viernes, 26 de noviembre de 2010

Reconociendo solo a Dios, Éxodo 12:1 a 15:21, III Parte

Ya que Dios es el único que tiene un poder ilimitado, y no puede ser desafiado por nadie con éxito, las personas deben reconocerlo a Él como Dios. Todos los seres humanos debemos reconocerlo como nuestro Dios.

Creyendo a Dios, Éxodo 14:15-31

Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo. Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros. Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno. Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda. Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.

Acabo de regresar de un viaje de estudios en el que tuve el privilegio de visitar Egipto. En el museo de la ciudad de El Cairo, pude admirar los salones dedicados a mostrar los tesoros de la única tumba de un faraón egipcio que ha sido descubierta sin haber sido violada por los ladrones de tesoros, me refiero a la tumba del faraón Tutankhamón (1361 aC a 1352 aC). Entre los increíbles objetos que pude admirar se encuentra un carro de guerra egipcio, probablemente similar a los descritos en Éxodo 14:15-31. Los carros egipcios fueron, sin lugar a dudas, el arma estratégica más eficaz de la llamada edad de Bronce Tardía (1550aC a 1200 aC). Además del carro de la tumba de Tutankhamón, existen otros cinco carros recuperados de otras tumbas egipcias, (seis en total) que nos permiten tener una mejor idea de qué se trataba.

El carro en sí, era una especie de caja de poco peso montada sobre dos ruedas que estaban unidas por un eje simple y era tirado por un par de caballos. Los carros parece ser que eran hechos con madera, piel y bronce. Los carros egipcios generalmente llevaban dos soldados: Un conductor y un arquero. Esta extraordinaria maquinaria de guerra combinaba la habilidad de un desplazamiento rápido y la de lanzar proyectiles a mucha distancia, de manera que eran un arma muy temible en sus días que provocaba mucho temor en sus enemigos.

De manera que este es el contexto que encontramos cuando leemos Éxodo 14:15-31. Tenemos que situarnos en el tiempo, ya que en ese momento los carros egipcios eran el equivalente a los cohetes nucleares intercontinentales más sofisticados de nuestros días. Y es importante que notemos esto para que podamos valorar en toda su dimensión el alcance de la victoria de Dios sobre los egipcios y Faraón, que según ya hemos explicado antes, era de acuerdo a las creencias egipcias “el representante de sus dioses en la tierra”. La victoria se nos describe de una manera directa. Observemos los detalles:

Primero, el Ángel de Dios se paró entre Israel y los egipcios para detener temporalmente al ejército egipcio.

Segundo, un recio viento oriental sopló durante toda la noche haciendo que se dividieran las aguas del mar, permitiendo que los israelitas cruzaran en seco por dentro del mar, entre dos murallas de agua.

Tercero, el Ángel del Señor se apartó permitiendo que el ejército de Egipto con sus carros se lanzaran al mar que seguía divido para perseguir al pueblo de Israel.

Cuarto, usando algún medio que no podemos entender con claridad, Dios hizo que reinara la confusión entre los carros y el ejército de manera que los egipcios sintieron pánico. Permítame detenerme un segundo. Estos eran soldados entrenados y curtidos por las guerras, que estaban en posesión del arma más sofisticada y poderosa de la época, no eran chiquillos de preescolar que le temen a lo oscuro. El miedo que se apoderó de ellos fue tan grande que no podían seguir persiguiendo a Israel ni tampoco organizar la retirada en medio del caos que se había formado.

Quinto, las aguas del mar regresaron a su lugar tragándose a los egipcios, al punto que ninguno de ellos pudo sobrevivir.

Este pasaje enfatiza y no deja lugar a dudas en cuanto a que esta fue una obra de Dios. Note que se le recordó a Moisés que él estaba investido del poder de Dios. Observe como la columna de nubes y fuego mantuvo separados a los egipcios todo el tiempo que fue necesario. No se pierda el espectáculo que nuestra mente no puede comprender con mucha claridad: El pueblo de Israel cruzó en seco por el medio del Mar Rojo mientras que las aguas eran separadas formando una especie de muralla de agua a ambos lados.

Como conclusión de estos hechos tremendos y sin paralelo, dice la Escritura: “Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo”.

La principal enseñanza de este hecho milagroso es que cuando creemos que Dios nos ha librado de alguna dificultad, estamos reconociendo que Él es nuestro Dios.

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Oscar