sábado, 5 de mayo de 2012

¿Cena del Señor o transustanciación? I Parte


¿Cena del Señor o transustanciación? I Parte
Debemos comenzar por el origen que se encuentra en Mateo 26:26–29
“26Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; 28porque esto es mi sangre del nuevo pacto,  que por muchos es derramada para remisión de los pecados. 29Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre”.

Le invito a leer también Marcos  14:22–25 y Lucas 22:14–20 que presentan el mismo pasaje.
Hoy día, cuando las iglesias celebran la Santa Cena del Señor, escuchan las palabras que Pablo recibió del Señor y que él pasó a los creyentes. Las palabras de este pasaje particular son la fórmula usada para observar la Cena del Señor. Lo que queremos decir es que usamos las palabras que Pablo escribió a los corintios y no las que están en los Evangelios. Tanto las palabras como la secuencia que presentan los Evangelios son distintas a las que Pablo coloca en este capítulo.

“23Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 25Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto  en mi sangre;  haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. 26Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga”. 1 Corintios 11:23-26

Dice el apóstol:  «Porque yo recibí del Señor lo mismo que os transmití». Cuando Pablo dijo a los corintios que no sabía qué decirles (v. 22) les estaba diciendo que estaba perplejo, pero no afirmaba que no tenía nada que decir. Por el contrario, como padre de la iglesia de Corinto, les enseña el significado y la manera correcta de celebrar la Cena del Señor. Los creyentes deben entender que cuando comen el pan y beben de la copa del Señor, en esos momentos son invitados a Su mesa. Si los cristianos participan sin amar a los demás miembros de la iglesia, deshonran al Señor mismo. Por esa razón, deben aprender las palabras que el Señor pronunció cuando instituyó la Santa Cena.

Pablo podría estar diciendo que alguno de los apóstoles le enseñó las palabras de la institución de la Santa Cena. De hecho, Pablo estuvo quince días en compañía de Pedro (Gálatas 1:18). Conjeturamos que Pablo recibió la información a través de los apóstoles. No obstante, la revelación primero vino de Jesús, quien es el Señor de esta ordenanza.

 «Que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado». Confiamos que los destinatarios estaban familiarizados con el relato acerca de los hechos relacionados con la traición y arresto de Jesús. Al añadirle Jesús a Señor, Pablo dirige la atención de sus lectores a la vida terrenal de Jesús y a la humillación que tuvo que experimentar. Pero notemos el contraste: mientras que los adversarios de Jesús tramaban sus intrigas para arrestarlo y matarlo, el Señor instituía la ordenanza de la Santa Comunión.

Para describir el acto de la traición, Pablo usa un verbo griego en tiempo imperfecto, y así indica a una acción que estaba en progreso. Sólo Pablo da esta información como introducción a las palabras que Jesús pronunció. Los evangelistas colocan la institución en el contexto inmediato de la fiesta de la Pascua y en el contexto más amplio de la agonía de Jesús en Getsemaní y de su sufrimiento y muerte en el Calvario. De esta manera la Cena del Señor se coloca dentro de su contexto histórico. Pero Pablo revela que la Santa Cena también es un acto que se debe repetir hasta que el Señor vuelva.



«[Jesús] Tomó pan y, habiendo dado gracias, lo partió». El griego tiene las mismas palabras que Lucas 22:19. La narración de Mateo 26:26 y de Marcos 14:22 son casi idénticas en la traducción, excepto por una forma verbal distinta para «dio gracias». Los relatos de los Evangelios especifican que Jesús entregó el pan a sus discípulos. Pero Pablo omite este detalle, pues quizá quería suministrar un contexto más general aplicable a todo el que participe del pan.

 Estas palabras recuerdan otros acontecimientos. Por ejemplo, en la alimentación de los cinco mil, Jesús tomó pan, miró al cielo, dio gracias y lo partió. Los padres judíos seguían el mismo ritual para la comida o en la Pascua. Cerca del final de la celebración de la Pascua, Jesús instituyó la Cena del Señor tomando pan, lo cual era una referencia a su propio cuerpo que dentro de poco sería entregado al sufrimiento y a la muerte.

Los relatos de Mateo y Marcos son casi idénticos, como lo son los de Lucas y Pablo. Una diferencia entre Mateo y Marcos es que el primero registra el imperativo comed. De la misma forma, Lucas tiene el verbo dado que Pablo omite. Lucas y Pablo no registran el mandato tomad y comed al principio del dicho de Jesús. Por otra parte, sólo Pablo y Lucas registran el mandato de Jesús: «haced esto en memoria de mí».

Desde el tiempo de la Reforma, los teólogos han discutido el significado de las palabras esto es mi cuerpo. Déjeme señalar algunas cosas que pueden ayudarnos a entender mejor:

 1.      El pedazo de pan que Jesús sostenía en su mano no se convirtió en su cuerpo físico; el pan siguió siendo pan. Fue un símbolo que representaba la realidad de su cuerpo. Así como la paloma que descendió sobre Jesús el día en que fue bautizado representaba al Espíritu Santo, así el pan representa el cuerpo del Señor.

Jesús dijo a sus discípulos: «Este es mi cuerpo, que es por vosotros». En la víspera de su muerte, el Señor habló en forma profética acerca de su cuerpo físico que sería clavado a una cruz como expiación por el pecado. Su cuerpo sería entregado por todos los que creen en Cristo y participan del pan en la celebración de la Santa Cena. Jesús afirmó que moriría en el lugar de ellos (Romanos 5:7, 8).
Qué podemos decir acerca del exaltado e invisible cuerpo del Cristo que ascendió al cielo? El pan que el creyente come es un símbolo de ese cuerpo glorificado que ahora está en el cielo. A través del Espíritu Santo y por la fe, los que participan en el partimiento del pan se unen en comunión con Cristo y experimentan su presencia y poder sagrados por medio del Espíritu Santo. PERO, EL PAN SIGUE SIENDO PAN. Este es un acto de recordación y consagración. No un acto de magia.

La iglesia de Corinto no celebraba correctamente la Cena del Señor (vv. 20, 21). Necesitaban recordar la muerte de Jesús y reflexionar en las implicaciones que tenía para ellos. Por consiguiente, Pablo repite las palabras de Jesús para recordarles a los corintios que la Cena del Señor es un acto de RECORDACIÓN.  Continuará...

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Oscar