sábado, 5 de mayo de 2012

¿Cena del Señor o transustanciación? II Parte


Pablo afirma que al comer el pan y beber de la copa, proclamamos la muerte del Señor (v. 26). Jesús mandó que lo hiciéramos repetidamente, para que recordemos su muerte. Pero la Santa Cena significa mucho más que recordar la muerte de Cristo. También por ella recordamos su obra redentora, su resurrección y ascensión, su promesa de que estará siempre con su pueblo y su segunda venida.
¿Cuál es el significado de la Cena del Señor cuando un cristiano participa del pan y del jugo de la vid? Recuerdo la primera vez que tuve el privilegio de participar. Por semanas había estado esperando a la celebración de la Santa Cena, pero se me apagó el espíritu de expectación cuando comí y bebí con el resto de los hermanos y hermanas. En verdad yo estaba esperando algo sobrenatural, una experiencia espiritual algo casi milagroso, pero en verdad, nada “extraordinario” o “fuera de lo común” ocurrió, comimos un trocito de pan y tomamos jugo de uvas. Lo extraordinario fue el poder recordar el sacrificio hecho por Cristo para pagar el precio de mis pecados.

¿Cuál es el significado de la Comunión? Es un tiempo de reflexión, de regocijo y acción de gracias. Al experimentar la presencia espiritual del Señor, con la iglesia oramos con fervor Maranata, esto es, «Ven, oh Señor» (16:22; Apocalipsis 22:20).

25. De la misma forma, tomando también la copa después de cenar, dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis en memoria de mí»

Pablo usa la frase para afirmar que con la copa Jesús usó el mismo procedimiento que con el pan. Cuando Pablo escribe «después de cenar», da a entender que después de que se distribuyó y se comió el pan, se llenó la copa por tercera vez, como era la costumbre. Después se pasó la copa a los discípulos. En la cena de la Pascua judía, a intervalos los participantes bebían de cuatro copas. Cuando Jesús tomó la copa, tomó la tercera copa conocida como la «copa de bendición». En ese momento instituyó la segunda parte de la Cena del Señor. A su vez, la frase después de cenar hace posible que cuando la iglesia de Corinto celebraba la Santa Cena, lo hacía colocando un intervalo entre la distribución del pan y la de la copa.

«Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre». Jesús NO DICE que el líquido de la copa SEA su sangre. Esta expresión le da a la palabra sangre un significado espiritual más profundo. La copa representa el nuevo pacto que Pablo ratifica con su sangre. Cuando Moisés confirmó el primer pacto en el monte Sinaí, roció sangre sobre el pueblo, y dijo: «He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros» (Éxodo. 24:8; véase también Zacarías 9:11). En el primer pacto se roció la sangre de un animal, en el nuevo pacto la sangre es la de Cristo.

Pero detengamos un momento a analizar esto: ¿Qué es un pacto? «La palabra ‘pacto’ apunta a una disposición unilateral que Dios hace en favor del hombre, y no debe de entenderse como un acuerdo mutuo entre dos partes que están en las mismas condiciones».

En los días de Moisés, Dios instituyó el primer pacto (Éxodo 24:4b-8) y a los israelitas les hizo promesas que cumplió. El pacto exigía ciertas obligaciones por parte de los israelitas, las cuales eran obedecer la ley, lo cual NO hicieron.
 
Cuando Dios hizo un nuevo pacto con su pueblo, el antiguo pacto quedó obsoleto (Hebreos. 8:13). Dios ratificó el nuevo pacto con la sangre de Cristo derramada una vez para siempre (Hebreos 9:26; 10:10). Además, nombró a Jesús como mediador de este pacto (Hebreos 7:22; 8:6) y Jesús cumplió el pacto entregando su cuerpo y sangre. En suma, en la palabra pacto radica el paralelo implícito entre el cuerpo de Cristo, que fue sacrificado por nosotros y la sangre rociada de Jesús, la cual confirma este nuevo pacto con su pueblo (Romanos 3:25).

De manera que todo creyente que bebe DE LA COPA en la CENA del Señor, es un miembro del pacto que Cristo ratificó por medio de su sangre. Lo mismo sucede en cuanto al comer el pan. Todos los que participan del pan están diciendo que participan en el cuerpo de Cristo (10:17). Juntos forman la comunidad del pacto. En ningún momento están comiendo EL CUERPO, ni TOMANDO LA SANGRE. Eso es una especie de ABERRACIÓN.

«Haced esto todas las veces que la bebáis en memoria de mí». Por segunda vez, Jesús ordena observar la ordenanza de la Santa Cena. Pero lo hace en forma más específica. Le ordena a su pueblo que lo celebren y, cuando lo hagan, que lo recuerden a Él en conexión con el derramamiento de Su sangre por el perdón de sus pecados.

En el Antiguo Testamento se les ordenaba a los israelitas que observaran la Pascua el día catorce del mes hebreo de Nisán. Pero Jesús manda a su pueblo que coma del pan y beba de la copa regularmente, pero no les da una fecha específica. Algunas congregaciones celebran la comunión cada tres meses, otras una vez al mes, y otras una vez a la semana. Aunque numerosas iglesias celebran la Cena del Señor el jueves o viernes de la llamada Semana Santa, su celebración no está limitada a un día en especial.

Jesús más bien dice: «tan a menudo como observen la Santa Cena, recordad que yo me ofrecí por vosotros». «Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa». De todos los escritores del Nuevo Testamento que registran las palabras de la institución de la Santa Cena, sólo Pablo anota este mandamiento de Jesús, que dice: «haced esto todas las veces que la bebáis en memoria de mí». Pablo añade ahora su propio resumen y entendimiento de la Cena del Señor. Con la conjunción porque resume la fórmula dada por Jesús. Repite las palabras todas las veces que y las conecta con la acción de comer el pan y la acción de beber de la copa.

«Proclamáis la muerte del Señor». Pablo enseña que todos los que comen el pan y beben de la copa simbólicamente proclaman la muerte de Jesús. Por medio de su muerte, Cristo los hizo partícipes del nuevo pacto que Dios estableció con su pueblo y del cual Cristo es el Mediador. Pablo les recuerda los beneficios espirituales que provienen del sacrificio de Jesús en la cruz y cuando ellos participan del pan y de la copa están reconociendo la unidad que todos tienen en Cristo.

¿De dónde surge entonces la idea de comer el cuerpo de Cristo y tomar su sangre?

La llamada doctrina de la Transubstanciación es una doctrina sustentada por la iglesia católica romana, definida por un canon en el Concilio de Trento, aunque al parecer, en realidad ya figuraba desde el siglo IV puesto que Cirilo de Jerusalén ya lo había redactado en el Catecismo a los Catecúmenos. El Concilio de Trento no hace más que confirmar lo que hacía se venía creyendo por la iglesia católica romana en lo referente a que "la consagración del pan y del vino” hace que se cambie la sustancia del pan y la sustancia del contenido de la copa en el Cuerpo real y la Sangre real de Cristo. Aunque no se toman en cuenta los elementos físicos del pan y el vino en cuanto a color, olor y sabor.

Martín Lutero analizó y destacó el error  de esa doctrina formulando la llamada doctrina de la consubstanciación. Los iglesias evangélicas se oponen  a la transustanciación que implica también una limitación a la salvación por Gracia. 

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Oscar