jueves, 16 de febrero de 2012

Exhortándonos unos a otros…

Tuve la bendición de crecer a los pies de un santo hombre de Dios que fue pastor de la Primera Iglesia Bautista de Santa Clara por más de cincuenta años. Inició su pastorado en esa iglesia cuando tenía unos veinte años y allí se retiró. Era un hombre que casi nunca reía, pero siempre estaba gozoso y alegre. Tenía muchos dones espirituales: algunos de los dones más populares y otros no tan populares. Sus mensajes eran bíblicos y llenos de teología y doctrina. Ocupó muchos cargos en la Convención Bautista de Cuba, fue un gran líder y pastor, pero por sobre todas las cosas, lo recuerdo siempre por su manera de enfrentar el pecado en la congregación.

Moisés González fue un perfecto ejemplo de la manera en la que se pueden relacionar estrechamente en don de la enseñanza con el don de la exhortación. Mientras que la enseñanza brinda la instrucción cristiana básica que es necesaria para la vida, la exhortación ayuda a los cristianos a vivir con obediencia a los mandatos de Cristo. Muchas veces me he preguntado si la desobediencia con la que vemos que viven muchos que se llaman cristianos, se debe a la ausencia del don de exhortación en los líderes religiosos de esas personas. He conocido a varias personas que me han tratado de convencer de su falta de acción exhortando a aquellos que andan en pecados que dañan al Cuerpo de Cristo, alegando nada más y nada menos que la Gracia de Dios.

Entiendan bien lo que estoy diciendo. No estoy llamando a la hipocresía y el fariseísmo. Simplemente estoy llamando la atención al hecho de que la Biblia enseña que hay que llamar con amor al pecador para que se arrepienta de sus pecados. Quienquiera que sea y esté donde esté. He conocido de más casos de los que quisiera, de líderes religiosos que han cometido pecados "escandalosos". Esto en verdad no me extraña, porque somos seres humanos y cualquiera puede caer en el pecado. Lo que siempre me sorprende es que esta gente, siempre trate de justificar sus pecados, incluso usando la Biblia y echándole la culpa de sus malas acciones a otras personas. Sin arrepentimiento sincero, ¿cree que pueda haber perdón de pecados?

No podemos llamarnos a engaño. Dios ama al pecador pero aborrece al pecado. Él no permite el pecado en Su presencia. Piense en esto: Si lo que acabo de decir es verdad, ¿cómo podemos esperar que Dios esté presente en una iglesia en la que haya pecado y en la que no se le llame la atención a los pecadores para que se aparten del pecado? ¿Será tal vez esta la razón por la que algunas iglesias han perdido su influencia en la comunidad? Hablemos claro: Pecado es pecado y donde hay pecado, Dios no se manifiesta. No importa cuántas personas se reúnan allí. También los estadios deportivos se llenan para ver los juegos de fútbol o béisbol y no por eso podemos pensar que Dios esté presente allí.

Es importante que entendamos que el don de la exhortación también involucra consolar y alentar a los creyentes para que puedan aplicar el evangelio de una manera práctica a su vida diaria. No es simplemente dedicarse a "buscar faltas" en los demás y mucho menos criticar a la gente o lanzar rumores. Es ALENTAR y consolar proveyendo ayuda para que la gente pueda vivir más cerca de nuestro Rey y Señor.

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Oscar