Dios nos dio el ejemplo que debemos seguir: ¡Jesucristo!
Reconocemos que muchas veces hemos vivido muy por debajo del ideal que Dios ha puesto dentro de nosotros. Esto que pudiéramos llamar el ideal de nuestro diseño, se menciona muchas veces en la Biblia. Pero la mejor manera de ver este ideal de Dios es observándonos a nosotros mismos. El mejor ejemplo del ideal de Dios es una persona que vivió hace más de 2,000 años y se llama Jesús.
Durante la historia de la humanidad han existido algunas personas que han pretendido vivir, de una manera o de otra como si fueran Dios. Por ejemplo tenemos a Mahoma el fundador del islamismo, a Confucio, Buda, y otros. El problema con Jesús es que el no pretendió ser Dios, él era y es DIOS.
Dios siempre se ha revelado a la humanidad. Desde la fundación del mundo Él usó la naturaleza, nuestra conciencia, y usó a los profetas para dar su mensaje. Pero en Jesús, Dios mismo se hizo un ser humano igual que usted y yo. Jesús es Dios y hombre al mismo tiempo. Por ser Dios, Jesús es la única persona que ha podido vivir de acuerdo con el ideal de Dios.
A pesar de que Jesús vivió de manera perfecta el ideal de Dios para la raza humana, Él fue objeto del odio y el menosprecio de muchos. Siempre que hacemos la voluntad de Dios podemos esperar hostilidad por parte de ciertas personas. En el caso de Jesús los “religiosos” de la época, terminaron llevándolo a la muerte. Hoy día, también la religión puede llevar a la muerte, si buscamos cumplir reglas y hacer cosas en lugar de entregar nuestra vida por entero a Dios.
Jesús murió y fue sepultado, como cualquier otro ser humano, pero tres días después Jesús venció a la muerte y se levantó de la tumba. Jesús apareció a cientos de personas antes de regresar al Padre. Estos testigos estaban tan convencidos de la resurrección corporal de Jesús que enfrentaron gozosos la muerte antes de negar lo que habían visto.
Después de que Jesús retornó al cielo, el Espíritu Santo vino sobre un grupo de discípulos. Este Espíritu esta presente hoy entre nosotros. Ese Espíritu mora en cada creyente y es la fuerza que le ayuda en el proceso de transformación para que pueda llegar a alcanzar el ideal de Dios para su vida.
Pero hay algo que debemos entender muy claramente. El Espíritu Santo no entra en nosotros por la fuerza. Nosotros tenemos que recibir el Espíritu Santo, personalmente e individualmente. Esta es una decisión que cada ser humano tiene que hacer por sí mismo. Esta decisión inicia una nueva relación con Dios por medio del Espíritu.
Tenemos que tomar una decisión
Cada persona tiene que tomar una decisión en su vida. Esto es un asunto personal y no es transferible en la familia, los familiares o los amigos y compañeros de trabajo. Dios ha puesto en el corazón de cada ser humano el deseo interno de poder ser como Jesús. Pero cada persona tiene que invitar al Espíritu de Dios a entrar y tomar control de su vida. Cuando nos rendimos a Dios y recibimos a Cristo como Señor y Salvador el Espíritu comienza su obra en nosotros para que podamos comenzar el proceso de llegar a ser lo que Dios quiere que seamos.
¿Hay alguna razón que impida que usted desee que este proceso se manifieste en su vida? ¿Ha recibido a Cristo como Señor y salvador? Si su respuesta es positiva el Espíritu Santo mora en usted, préstele atención. Si todavía no lo ha hecho, entréguele hoy su vida a Cristo
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Oscar