miércoles, 23 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

Uno de los últimos anuncios que se están mostrando en televisión en estos días muestra a dos pequeñas niñas sentadas en una mesa de jugar pequeñita y frente a ellas en una sillita también pequeña a un hombre muy bien vestido con traje y corbata. El hombre le pregunta a una de las niñas si quiere un pony (también llamados “caballos enanos”) la pequeña le dice que sí y el hombre mete la mano en el bolsillo de su saco y extrae un caballito plástico y se lo entrega a la niña. Inmediatamente se vuelve hacia la otra niña y le repite la misma pregunta: ¿Quieres un pony? A lo que la pequeña responde afirmativamente, pero esta vez, el hombre hace un chasquido con su boca y aparece un pony de verdad. La primera niña mira desconsolada a su caballito de plástico y levantando una ceja le dice al hombre, tú me diste un caballito de pasta, a lo que el hombre responde afirmativamente, por lo que la pequeña añade: ¿Y por qué no me diste uno de verdad? A lo que el hombre le responde, porque tú no me lo pediste.

Esta pequeña historia solo nos muestra un aspecto de nuestra realidad: la vida está llena de sorpresas. Pero quiero llamar su atención al hecho de que nuestro Dios es un Dios de sorpresas, de imposibles hechos posibles, de milagros sorprendentes que lo dejan a uno con la boca abierta.

En estos momentos nos encontramos atareados, tal vez buscando un regalo a última hora para alguien que olvidamos. A lo mejor estamos buscando algunos de los alimentos que cocinaremos mañana. Sí, los hispanohablantes que vivimos en los Estados Unidos celebramos la Noche Buena el 24 de diciembre. Algunos ya se han “americanizado” y lo celebran el 25, otros lo celebran doble, el 24 y el 25. Y en medio este ajetreo, a veces perdemos de vista lo que en verdad estamos celebrando. Hace unos años tome la determinación de no hacer compras de Navidad en los establecimientos o comercios que dijeran:”Felices fiestas” en lugar de ¡Feliz Navidad! Pero para ser honesto, tengo que confesar que ya me quedan muy pocas tiendas en las que puedo comprar.

Hágase este año el propósito de celebrar este hecho sin precedentes de nuestro sorprendente Dios, poniéndolo a Él como el verdadero centro de estas celebraciones. Que no le pase como a la niña del anuncio que se quedó con una imitación (el caballito de pasta) por no pedir el caballo de verdad. Si no tiene a Cristo como su Señor y Salvador, este es un buen momento para que lo haga. No se conforme con las imitaciones y los sustitutos. El original está disponible y es gratis, aunque no es barato…

"Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel."Isaías 7:14

Para muchos la cita del profeta Isaías es tan conocida, que suena casi como el anuncio de los ángeles a los pastores, es decir, un hecho consumado. En verdad, es una de las grandes profecías que contiene este hermoso libro que se leía con frecuencia en las sinagogas en el día de reposo.

Isaías cumplió su ministerio profético en Judá, justo donde nacería el Mesías cuyo nacimiento milagroso está anunciando en este versículo. ¿Notó que dice que una virgen concebirá y dará a luz? Eso nunca había ocurrido en toda la historia de la humanidad y nunca más ha vuelto a ocurrir.

Isaías probablemente llevó a cabo su ministerio entre los años 742-700 a.C. Esta es precisamente una de las épocas más tristes que vivió el pueblo de Israel, en el 722 Samaria es destruida por los asirios y en el 701 a.C. Senaquerib invade a Judá. El pueblo de Dios estaba sufriendo las consecuencias de su desobediencia y rebeldía. Sin dudas eran días muy oscuros en los que la esperanza parecía volar lejos. El futuro era incierto, la tristeza llenaba los corazones y los ojos se llenaban de lágrimas, algunos habían perdido toda esperanza y se lamentaban de su suerte.

En medio del caos reinante, Dios envió su palabra profética a Isaías para mostrar a su pueblo la luz por medio de las profecías mesiánicas. Isaías profetizó el nacimiento de Cristo (7:14 y 9:6) su deidad (9:6-7); su ministerio terrenal (9:1-2; 42:1-7; 61:1-2); su muerte expiatoria (52:1 al 53:12) y su reino milenial. Isaías es el profeta del Antiguo Testamento que dedica más atención a la obra redentora de Cristo siendo la porción bíblica que siendo escrita bajo la Ley presenta una visión más clara de la Gracia.

Tuve el privilegio de visitar en el pasado mes de octubre la región de Judá que hoy está bajo el control de los palestinos. Pude estar en la ciudad de Belén, y llegar hasta el lugar en el que la tradición dice que nació Jesús. Mientras estaba parado frente a la estrella que marca el lugar donde supuestamente nació el Mesías, (usted puede ver la fotografía al inicio de este artículo) no pude evitar que mis pensamientos trataran de comparar esta imagen que veían mis ojos con la manera en la que los seres humanos se hunden en la oscuridad. Al igual que en los tiempos de Isaías, el pueblo de Israel vuelve la espalda al único Dios verdadero al ignorar el cumplimiento de la profecía de Isaías con el nacimiento de Jesús, y los gentiles, ignoran el hecho y convierten en un negocio el nacimiento del Mesías.

De regreso en casa los pronósticos a corto plazo y las noticias no pueden parecer más desalentadores. Estamos viviendo días oscuros. El futuro es incierto, por primera vez en mucho tiempo miles de inmigrantes están regresando a los países de los que salieron por la inseguridad económica y las medidas que se están aplicando. Pero en medio del caos reinante, la luz que un día nació y brilló en Belén de Judea, brilla con más fuerza que nunca antes en la historia.

Sin dudas, Cristo es la respuesta que el hombre necesita. No importa que el mundo quiera ignorarlo, no importa que la sociedad se empeñe en desecharlo, nosotros tenemos la obligación de proclamarlo. ¡Negar una verdad, no hace que deje de ser verdad!

Navidad, según el diccionario, quiere decir NACIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, y por eso es que algunos quieren cambiar la costumbre y decir "felices fiestas en lugar de Feliz Navidad". De manera que en días oscuros. Como los que estamos viviendo, cuando la incredulidad y el pecado llenan la tierra, tenemos la dicha de poder decir: ¡Feliz Navidad! Esto equivale a decir, celebremos con alegría en nacimiento de Nuestro Salvador porque ¡Él es la Luz que este mundo necesita hoy! Él nació como hombre en Belén de Judea pero vive para siempre intercediendo a nuestro favor con el Padre. A Él sea toda la gloria, ahora, en estos días y por siempre.

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Oscar