sábado, 6 de noviembre de 2010

Reconociendo solo a Dios, Éxodo 12:1 a 15:21, I parte

Ya que Dios es el único que tiene un poder ilimitado, y no puede ser desafiado por nadie con éxito, las personas deben reconocerlo a Él como Dios. Todos los seres humanos debemos reconocerlo como nuestro Dios.

Actuar obedeciendo a Dios. Éxodo 12:21-28, 51
“Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua. Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana. Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir. Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre. Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito. Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró. Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón.
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Y en aquel mismo día sacó Jehová a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por sus ejércitos.

Acabo de regresar de un viaje de estudio en el que tuve el privilegio de visitar la ciudad de Corinto y las ruinas arqueológicas de la antigua ciudad de Corinto en Grecia. En sus tiempos, esta ciudad fue motivo de orgullo de sus moradores y del imperio griego. Ya en tiempos de Pablo la hegemonía griega no existía como fuerza política o militar, pero mantenía su primacía cultural. En el museo de Corinto se pueden observar algunas de las obras maestras creadas por los escultores griegos, a pesar de que la mayor parte de las grandes obras maestras se encuentran esparcidas por los museos del mundo y en algunas colecciones privadas.

Justo a los CRISTIANOS de la iglesia fundada por él en Corinto, Pablo les dirige estas palabras: “¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado?” ¿Qué quiso decir Pablo con esas palabras? El apóstol estaba reprendiendo a los cristianos de Corinto por su actitud presuntuosa acerca de la adoración, y el orden y la autoridad en la iglesia. El asunto es que la forma en la cual debemos vivir de acuerdo a nuestras creencias está determinada por Dios y no la podemos determinar nosotros.

El pasaje de Éxodo nos muestra el ritual de la Pascua. Había reglas básicas que se tenían que seguir: Primero, los israelitas tenían que seleccionar un cordero y sacrificarlo como “el cordero de la Pascua”. Segundo, tenían que tomar un manojo de hisopo, sumergirlo en la sangre del cordero y untar el dintel y los dos postes de sus casas. Tercero, tenían que permanecer dentro de sus casas toda la noche. Haciendo esto, ellos estarían a salvo cuando el Señor visitara a Egipto para herir a los primogénitos. Él vería la sangre y pasaría de largo y no permitiría que el destructor hiriera a los primogénitos del pueblo de Israel.

Por esta razón, aquella generación de israelitas, en la noche de la Pascua, probablemente marcara con sangre las puertas de sus casas. Esto no era lo que generalmente se hacía con la sangre de los animales ofrecidos en sacrificio. Es probable que esta norma haya sido vista como arbitraria. ¿Por qué poner sangre en la puerta de la casa y no en las paredes o el techo? ¿En definitiva, para qué hacía falta poner sangre? ¿Por qué usar un hisopo? ¿Por qué permanecer dentro de la casa durante toda la noche? ¿Por qué ofrecer un cordero y no un toro o una paloma?

Pero la Palabra de Dios no había SALIDO de los israelitas, ellos solo eran receptores de la Palabra y debían obedecer y hacer lo que se les decía. Analizando en detalles este ritual, podemos ver las razones por las que se estableció de esa manera. La sangre representa la muerte y la muerte del cordero era el sustituto por los primogénitos de los israelitas. El hisopo está asociado con la limpieza de algo o de alguien, veamos esta idea expresada con este sentido en Levítico 14:4, 52; Números 19:18 y Salmos 51:7. El uso del hisopo en el ritual de la Pascua indicaba que esa casa había sido purificada. La puerta era por donde se podía entrar a la casa. Poner sangre en la puerta en el ritual de la Pascua, equivalía a poner una barrera para que el destructor no pudiera entrar en la casa. Permaneciendo dentro de la casa, la familia se mantenía bajo la protección de la sangre del cordero sacrificado. El cordero es la más inocente de las víctimas y con el tiempo, vendría a representar a Cristo, que es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Busque en su Biblia Isaías 53:7 y Juan 1:29.

El camino de la salvación y la institución de la iglesia no SALE de nosotros. Me he encontrado con personas para las cuales la idea de que la salvación es solo obtenible mediante Jesucristo es inaceptable. Para otros, la idea de que la sangre de Jesucristo nos limpia de nuestros pecados, es un “barbarismo”. Para algunos, la celebración de la Santa Cena del Señor, es solo un rito sin importancia. La Pascua fue un tipo, una figura para el pueblo de Israel. Observemos con cuidado algo.

Aquella noche en Egipto, cualquier israelita, sin importar la pureza de su linaje y descendencia, que no hubiera obedecido las normas establecidas para la Pascua, sin dudas, hubiera sufrido la misma suerte de los egipcios. Ellos obedecieron, “Y en aquel mismo día sacó Jehová a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por sus ejércitos”. La enseñanza para nosotros está clara también: No podemos ignorar los términos y condiciones del evangelio, ese es el medio de salvación provisto por Dios, es Él el que lo estableció y nosotros no podemos establecerlo ni cambiarlo.

Contar lo que ha hecho Dios. Éxodo 13:5-8, 14-15

Y cuando Jehová te hubiere metido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del jebuseo, la cual juró a tus padres que te daría, tierra que destila leche y miel, harás esta celebración en este mes. Siete días comerás pan sin leudar, y el séptimo día será fiesta para Jehová. Por los siete días se comerán los panes sin levadura, y no se verá contigo nada leudado, ni levadura, en todo tu territorio. Y lo contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que Jehová hizo conmigo cuando me sacó de Egipto.
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Y cuando mañana te pregunte tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre; y endureciéndose Faraón para no dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia; y por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos.

Hacer pan en el mundo antiguo era una tarea que nunca tenía fin. Si tomamos en cuenta las condiciones húmedas y calientes de las costas mediterráneas, la posibilidad de conservar pan es algo casi imposible de lograr. Hacer pan consumía mucho tiempo. Comenzando que había que sembrar y cultivar el trigo, recoger sus granos, secarlos, molerlo y hacer harina, y el proceso de amasado requería tiempo y duro trabajo. La masa debía ser leudada, esperar que creciera y volverla a amasar antes de ponerla al horno. Y el pan había que consumirlo rápido pues se echaba a perder muy rápidamente. En resumen, mucho tiempo y trabajo para un alimento que no se podía conservar.

En la primera Pascua, no había tiempo para hacer todo esto. Tan pronto llegó la noticia de que faraón había consentido en que el pueblo de Israel saliera, la gente tuvo que alistarse de inmediato, mientras tuvieran la oportunidad de salir de Egipto. No había tiempo que perder en leudar y crecer la masa. Ellos simplemente mojaron la harina, la hornearon como estaba y tuvieron pan sin levadura. Por consiguiente, como un recordatorio de la rápida salida de Egipto, los israelitas no consumían pan leudado durante la celebración de la fiesta de los panes sin levadura, siguiendo el mandamiento de Dios: “Por siete días comeréis pan sin levadura”. Por lo tanto, ellos serian muy celosos en evitar la levadura durante este tiempo. Con el tiempo, la levadura se convirtió en un símbolo del mal, lea 1 Corintios 5:8.

La naturaleza de la conmemoración de los panes sin levadura aparece claramente en Éxodo 13:8: “Y lo contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que Jehová hizo conmigo cuando me sacó de Egipto”. Cada generación, cuando celebrara la pascua, recordarían el tiempo cuando Dios trajo la redención a Israel. Esta celebración seria una señal y un recordatorio.

También es un recordatorio a nosotros del cuidado y protección de Dios para su pueblo y más importante aún, de nuestra obligación de obedecer fielmente a sus mandamientos.

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Oscar