miércoles, 2 de mayo de 2012

¿Qué derecho tienen los líderes?

Cuando era pastor en la ciudad de Albuquerque en el estado de New Mexico, el gobierno Federal de los Estados Unidos comenzó a recibir a expresos políticos cubanos, bajo un acuerdo firmado con el entonces presidente Bill Clinton. Una de las ciudades utilizadas por el servicio de inmigración para relocalizar a los nuevos inmigrantes fue la ciudad de Albuquerque.

Nuestra iglesia al conocer la situación tomó el acuerdo de proveer ayuda a todos los nuevos inmigrantes, sin tener en cuenta sus creencias religiosas o su falta de creencias. Una noche, como cada jueves, me encontraba en el aeropuerto de la ciudad con un grupo de hermanos esperando por la llegada de los inmigrantes. Entre ellos vino una familia que acompañamos, como hacíamos siempre, hasta el apartamento que el programa social de ayuda les había rentado. La señora de la familia, sumamente molesta y de manera agresiva se dirigió a mí, protestando por lo pequeño que era el apartamento, las condiciones del mismo, la carencia de ciertas comodidades que ella esperaba, etc.

 Constantemente ella repetía, “yo soy expresa política”. Con la mejor de las sonrisas que pude encontrar en aquellas circunstancias, le dije: Mire señora, a mí nadie me paga por estar aquí. Nuestra iglesia entiende que esta es una manera de mostrar el amor de Dios por nosotros. Estas cosas que le hemos traído de regalo, las hemos comprado con nuestro dinero y en verdad, no nos interesan las razones por la cuales usted ha venido. Y añadí, pero déjeme decirle más, al gobierno de los Estados Unidos de América, tampoco le interesan los meritos que usted dice tener. Eso tal vez sea válido en su país. Esto que ha recibido hoy, es lo que usted va a recibir, además de una ayuda por seis meses para médico y medicinas, bonos para que pueda comprar comida y dinero para pagar el alquiler por seis meses. Nuestra iglesia, si usted lo desea, le va a ayudar a encontrar empleo a todos los que puedan trabajar. Ustedes tendrán que pagarle al gobierno el importe del pasaje en avión. Pero los méritos que acumularon en Cuba, aquí no valen. Hay muchos miles de personas que quisieran tener este privilegio que ustedes han recibido.

Ella seguía gritando y vociferando porque decía tener derechos que se le estaban violando. El asunto de los DERECHOS, es en verdad un problema. Y este asunto va desde los centros de trabajo, a los hogares y las iglesias y grupos de creyentes. La gente se siente con el “derecho” de reclamar SUS DERECHOS y vale la redundancia.

Y esto es un problema que afecta y daña muchas aéreas. Por eso solicité permiso al Dr. Thom S. Rainer, Presidente de LifeWay Christian Resources para traducir y publicar el siguiente escrito que apareció la semana pasada en su blog.

Los derechos del liderazgo

 Publicado por Thom S Rainer el día 25 de abril en http://www.thomrainer.com/

En un sentido muy general, “tener derecho”, normalmente significa que alguien recibe ciertos beneficios que pueden ser económicos o de otra naturaleza. El término se utiliza también con frecuencia para referirse a las ayudas y ciertos “privilegios” que el gobierno Federal establece mediante programas que garantizan ciertos beneficios a los ciudadanos. El Gobierno federal, es el ejemplo más obvio, tiene 235 programas de “derechos” que le cuestan a los contribuyentes más de un billón de dólares cada año.

Estos programas son los que presentan los retos más graves para el futuro económico de los Estados Unidos de Norteamérica. Los tres programas de “derechos” más grandes, son el Seguro Social, el Medicare y el Medicaid. En los últimos días, fueron dados a conocer los informes anuales del Seguro Social y el Medicare. Para ambos programas, la autoridades encargadas dijeron que se encuentran en un camino insostenible. En otras palabras, su solvencia está en peligro.

El derecho y el derecho Individual

A menudo se utiliza el derecho en un sentido peyorativo. Cuando una persona piensa que debe recibir beneficios de una organización, una familias, el gobiernos u otras personas. En un viaje reciente, escuché a un pasajero airado con una aerolínea gritando al empleado de la puerta de acceso al avión, porque él no le había permitido entrar con el grupo de primera clase. El empleado de la aerolínea le explicó tranquilamente que él debía estar en una lista priorizada según las millas recorridas en esa aerolínea, la cual además le daba una identificación especial que le permitía entrar al avión junto con los pasajeros de primera clase. Pero esta persona no aceptó la explicación diciendo que ella también tenía derecho a la primera clase.

Recientemente escuché a un empleado que expresaba su frustración con la Organización para la que trabajaba porque no quería darle más tiempo de vacaciones, a pesar de que este empleado recibía siete semanas de vacaciones pagadas al año. Este empleado consideraba que TENÍA DERECHO a recibir más.

En el mundo de la psicología clínica, los individuos con un sentimiento obsesivo de “derecho” son diagnosticados por presentar un trastorno de personalidad que los convierte en narcisistas. Por supuesto, el narcisismo es una fascinación desmesurada con uno mismo o un amor propio excesivo. Es en definitiva, una expresión de la vanidad llevada al extremo y convertida en DERECHO.

 A lo que tienen derecho los lideres

Con demasiada frecuencia, cuando aumenta la influencia de un líder, este puede llegar a sentir que ciertos beneficios y prebendas son parte de lo que a él le corresponde por derecho. Esta persona puede llegar a creer que los empleados y funcionarios de la organización en la que sirve, existen para su servicio personal y para satisfacer sus necesidades.

El “derecho” es una enfermedad progresiva que a menudo envuelve a un líder, con una sutileza engañosa hasta el punto de llegar a ejercer un control total sobre él. Francamente, me siento avergonzado de admitir que yo también he cedido a la tentación de “Tener derecho”. Soy el Presidente de una organización grande que tiene miles de empleados bajo mi dirección. Sin entrar en detalles, reconozco que me he pillado pensando que merezco un beneficio especial o un reconocimiento, sólo porque tengo esta posición.

Yo tengo que recordar que los dirigentes que me han dado para trabajar conmigo, son un regalo y que tengo una enorme responsabilidad como mayordomo. Debo estar dando y no esperar que voy a recibir. Me siento que soy un estúpido cuando creo que merezco algo debido a la posición que ostento. La contradicción del nombramiento de líder. Los dirigentes mejores y más eficaces no deben tener un sentido de derecho. Los grandes líderes son líderes “siervos”, tienen el titulo de “servidores” no de líderes. Muchas veces en el liderazgo, el derecho es como una enfermedad. Sin un tratamiento, crece más y consume más hasta que destruye al líder. El derecho puede llevar al compromiso ético y moral.

Los líderes suelen comenzar a racionalizar que su comportamiento inmoral o incluso ilegal está bien, debido a que ellos tienen derecho a hacer esas cosas. ¿Existe alguna evaluación para los dirigentes para evitar las trampas del derecho? Eso creo. En primer lugar, el líder debe preguntarse constantemente a sí mismo, si su liderazgo es verdaderamente un liderazgo servidor. ¿ Busca primero lo mejor para los otros antes de pensar en él? En segundo lugar, el líder puede comprobar su comportamiento para ver si es compatible con el fruto del espíritu: "Pero el fruto del espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre, autodominio" (Gálatas 5:22).

Es mi esperanza y oración que muchos líderes puedan descubrir la verdadera alegría de ejercer un liderazgo servidor y que puedan evitar la locura de un liderazgo por nombramiento.

Yo ruego a Dios para que me ayude a ser un líder servidor y no uno que considere que tiene derechos.

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Oscar