más tiempo pidiendo por los demás que pidiendo por sus necesidades personales, y al mismo tiempo notará que sus necesidades serán satisfechas como nunca antes. La explicación que encuentro para esto, es que Dios nos recompensa cuando comenzamos a pensar de la manera que Él piensa, ya que ponemos su Reino por encima de nuestros intereses individuales.
Podemos ir todavía más lejos, ya que nuestras necesidades personales se llegan a convertir en oportunidades para interceder por otros. ¿Qué quiero decir? En la medida que oramos por nuestros hermanos y nos familiarizamos con sus luchas, problemas y necesidades e intercedemos por ellas, cuando oremos por nuestras NECESIDADES PERSONALES, en muchas ocasiones, recordaremos las necesidades de nuestros hermanos y pediremos también por ellas.
¿Recuerda 1 Pedro 5:9? “…sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”...

Así que no somos los únicos que estamos enfrentado este o aquel problema, por más grave que sea o parezca, por más terrible que sea la enfermedad, las tentaciones, los fracasos y frustraciones, las traiciones… Lo más probable es que usted no conozca por nombres a otras personas que estén atravesando por la misma situación que usted está pasando, pero Dios sí los conoce, el sabe de alguien, en algún lugar que ahora mismo está enfrentando un problema similar al suyo, es probable que esa persona esté necesitando saber que Dios se preocupa por ella. Cuando ore por sus necesidades, incluya a otros que estén pasando por situaciones similares.
En muchas ocasiones Dios ha contestado a mis oraciones con un versículo bíblico, con un himno o canción religiosa o con un mensaje. ¿Ha tenido usted alguna experiencia similar? Muchas veces cometemos el error de pensar que esa “palabra” es para nosotros y nos olvidamos que también es para otros. Cuando después de un periodo de oración se sienta más fuerte y cerca de Dios, no guarde esta bendición solo para usted, ayude a sus hermanos en la fe que estén necesitando tener una experiencia similar. Pídale a Dios que le muestre a alguien que necesite de su ayuda y dispóngase a ayudar. Desde hace muchos años adopté la costumbre de reflexionar cada día en UN VERSÍCULO de la Biblia. Solo uno. Esto es independiente a los estudios que hago, a los pasajes de la Escritura que tengo que leer a diario como parte de mi trabajo, a los que leo para hacer mis escritos, etcétera. Dios me ha hablado de muchas formas por medio de este versículo SOLITARIO. Hace un tiempo, decidí compartir estos versículos con mis colaboradores y amigos y desde hace unos meses, lo hago cada mañana en FaceBook. No tiene idea de la cantidad de mensajes que recibo de hermanos y hermanas en todo el mundo que han sido ministrados por ese versículo que también me ministro a mí. Así que no se guarde las bendiciones, compártalas, pues somos parte de una COMUNIDAD de creyentes.

Los que vivimos en los Estados Unidos de Norteamérica, si fuimos perseguidos en nuestros países y discriminados a causa de nuestra fe, en poco tiempo solemos olvidar los malos tiempos y tratamos de borrar los malos recuerdos. Según el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, los cristianos hoy día sufren de discriminación y maltratos en unos sesenta países en el mundo. Sería bueno que recordáramos en oración e intercediéramos por nuestros familiares, amigos, conocidos y hermanos en la fe incluyendo a los desconocidos que sufren discriminación y maltratos por causa de su fe en Jesucristo.

¿Cuántas veces ora por su pastor durante la semana? ¿Y por los líderes de la iglesia? ¿Y por los pastores de otras iglesias? Pero no solamente debemos orar por ellos, también debemos de orar por todos aquellos que están sirviendo al Señor con sus dones y talentos; cantando en el coro, enseñando en la Escuela Dominical, liderando un grupo pequeño, visitando a los enfermos, ministrando a los necesitados, y en todas y cada una de las tareas que el ministerio cristiano tiene.
Déjeme poner tres ejemplos bíblicos para que usted trate de identificar a favor de quién oraron estos personajes:

El Hombre de Dios en 1 Reyes 13:6
Samuel en 1 Samuel 7:5-6
Moisés en Números 12:10-13

Pienso que la norma debe ser orar por otros, según oramos por nuestras propias necesidades. Piense que si sus oraciones se limitan a las cuentas que usted tiene que pagar, los problemas de sus hijos en la escuela, sus problemas de trabajo y alguna que otra necesidad, tal vez sus oraciones sean demasiado “insignificantes”. ¿Por qué? Porque cada semana adoramos rodeados de cientos de hermanos en el culto de adoración, nos relacionamos con decenas en nuestra clase de la Escuela Dominical. Conocemos a muchos de ellos por nombres, debemos de orar por ellos, porque ellos necesitan nuestras oraciones.

UNA NOTA AL FINAL:
Ya después de publicado este estudio en el blog,anoche me llamó un amigo con una pregunta que considero que es oportuno incluir. ¿Debemos orar CON o POR los no creyentes? Guao, esa es una muy buena pregunta. Es como caminar sobre cristales, hay que hacerlo con cuidado. Yo no he encontrado alguna referencia en las Escrituras en la que alguna vez, Jesús o alguno de sus discípulos hayan ORADO CON alguien que no fuera creyente.
Creo que hay un principio teológico detrás de este aspecto. Dios es Santo y NO RESISTE el pecado en Su presencia, los seres humanos somos pecadores, POR TANTO, ningún ser humano se puede presentar ante Dios por sí mismo. ¿Sí ORAR es hablar con Dios, cómo puede entonces un ser humano pecador entrar a la presencia de Dios para conversar con Él?
Dice la Escritura que LA SANGRE DE CRISTO NOS LIMPIA DE TODO PECADO. De manera que para PODER entrar a la presencia de Dios en oración, tenemos que haber sido justificados por Cristo, habiéndole recibido como Señor y Salvador. Pienso que esta es la razón por la cual, no hay estos ejemplos de orar con no creyentes, pues esas oraciones caen dentro de la categoría de VANAS PALABRERÍAS. Ahora, por creyentes implicamos personas que han renunciado a su vieja manera de vivir y le han dado a Jesucristo el control total de su vida. “Los demonios también creen y tiemblan”, dice Santiago.

Ahora, ORAR POR OTROS, es otra historia. Debemos de orar por todos aquellos que sabemos que tienen necesidades o enfrentan dificultades. DEBEMOS orar por los no creyentes, primero por nuestros familiares y amigos y por nuestros vecinos, compañeros de trabajo o estudio, y cualquiera que nos venga a la mente para que Dios abra sus ojos y sus corazones para que dejen entrar en ellos al Rey de Gloria; entonces cuando hayan puesto sus vidas incondicionalmente en la manos de nuestro Señor y Salvador Jesucristo y hayan renunciado a otras creencias y maneras pecaminosasde vivir, entonces si queremos, considero que podemos orar con ellos.
Por supuesto que esta es mi posición y es consecuente con lo que creo y he encontrado en la Biblia.

Quisiera que la semana que viene volviéramos sobre la primera palabra, PADRE, para ver algunos otros aspectos que no he mencionado…

Señor, enséñanos a orar…

1 comentario:

  1. MUY BUENO!!!!! Bah, como siempre!!!! Es interesante y me ha pasado que al pedir por lo otros es cuando mas Dios nos bendice.
    Sigue con este trabajo... en lo eterno

    ResponderEliminar

Le agradezco mucho su comentario.
Oscar