viernes, 1 de octubre de 2010

Confiando en Dios a Diario, Éxodo 7:14-11:10, III Parte

Para vencer a los dioses falsos Éxodo 10: 21-29

Éxodo 10:21-29

Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe. Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones. Entonces Faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: Id, servid a Jehová; solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas; vayan también vuestros niños con vosotros. Y Moisés respondió: Tú también nos darás sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para Jehová nuestro Dios. Nuestros ganados irán también con nosotros; no quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para servir a Jehová nuestro Dios, y no sabemos con qué hemos de servir a Jehová hasta que lleguemos allá. Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y no quiso dejarlos ir. Y le dijo Faraón: Retírate de mí; guárdate que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro, morirás. Y Moisés respondió: Bien has dicho; no veré más tu rostro”.

Por regla general, las personas se sienten indefensas cuando no tienen luz. Los niños suelen tener miedo a la oscuridad. Pienso que tal vez esta sea la razón por la cual el Juicio de Dios es frecuentemente precedido por las tinieblas, que hacen que las gentes se desorienten, se sientan solas y separadas de todo aquello que les es familiar. Aquellos que andan a tientas no se pueden enorgullecer. Recuerde que antes de que Sodoma y Gomorra fueran destruidas, los sodomitas que intentaron atacar a Lot fueron atacados por la ceguera (Génesis 19:11). Dice el profeta en Isaías 47:5 que cuando Babilonia fuera juzgada se sentaría en la oscuridad. Según Joel 2:31 El Día del Señor es un día de tinieblas. En Apocalipsis 16:10 dice que el quinto cuenco de juicio derramará tinieblas sobre la Tierra.

De la misma manera, la penúltima plaga, justamente antes de la plaga de los primogénitos de Egipto, fueron unas tinieblas que “se podían sentir”. Es difícil de poder imaginar un tiempo más aterrador para los egipcios. Leímos; “y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días”… Los comerciantes, los artesanos y los agricultores no pudieron trabajar. La población no pudo salir a las calles y las plazas a comentar y discutir acerca de lo que debían de hacer sobre “el problema de los israelitas”. El ejército no pudo ser movilizado para atacar a los hijos de Israel, los sacerdotes egipcios no pudieron salir de sus templos para hacer plegarias en contra del Dios de los hebreos. Lo único que pudieron hacer fue sentarse en la oscuridad, desprovistos de recursos, y esperar aterrorizados. Cuando Dios usa su poder en contra de los dioses falsos, Él siempre los derrota, mostrando que es más poderoso que ellos.

Y mientras esto ocurría, Israel tenía luz. La lección no podía pasar inadvertida para alguien. Todo el poderío de Egipto, su religión y sus dioses, su ejército, su agricultura, el comercio, y la maquinaria de gobierno habían sido detenidas. Y al mismo tiempo los indefensos hebreos, tenían luz porque Dios estaba con ellos. Si los egipcios hubieran aprovechado el tiempo que estuvieron sentados en las tinieblas para analizar y pensar, se hubieran dado cuenta que sus dioses, riquezas y su poderío militar, no les podían ofrecer alguna seguridad.

Quisiera llamarle la atención al hecho de que la plaga de las tinieblas tuvo un significado muy especial para los egipcios. Uno de sus dioses principales en este momento era Amón-Ra, identificado como el “dios sol”. Los días en Egipto estaban coronados por un brillante sol. Los egipcios creían que cada noche, cuando el sol se ponía en el horizonte, Amón-Ra viajaba en su barca solar a través del inframundo del reino de la muerte. Ra iba acompañado por otros dioses en su barca y ellos tenían que pelear y combatir a los monstruos del inframundo. Si estos otros dioses fallaban en defender a Ra se producían tormentas y eclipses en el mundo de los vivos.
Por lo tanto, los egipcios deben haber interpretado estos tres días de tinieblas como una calamidad especialmente muy mala. Es seguro que pensaron que el Dios de Israel había derrocado a Ra. Sin lugar a dudas llegaron a la conclusión de que el poder del Dios de Israel estaba más allá de sus posibilidades de resistencia.

Para mostrarnos su misericordia, Éxodo 11:1-10

Éxodo 11:1-10

“Jehová dijo a Moisés: Una plaga traeré aún sobre Faraón y sobre Egipto, después de la cual él os dejará ir de aquí; y seguramente os echará de aquí del todo. Habla ahora al pueblo, y que cada uno pida a su vecino, y cada una a su vecina, alhajas de plata y de oro. Y Jehová dio gracia al pueblo en los ojos de los egipcios. También Moisés era tenido por gran varón en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de Faraón, y a los ojos del pueblo. Dijo, pues, Moisés: Jehová ha dicho así: A la medianoche yo saldré por en medio de Egipto, y morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las bestias. Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo, ni jamás habrá. Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas. Y descenderán a mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Vete, tú y todo el pueblo que está debajo de ti; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de la presencia de Faraón. Y Jehová dijo a Moisés: Faraón no os oirá, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto. Y Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios delante de Faraón; pues Jehová había endurecido el corazón de Faraón, y no envió a los hijos de Israel fuera de su país”.

Después de la última plaga, el pueblo de Israel sería finalmente liberado de la esclavitud de Egipto. Pero ellos no se escabullirían como esclavos que se han escapado, llevando solo sus harapos sobre sus espaldas, y con los perros mordiéndoles los talones. En lugar de eso, ellos salieron como un ejército que había triunfad sobre sus enemigos, llevándose el botín de la victoria. La gran victoria del pueblo de Israel se expresa de tres maneras.

Primero, Dios les dijo que: “cada uno pida a su vecino, y cada una a su vecina, alhajas de plata y de oro”. En la antigüedad, con mucha frecuencia los bandos contrincantes que se habían opuesto en la guerra se declaraban ambos como vencedores. Pero había una manera segura de saber quién había sido en realidad el vencedor. En perdedor siempre tenía que pagar tributos. Llevándose las riquezas de Egipto, Israel no solo recibió una compensación por el trabajo que había sido extraído de ellos por la fuerza, sino que ellos también se llevaron lo saqueado como hacían todas naciones vencedoras.

En segunda instancia se ganaron el respeto de los egipcios: “Y Jehová dio gracia al pueblo en los ojos de los egipcios. También Moisés era tenido por gran varón en la tierra de Egipto”. Aquí la palabra “gracia” no significa que los egipcios, de pronto, comenzaron a sentir afecto y estimación por los hebreos. Pero los egipcios no podrían expresar el asco arrogante que las gentes generalmente sienten por sus esclavos y en este caso el particular, el asco que los egipcios sentían además por todos los extranjeros. Ellos se percataron con temor de que estos extranjeros, que habían sido trabajadores serviles habían sido favorecidos por el poderoso Dios, y que ellos no debían atreverse a mostrar alguna falta de respeto hacia ellos. La dignidad de Israel fue tan grande que dice el texto: “Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas”.

Y por último, los enemigos de Israel sufrieron muchas bajas: “y morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las bestias”. Ningún egipcio, sin tomar en cuenta su rango, riqueza o posición social fue excluido desde faraón hasta los siervos. Como un ejército que ha sufrido una aplastante derrota, dejando en el campo de batalla los cadáveres de los oficiales de alcurnia y de los humildes soldados de infantería. Egipto perdería lo mejor de su juventud en la última plaga.

Dios de buena gana usa su poder para proveernos su misericordia, que nos ayuda a confiar en Él. Pablo escribió en Romanos 8:37 que no somos más que conquistadores en Cristo. Apocalipsis 19 nos da un cuadro magistral en el que las tropas del Cordero triunfan en la batalla contra los falsos mesías y los que perseguían ala iglesia. Sin dudas, la primera gran victoria del pueblo de Dios sobre las fuerzas tenebrosas del mundo fue el Éxodo.

Para terminar déjeme poner un resumen de las diez plagas:

1. El agua se convierte en sangre Éxodo 7:14-25
2. Plaga de las ranas Éxodo 8:1-15
3. Plaga de los piojos Éxodo 8:16-19
4. Plaga de las moscas Éxodo 8:20-32
5. Plaga en el ganado Éxodo 9:1-7
6. Plaga de las úlceras Éxodo 9:8-12
7. Plaga de los granizos Éxodo 9:13-35
8. Plaga de las langostas Éxodo 10:1-20
9. Plaga de las tinieblas Éxodo 10:21-29
10. Plaga de los primogénitos Éxodo 11:1-12:30


Les espero la semana próxima…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Le agradezco mucho su comentario.
Oscar