sábado, 27 de agosto de 2011

Rendición de cuentas

1 Corintios 4.1-5
“Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. 2Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. 3Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. 4Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. 5Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios”.

Hace poco menos de un año tuve el privilegio de visitar la ciudad de Corinto en Grecia. Paseándome por las ruinas de lo que en tiempos de Pablo fuera una de las ciudades más importantes del Asia Menor se puede tener una mejor idea del asunto de las cartas que escribió el apóstol a los cristianos de la iglesia que se había fundado en aquel lugar. El museo de Corinto es único en su género. No es muy grande, los edificios que lo contienen son simples. Su valor está en las colecciones que muestra y el los restos de columnas monumentales y esculturas. El patio del museo es enorme y cubre los restos de lo que fuera la ciudad de Corinto en tiempos del apóstol. Incluso me pude parar en donde dice la tradición que Pablo estuvo hablándole a los cristianos corintios.

Contemplando el canal de Corinto, todavía hoy, es difícil de imaginar cómo fue posible realizar esta monumental obra de ingeniería. Los ciudadanos de Corinto tenían un alto nivel cultural, tecnológico y económico. Estos son ingredientes que por lo general llevan a la gente a ser arrogantes y orgullosas. Tal vez este fuera uno de los problemas que Pablo tuvo que enfrentar en aquella congregación. Me imagino a algunos de los más influyentes en la congregación de cristianos de Corinto, cuya actitud y conducta estaba siendo criticada por el apóstol diciendo: “¿Quién se ha creído este Pablo que es él? ¿Quién lo ha nombrado apóstol? ¿De dónde sale este fariseo a decirnos lo que tenemos que hacer? ¿Se habrá visto individuo más fresco que este Pablo?

Otros pioneros del cristianismo habían andado por aquellos lugares predicando a Cristo resucitado y muchos se habían convertido de sus antiguas creencias paganas, pero al igual que hoy día, algunos recién convertidos y otros no tan recientes, no muestran en sus vidas un cambio impresionante con su antigua manera de vivir. Este era el caso en Corinto.

Ah, olvidaba decir que la ciudad de Corinto se caracterizaba por las inmoralidades de todo tipo y en especial la sexual. Aparentemente Pablo escribió 1 Corintios en el año 55 d.C. en respuesta a una carta que había recibido de la iglesia de Corinto (1 Corintios 7.1). Pablo, según lo que he podido conocer de él, no era una persona de esas de carácter pasivo y casi insípido. Pablo llamó a los corintios a luchar por lograr la unidad en la iglesia, luchando por realizar los planes de Dios y NO los SUYOS. ¿Le parece un problema conocido? ¿Tal vez conoce alguna iglesia con el mismo problema? Por 1 Corintios 1:10-12 y 3:4 nos damos cuenta que al parecer algunos cristianos corintios se declaraban leales o partidarios de determinados líderes, en lugar de poner a Cristo en el lugar de liderazgo que tiene. Parece ser que los que no se identificaban con los líderes humanos, sino que pudiéramos decir que eran cristocéntricos, NO ERAN humildes, sino arrogantes. ¿Le parece haber estado en esa congregación? Yo he estado en muchas similares, tengo que decir: “desafortunadamente”.

Pablo con toda autoridad y con la energía de su temperamento y carácter le recuerda a la iglesia de Corinto Y NOS RECUERDA A NOSOTROS HOY, que TODOS los lideres humanos que sirven en la iglesia y los ministerios, son SIMPLEMENTE SIERVOS que Dios usa porque en última instancia: “…el crecimiento lo ha dado Dios”. (1 Corintios 3:5-7). TODOS los obreros en el reino de Dios SON SIMPLEMENTE, colaboradores, por la gracia de Dios y CADA uno debe construir sobre el MISMO fundamento el cual no es ni más ni menos que Jesucristo (vv12-15).

Déjeme insistir. No importa lo que usted sea: Pastor, diácono, maestro de la Escuela Dominical, líder de un grupo pequeño, director de cualquier cosa, cantante, pianista, jefe de algo, profeta, apóstol, cardenal, obispo, o Papa. ¡NO se llame a engaños! Usted es un SIMPLE colaborador. En otras palabras más feas. ¡NO SOMOS ABSOLUTAMENTE NADA! Por lo que no hay algo de qué vanagloriarse o estar orgullosos.
Pablo le dice a los corintios, y nos dice a nosotros: “Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 14Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”1 Corintios 3:12-15.

De manera especial Pablo les llama la atención para que no caigan en el error de sobreestimar su propia sabiduría: “Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. 19Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. 20Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos” 1 Corintios 3:18-20. De nuevo, no es el caso de una iglesia que conocemos, o a lo mejor estamos en ella. Era la iglesia de Corinto hace casi dos mil años.

Recuerdo con desagrado la época cuando vivía en Cuba en la cual los llamados “Delegados del Poder Popular” supuestamente convocaban cada tres meses a los vecinos de una zona para “rendirles cuenta” de las gestiones que habían hecho con el gobierno local. Por supuesto que eso era un “chiste” y nadie lo tomaba en serio. Como los cubanos somos el tercer grupo étnico más grande de los hispanos en los Estados Unidos según el último censo, después de los puertorriqueños y mexicanos quiero aclarar que esta rendición de cuentas, de la que habla Pablo, es un asunto serio y nada tiene que ver con la que un día conocimos en Cuba.

Observe 1 Corintios 4:1, Pablo desea ser reconocido, al igual que sus colaboradores como un SERVIDOR de Cristo. ¿Se da cuenta? El apóstol que había tenido un encuentro con el Cristo resucitado, que había dedicado su vida a propagar el evangelio, que estaba arriesgando su vida, que era de los más educados de los seguidores de Cristo, justo hablándoles a los cristianos de una de las ciudades más arrogantes y orgullosas reclama ser considerado como un “ayudante” o “asistente” de Cristo. ¿Y usted? ¿Cómo se considera usted? No mire a los demás. El cristianismo es un asunto PERSONAL. Si cada uno de nosotros se propusiera comenzar a vivir como Cristo, de seguro podríamos cambiar al mundo. Hay mucha gente arrogante y orgullosa en nuestras congregaciones. Hay muchos que creen que sin ellos la iglesia va al fracaso. Hay quienes piensan que la congregación que han ayudado a edificar les pertenece a ellos y no al que la edificó y compró con su sangre. ¿Ha observado cuando le pregunta a alguien cómo anda su iglesia qué es lo que por lo general la gente dice? ¡Aquí creciendo! ¿Sabe una cosa? Los números se han convertido en una obsesión para algunos. Soy miembro de una iglesia que tiene 9,500 miembros, pero nuestro énfasis principal no es crecer en números, sino que la gente pueda crecer espiritualmente, y todo los ministerios están enfocados hacia ese fin. Y usted, ¿cuál es su propósito? ¿Crecer en números o que la gente pueda crecer espiritualmente?

Veo muchos de los que llamo “cristianos intelectuales”. Gente que conoce y maneja la Biblia, pero no practica lo que dice. Veo gente arrogante. Veo gente que considera que la iglesia les pertenece a ellos. Veo a gentes que si las cosas no se hacen como ellos quieren se enfurecen y arremeten contra los otros. Veo manipulación y hasta engaño. Veo a gente diciendo lo que otros quieren oír para caer bien y ser populares. Veo a gentes mintiendo en los reportes y dando números falsos de conversiones, membresías y asistentes, para impresionar y ser importantes. Veo a gentes tratando de usar a la iglesia como un medio de sostén, un lugar donde trabajar poco y ganar lo necesario, y a veces, más de lo necesario.

Pero NO VEO ESO en Corinto, lo veo aquí, en este país que acogí como propio y del cual soy ciudadano. Y lo digo con dolor, con un profundo dolor, pues cuando vine a los Estados Unidos de Norteamérica pensé haber llegado a la verdadera Tierra Prometida, creyendo haber llegado a una nación cristiana, y lamentablemente, ESTABA EQUIVOCADO.

Pablo se considera un SERVIDOR y reclama que él y sus colaboradores son: “… administradores de los misterios de Dios”… Y esta simple palabra encierra un profundo significado teológico. En primer lugar, el apóstol dice que se requiere que los administradores sean hallados fieles. Dios desea más que cualquier otra cosa que sus seguidores sean hallados fieles. Observe también que un administrador no establece los planes, él los administra, los planes los hace el que contrata al administrador. Servir como administradores de Dios implica, concéntranos en SUS PLANES y no en los nuestros.

Pablo en esta carta deja ver que a él le importaba muy poco lo que la gente pensara, creyera o hablara sobre su trabajo por el Señor. Claramente el apóstol dice que ni los corintios ni algún tribunal humano iban a evaluar su trabajo como administrador. Pablo en su manera característica de hablar dice que a él solo le preocupa agradarle al Señor, pues es Él quien lo juzga. Pablo nos abre una nueva manera de ver las cosas. Nos llama a no precipitarnos en la manera de ver y juzgar las cosas y dice claramente que es a Dios a quien tendremos que rendir cuentas. Y señala admirablemente que es de Dios de quien recibiremos alabanzas, si es que nuestra actuación merece alguna, ya que Dios conoce nuestros corazones y sabe las motivaciones por la cuales hemos trabajado o trabajamos.

De manera que le llamo la atención para que tenga esto presente en cada cosa que haga o pudiera hacer para la obra del Señor. No espere reconocimiento de las gentes NI LO BUSQUE. Trabaje para ser hallado fiel por el Señor. No olvide que solo somos SIERVOS que hemos sido llamados para servir a los demás. No solo los pastores, todos SOMOS siervos. Y nosotros somos simples administradores que administramos los misterios de Dios y trabajamos para ser hallados fieles y recibir nuestra alabanza, si alguna merecemos, en el día final por el Rey de Reyes y Señor de Señores y no recibir alabanzas de algún ser humano u organización humana.

No mire a los que le rodean y hacen otras cosas. Ni siquiera mire a Pablo o a Juan. ¡Mire solo a Cristo! Él es nuestro modelo y ejemplo perfecto. A Él le redimiremos cuentas de todas nuestras actuaciones y de nuestros pensamientos y motivaciones.

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Oscar