miércoles, 14 de marzo de 2012

¿Está preocupado?

Tal vez usted tenga el mismo problema que yo tengo. Familiares que no conocen a Cristo. O dicho de otra manera, familiares que aunque han oído de Él, prefieren permanecer en los caminos del mundo y separados de Dios. Para mí son un motivo diario de oración para que Dios en su infinito amor, se les revele y ellos puedan tener un encuentro personal con Él, como el que tuvo el apóstol Pablo en el camino a Damasco. En ocasiones uno se desconcierta y en verdad no sabe cómo orar por los familiares que están separados de Dios.

Al parecer el apóstol Pablo tenía un problema similar. En Romanos capítulo 9 él comienza haciendo una declaración de enfatizando que lo que decía era Verdad. Esto sin dudas confirma la importancia del mensaje que Dios le había dado para anunciar. Su exposición expresa más que su opinión sus convicciones. Insiste planteado que lo que está diciendo lo hace en Cristo, lo cual sin duda alguna, en un hombre como Pablo, tiene una gran significación.

No debemos pasar por alto este discurso, pues nos ayuda a comprender mejor las palabras de Pablo. El apóstol quería decir claramente que el mensaje del evangelio que él presentaba no le pertenecía u originaba en él. Debemos recordar que algunos miembros de la iglesias fundadas por él, deseaban seguir “sus doctrinas” pero rechazaban a otros y a la inversa. Por lo que Pablo está diciendo que aunque él tenía la autoridad, dada por Cristo de proclamar el evangelio, eso no significaba que se podía confiar solo en su autoridad como apóstol para creer. El evangelio en sí tiene su poder en Cristo; el evangelio es confiable porque Cristo es confiable, y señala al único medio de salvación que existe: Cristo sin “acompañantes”. No es Cristo y algo más. Jesús es el único y es suficiente.

El mundi en el que vivía Pablo no era muy diferente al nuestro en cuanto a la degradación de los valores éticos y morales por lo que Pablo da mayor énfasis a sus palabras agregando: no miento. El apóstol quería despejar toda duda posible en cuanto a la veracidad del mensaje que estaba anunciando. Siempre me ha llamado la atención que Pablo dice que había llegado a esta conclusión porque su conciencia le daba testimonio en el Espíritu Santo. Es una suerte de redundancia para despejar toda posible duda que a pesar de la naturaleza un tanto personal del mensaje, este provenía de Dios. Aunque Pablo en sus escritos se toma libertades literarias y en ocasiones parece saltar de un asunto a otro, según estos vienen a su mente y no sigue un plan premeditado, en esta ocasión en particular va más allá de todas las convenciones lingüísticas para enfatizar que lo que estaba diciendo no admitía dudas. Las buenas nuevas de Jesucristo vienen por completo de Dios y son totalmente ciertas. Ya que Dios es quien origina toda verdad y es la fuente de la verdad este mensaje es simplemente VERDAD.

De manera que el apóstol primero quiere establecer la veracidad sin dudas de su mensaje, que genera cierto dolor y profunda preocupación en él. ¿Pero de qué asunto tan importante se trata para que el apóstol haga este tipo de afirmaciones antes de desarrollar su idea?

Veamos lo que dice en Romanos 9.1-3

9.1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo,
2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.
3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;



Después de dejar la verdad del evangelio claramente establecida, Pablo expresa su preocupación y pasión por sus hermanos. Debido al poder del evangelio que obraba en su vida y las implicaciones del evangelio, tanto para los creyentes como para los inconversos, el apóstol sufría gran tristeza y continuo dolor en su corazón al ver la falta de fe y el rechazo. La intensidad de estas palabras habla por sí misma. Pablo habla con entusiasmo acerca del evangelio porque es de Dios. Como mensaje verdadero se debe reverenciar y reafirmar con seguridad. Pero este mismo mensaje causa dolor y angustia. ¿Por qué? Entendemos el porqué de la pasión de Pablo, pero ¿por qué la tristeza y el dolor?

Pablo tenía el corazón entristecido porque amaba profundamente a su pueblo y dentro de ellos están también sus parientes. El apóstol sabía que tal vez algunos de sus familiares queridos y de sus hermanos israelitas no iban a recibir la verdad del evangelio, y esto lo entristecía profundamente. Pensar que alguien pudiera pasar la eternidad lejos de Cristo lo motivaba a hacer todo lo que fuera posible para presentarle el evangelio. Pero Pablo sabía, desde luego, que no podía tomar la decisión de seguir a Cristo por otra persona. Pero esto no impedía que sintiera una profunda tristeza y un gran dolor cuando alguien rechazaba al Señor, a tal punto que habría preferido él mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a sus hermanos.

Pablo usa una metáfora para decir que si estar separado de Cristo en la eternidad pudiera servir para acercar a sus hermanos a Cristo, él no dudaría en permitir que eso sucediera. ¡Él estaba dispuesto a sufrir el infierno para que aquellos a los que amaba pudieran vivir en el cielo! ¿Alguna vez ha sentido un profundo dolor, una terrible angustia, debido a algún familiar suyo que se empeña en rechazar a Cristo? ¿Estaría dispuesto a hacer este tipo de sacrificio, si fuera posible, por un hijo inconverso? ¿Por qué no clama día y noche por esa persona, para que Dios le abra los ojos del corazón?

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Oscar