jueves, 5 de abril de 2012

La Biblia se ha impuesto

Quizá más difícil de medir, pero sin duda significativo, es el impacto de la Biblia en los conceptos ingleses de moralidad y valores, tanto en Gran Bretaña como en los Estados Unidos.

No hay dudas de que, en varios sentidos, el cristianismo está francamente en decadencia desde mediados del siglo XX. Muchas explicaciones se han elaborado, pero yo personalmente pienso que la principal razón es que los cristianos hemos dejado de vivir nuestra fe de la manera que debiéramos para ser DIFERENTES. Por el contrario, muchos que se llaman cristianos se afanan mucho para lucir y ser como la gente del mundo. Entonces, el razonamiento lógico para los no creyentes es este: ¿Si somos iguales, de qué entonces vale leer la Biblia e ir a la iglesia los domingos?


Sin embargo, durante el pico de la reforma cristiana, el avivamiento y el despertar espiritual del siglo XIX, el libro más prominente a ambos lados del Atlántico era la Biblia. Se vendía mucho más que cualquier otro libro en inglés y era parte básica de la vida cotidiana. Aunque hoy existe una gran cantidad de personas que no creen en la Biblia, incluso algunos dentro de las propias Iglesias cristianas que ponen en dudad su exactitus y veracidad absolutas, sin embargo, casi todos las personas en Estados Unidos de Noerteamérica saben que la Biblia existe. Y en la mayoría de los hogares y por lo general en todas las habitaciones de los hotels en este país, hay una Biblia; aunque en la mayoría se lea muy rara vez.

Se ha visto la influencia de la Biblia en los discursos y pronunciamientos de los líderes norteamericanos en momentos importantes de la historia estadounidense.

En 1865, Abraham Lincoln pronunció su Segundo Discurso Inaugural mientras la Guerra Civil continuaba rugiendo. Al reflexionar en el hecho de que ambos lados del conflicto tenían fe en Dios, Lincoln manifestó: “Ambos leen la misma Biblia y oran al mismo Dios, y cada uno invoca Su ayuda contra el otro. Puede parecer extraño que cualquier hombre se atreva a pedir ayuda a un Dios justo para obtener su pan con el sudor de la frente de otros, pero ‘no juzguéis, para que no seáis juzgados’” (vea Mateo 7.1).

Y continuó: “No es posible responder las oraciones de ambos. Las de ninguno se responderá plenamente. El Todopoderoso tiene Sus propósitos. ‘¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!’” (Vea Mateo 18.7). Y concluyó: “Esperamos con ingenuidad, oramos con fervor que pase rápidamente este terrible azote de la guerra. No obstante, si Dios desea que continúe hasta que toda la riqueza acumulada por los doscientos cincuenta años de trabajo sin recompensa del esclavo se hunda, y hasta que cada gota de sangre arrancada con el látigo se pague con otra causada por la espada, como se dijo hace tres mil años, debe decirse una vez más que ‘Los juicios de Jehová son verdad, todos justos’” (Salmo 19.9). En un discurso muy breve Lincoln insertó una sorprendente cantidad de citas de la Biblia.

En 1928 se le pidió al famoso científico (hijo de ex esclavos) George Washington Carver que compartiera algunas de sus observaciones acerca de Dios con los estudiantes del Instituto Tuskegee donde él enseñaba. Dijo entonces: “Cuando leí las Escrituras: ‘Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos’ (Hechos 17.28), supe lo que el escritor quería decir. Nunca, desde entonces, carecí de tal conciencia de que el Creador me hablaba […]. Para mí el aire libre ha sido cada vez más una gran catedral en la que puedo hablarle a Dios y escucharlo de continuo”.

En 1933, Franklin D. Roosevelt pronunció su Primer Discurso Inaugural, que a partir de ese momento se conoció como el discurso “a lo único que le debemos tener miedo, es al miedo mismo”. Al referirse a los temores de la nación que produjo la Gran Depresión, atacó a los magnates banqueros e inversionistas aludiendo a ellos como los “inescrupulosos cambistas de dinero que la opinión pública acusa y los corazones y las mentes de los hombres rechazan”.

Roosevelt no necesitó explicar a qué estaba haciendo referencia. Es indudable que quienes lo escuchaban conocían de sobra la historia de los cambistas del templo que Jesús expulsó de allí, según relatan los Evangelios (Mateo 21.12; Juan 2.13-16). También agregó: “Los cambistas han escapado de sus asientos prominentes en el templo de nuestra civilización”.

Y también señaló, en alusión a Proverbios 29.18: “No tienen visión, y cuando no hay visión, el pueblo perece”. Aunque en este caso Roosevelt utilizó la Biblia para hacer una referencia política, por lo menos mostró que sabía que ese contenido iba a establecer una conexión con sus oyentes para provocar el efecto deseado.

Incluso dictadores ateos como Fidel Castro, intercaló al principio de su gobierno, en muchos de sus discursos citas de la Biblia. Por supuesto que el propósito no era afirmar las enseñanzas bíblicas sino validar sus ideas. De manera que en cierta forma, reconocía que su audiencia reconocía la referencia bíblica y que la aceptaba como verdadera.

Podríamos citar muchos ejemplos más, pero confío en que ya usted comprenda lo que deseo expresar. Nuestro legado es rico debido a la Palabra de Dios, y la Biblia a pesar de que muchos intentan negarlo, moldeó a los Estados Unidos de América en su época de mayor influencia y poder.

El cuarto centenario de la publicación de la Biblia KJV debe evocar una profunda gratitud a los cristianos anglo parlantes. Realmente estamos en deuda con aquellos que con todo valor abrieron el camino con gran riesgo para ellos mismos, para que la Biblia estuviera disponible en el idioma hablado y escrito de los ingleses.

Además, este aniversario es una ocasión para que reflexionemos en la magnífica providencia de Dios, que reunió a un rey, líderes de instituciones, inconformistas religiosos y un grupo diverso de eruditos bíblicos en un esfuerzo cooperativo para producir una traducción de la Biblia de gran calidad.

Aunque al principio tomó tiempo, durante 300 años la Biblia ejerció una influencia sin igual en los corazones y las mentes de las personas de habla inglesa y se convirtió en una parte intrínseca de la cultura británica y estadounidense en general.

Hoy la Biblia sigue sirviendo de inspiración al leerse en privado y leerse públicamente en la iglesia. Hoy día en especial, en los Estados Unidos, cada semana, se lee la Biblia en más de cien idiomas y dialectos diferentes en cultos de adoración que se celebran en todo el país. Quiera Dios continuar bendiciendo y permitir que podamos seguir usando con libertad la Biblia, que es Su Santa Palabra.

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Oscar