sábado, 20 de noviembre de 2010

Reconociendo solo a Dios, Éxodo 12:1 a 15:21, II Parte

Ya que Dios es el único que tiene un poder ilimitado, y no puede ser desafiado por nadie con éxito, las personas deben reconocerlo a Él como Dios. Todos los seres humanos debemos reconocerlo como nuestro Dios.

Confiando en el liderazgo de Dios, Éxodo 13: 20 a Éxodo 14:4

En mi ministerio como escritor independiente, como editor y como líder del un equipo editorial, así como en mi iglesia local, mucha gente me hace preguntas de todo tipo relacionadas con las Escrituras y su aplicación a los problemas diarios de la vida. Cuando la gente enfrenta algún problema serio o alguna dificultad extrema, bien sea la pérdida de un familiar querido o cuando sucede algún desastre natural o acto terrorista o de guerra que produce muchas víctimas, frecuentemente escucho la pregunta: ¿Dónde estaba Dios? O ¿Qué estaba haciendo Dios? Algunos han llegado a decirme, ¿sabe Dios lo que está haciendo? Y hasta: este asunto tiene muy poca importancia para que Dios se preocupe por esto que me está sucediendo.

Cuando seguimos la voluntad de Dios, confiamos en Él y reconocemos que Él es nuestro Dios; pero eso no impide que al enfrentar ciertos eventos nos sintamos tentados a dudar o a hacernos preguntas. Es cierto que hay situaciones en las que nuestra mente humana finita, no puede comprender la mente infinita de Dios. Quizá usted piense que estoy exagerando. Pero, ¿cómo se explicó un tsunami que mató a miles de personas en el Golfo Índico?, ¿O un huracán que azote una región y mate a cientos de personas y prácticamente borre del mapa a ciudades enteras? ¿Cómo explicar un terremoto que mate a miles de personas y destruya a un pequeño país del llamado Tercer Mundo? ¿Cómo podemos explicar que Dios permita que el mundo pueda ser aterrorizado por un grupo de fanáticos que están siguiendo las supuestas enseñanzas de un falso profeta llamado Mahoma o de unas falsas escrituras llamadas el Corán?

Las personas se preguntan, ¿por qué si hemos tratado de seguir la dirección de Dios para nuestras vidas a pesar de eso, todo va de mal en peor? ¡Pero esto no es algo nuevo! Job, en medio de la oscuridad de su desesperación, vio todas las calamidades que le habían acontecido y contemplando su vida destrozada, con llanto y mucho dolor clamó a toda voz, expresando todo el sufrimiento que sentía: “¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él? (Job 21:15)


El pueblo de Israel tenía razones prácticas para albergar una confianza absoluta por el liderazgo de Dios. Leamos lo que dice Éxodo 13:20 al 14:2:

Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, a la entrada del desierto. Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego.
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar.


Yo considero que muchas personas creen que la causa de que las cosas salgan mal es por no estar siguiendo la voluntad y el liderazgo de Dios (y en muchos casos esto es cierto), pero en el caso del pueblo de Israel que seguía a la “columna de nubes y la columna de fuego” no creo que dejaran mucho lugar a las dudas de que ellos estaban siguiendo la dirección que Dios les estaba indicando, ¿no le parece?

Pero al mismo tiempo, parecía como si Dios los hubiera llevado al peor de todos los lugares posibles. Acabo de regresar de un viaje de estudios al Medio Oriente y anoche comentaba con un grupo de hermanos y hermanas de mi iglesia que nos reunimos a orar que el desierto de Egipto es uno de los lugares más feos y tenebrosos que he visto en toda mi vida. Es feo y desagradable. Nada que uno quisiera desear y mucho menos pasar tiempo allí. No sabemos dónde están Pi-hahirot, Migdol y Baal-zefón pero podemos sacar conclusiones de los eventos que ocurrieron. Ellos anduvieron alrededor del Mar Rojo y regresaron: “den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar”. En otras palabras, Dios dirigió a Israel a desandar lo andado, a retornar por el camino que ya habían caminado.

Esto es lo que usted espera que haga la gente que está confundida, es lo que hace la gente cuando se pierde y no sabe cuál es la dirección que debe tomar. En este caso, lo lógico hubiera sido seguir hacia adelante bordeando el mar y alejándose de Egipto, no regresar sobre sus pasos. Pero siguiendo a las nubes se encontraron en un momento con el mar frete a ellos y los egipcios a sus espaldas. Este andar, al parecer inseguro, del pueblo de Israel hizo creer a faraón y a los egipcios que: “Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado” (Éxodo 14:3).

¿Y qué fue lo que hizo el pueblo de Israel? Ellos siguieron el liderazgo de Dios. Si nosotros seguimos la dirección de Dios cuando las cosas se presentan mal, hasta cuando parezca que hacerlo carece de lógica y es contra la razón, esteremos reconociendo y declarando que Dios sabe algo que nosotros no sabemos. Esto es una parte importante de reconocer a Dios como nuestro Dios. Nunca debemos perder de vista que: “Sus caminos no son nuestros caminos, ni sus pensamientos nuestros pensamientos”.

No dude porque Dios va a obrar. Éxodo 14:5-14.

Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón. Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.

Cuando uno visita el museo de El Cairo puede hacerse una idea de la opulencia y el esplendor con el que vivían los faraones egipcios. Para este faraón y para su gente, la idea de haber perdido la mano de obra esclava del pueblo de Israel era del todo inaceptable. Esto al parecer era peor para ellos que haber padecido la Diez Plagas. Todo parece indicar que se arrepintieron de haber liberado al pueblo de Israel y decidieron salir en su persecución. Me imagino que estarían rabiosos pensando en cómo el pueblo que había sido esclavo por tanto tiempo, ahora marchaba libre alejándose de Egipto después de haber cargado en sus espaldas los tesoros de oro y plata que en última instancia les pertenecían a ellos ( a los egipcios). Por supuesto que cuando los egipcios aprestaron a su ejército y prepararon sus carros para salir en la persecución de los israelitas, ellos en ningún momento pensaron que estaban haciendo algo malo, tal vez consideraban que ese era su derecho.

Pero los egipcios le habían dado permiso al pueblo de Israel para salir libre y le habían regalado riquezas y no tenían alguna justificación legal ni moral para salir en su persecución y atacarlo. Para Faraón y su corte era solamente un asunto de tomar ventaja de la situación, sin que algún cargo de conciencia les perturbara en lo absoluto.

La reacción de Israel revela miedo y rabia, y a la vez, en un sentido más positivo, clamaron a Dios en oración. La gravedad de la situación se expresa de esta manera: “los hijos de Israel temieron en gran manera…” Ellos tenían suficientes conocimientos para entender que estaban en una situación desesperada, sin muchas opciones y ante un peligro real y cierto. Su rabia se expresa en estas irrespetuosas y sarcásticas palabras dirigidas a Moisés: “¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto?” En lugar de analizar la situación para buscar una solución, se pusieron a echarle las culpas a su líder. El estado moral en el que estaban y lo que considero su cobardía está expresada en estas palabras: “Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto”. ¿Notó una cosa? El diablo siempre trata de que volvamos al lugar de nuestra esclavitud. Ya lo he dicho en otros estudios publicados en este sitio y en otros lugares. Dios nos liberta para que SEAMOS LIBRES de la esclavitud del diablo y del pecado, pero nuestra tendencia humana pecadora es la de volver al sitio de nuestra esclavitud. Israel prefería volver a la esclavitud de sus tiranos enemigos que arriesgarse para ser libres.

Pero observe con cuidado que el texto incluye algo más… “y clamaron a Jehová”. Muchas veces al leer este pasaje, pasamos por alto esta importante declaración. Es que la situación es tan tensa que solemos obviar esto que casi pasa inadvertido. Sin lugar a dudas que esta no es una oración que muestre fe y confianza, es más bien un gemido. Pero sin embargo muestra que a pesar de todos sus fracasos y errores, a pesar de sus caídas y tropezones, ellos eran EL PUEBLO ESCOGIDO DE DIOS y que ellos sabían a quien podían acudir en sus crisis.

La respuesta de Moisés está caracterizada por ser una muestra de liderazgo y de confianza en Dios. Se muestran las características del verdadero líder de animar a la gente en medio de las dificultades y las crisis. Moisés les dijo: “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros…” Moisés pudo haber reaccionado negativamente por el sarcasmo de ellos y por su falta de respeto y desobediencia a su liderazgo. También pudo haberse enfadado por su falta de fe en Dios a pesar de las maravillas que Él había hecho para que fueran liberados de su esclavitud, pero no hizo eso. Él siguió adelante con su tarea de sacarlos, obedeciendo a Dios pasando por encima de sus sentimientos de hombre.

Moisés mostró su inquebrantable fe en Dios cuando dijo al pueblo: “los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros…” Moisés recordaba las promesas de Dios y lo que acababa de hacer en Egipto y estaba seguro de que Dios no abandonaría a Israel.

¿Se da cuenta que el Dios de Israel es nuestro mismo Dios? ¿Recuerda que Dios no cambia? ¿Ha olvidado que Dios es el mismo ayer, hoy y será el mismo por los siglos? ¿Qué diferencias hay entre el peligro que se ceñía sobre el pueblo de Israel y el que anuncian todos los días los titulares de los periódicos de hoy? Estamos experimentando las mismas tendencias sociales, nuestras circunstancias no difieren mucho de las que enfrentaba el pueblo de Israel. Hay personas malvadas que nos odian y buscan cada oportunidad que se pueda presentar para hacernos mal. El pueblo de Dios con frecuencia se desespera y siente temor.

Quiero hoy, de manera especial hacer un llamado a todos aquellos que ocupamos alguna posición de liderazgo de cualquier índole en la iglesia de Dios, bien sea como ujier, maestro de la Escuela Dominical, líder de un grupo pequeño o de una célula, líder de adoración, pianista o cantante, diácono o anciano, evangelista o pastor, ministro del evangelio o creyente. ¡POR FAVOR, NO OLVIDE NUNCA QUE…! A pesar de lo que pueda percibirse por las circunstancias, DIOS ESTÁ EN CONTROL en todo lo que está sucediendo. Aunque aparentemente el diablo y sus fuerzas estén ganando la batalla, solo está sucediendo lo que Dios ha permitido que suceda a fin de mostrar su Gloria y Grandeza a fin de Glorificar su nombre. A Él sea toda la Gloria, Honra y Honor, Hoy, mañana y por siempre, amén, ¡Aleluya!

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Oscar