Por Dr. Óscar J. Fernández
Publicado el día 23 de octubre de 2015 por Baptistn Press, Used By Permission
El diccionario de la lengua española define la palabra “contienda” como una
“disputa, una discusión o un debate”. De más está decir que para que esto
ocurra, debe existir un tema a debatir, y claro está que deben existir dos
partes con diferente opinión sobre el asunto.
La fiesta de Halloween que se avecina, es uno de esos temas que se ha
convertido en un motivo de polémicas en algunas congregaciones hispanas. En mi
humilde opinión, esto toma fuerza, sobre todo, entre los hispanos de primera
generación, es decir, los nacidos en otros países en los cuales no existe la
costumbre de celebrar Halloween.
En estos días, los medios sociales se llenan de llamados a no celebrar,
oponerse y combatir a los que celebran el Halloween y por otra parte, los que
no creen que eso constituye algún problema, y defienden su posición y critican
a los oponentes.
Yo pudiera escribir un largo artículo sobre los orígenes e implicaciones de
esta fiesta, pero eso solo haría que yo estableciera una posición, que tomara
un partido, y que le diera apoyo a la facción que esté de acuerdo con mi opinión. Y eso, ni edifica ni ayuda.
La visión Católico-Romana y la “protestante” sobre la vida después de la
muerte es muy diferente, pero la mayoría de los niños y adultos que de alguna
manera celebran el Halloween, ni siquiera saben eso.
Tampoco hay un motivo para traer a la iglesia un asunto irrelevante y crear
una disputa por un tema que en definitiva, no es trascendente. Ni tampoco hay
motivos suficientes para lanzar a los cristianos en una cruzada en contra de
los que celebran la fiesta de Halloween.
En primer lugar, cualquiera que sea la razón o el motivo, las contiendas
dentro de la iglesia solo hacen daño y no producen algún beneficio. Dice en proverbios
18:6 “Los labios del necio traen contienda”. El apóstol
Pablo, en Romanos 1:29 sitúa a los “contenciosos” en un lugar en el cual yo no
quiero estar. Por supuesto, sé que algunos en este momento están en total
desacuerdo con lo que estoy diciendo. Ese es un buen ejemplo de una contienda.
En I Timoteo 2:8, Pablo exhorta: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando
manos santas, sin ira ni contienda”. No hay posibilidad, tenemos que huir
de las contiendas. Dice en II Timoteo 2:23: “Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran
contiendas”.
En
estos pasajes me parece evidente que: “Tenemos que dejar las cuestiones
insensatas” y pienso que el Halloween pudiera ser una de ellas. Y lo más
importante es que no podemos enfrascarnos en disputas ni discusiones, y mucho
menos, llevarlas al seno de la iglesia ya que eso no edifica sino destruye.
En
segundo lugar entonces surge la pregunta, ¿entonces qué hacemos?
Si
usted considera que celebrar el Halloween es malo, no lo celebre. Pero cuídese
de criticar a los que lo hacen en su congregación. No trate de crear una
doctrina bíblica con esto. En mi opinión, use el púlpito y las oportunidades
para predicar a Cristo. No ceda ante la tentación de usar cada oportunidad que se
presente para establecer una tribuna en contra de Halloween. Aunque por
supuesto, esté convencido de que usted está en lo cierto y los que lo celebran
están equivocados. Ese es justo el origen de una disputa. No estoy pretendiendo
establecer posiciones, pero estoy convencido que en asuntos tan irrelevantes
como este, las posiciones extremas crean disgustos, disputas y divisiones.
Y
si usted considera que celebrar Halloween está bien, ¡celébrelo! Use la
oportunidad para testificar de su fe en Cristo. Si se limita a entregar
caramelos a los niños que tocan en su puerta, pruebe a poner las golosinas en
bolsitas plásticas y ponga dentro una notica con un versículo bíblico como por
ejemplo Juan 3:16. Esta es una buena oportunidad para darse a conocer a los nuevos
vecinos en su barrio.
Si
usted es de los que le gusta celebrar una fiesta por Halloween, está bien, no
hay nada de malo en eso, siempre que su testimonio cristiano brille. En Mateo
5:14 dice Jesús: Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se
puede esconder. De manera que esta es una buena
oportunidad para que usted y su familia brillen en su vecindario. He aquí
algunas ideas: 1) Decore la casa con luces bien brillantes y ponga de fondo
música de Bach tocada en clavicordio. 2) Prepare galleticas en el horno y
regálelas a sus vecinos, en paquetes con un versículo de la Biblia que hable
del amor de Dios por los pecadores. 3) Los niños pueden usar disfraces que
representen a los héroes de la fe cristiana de diferentes tiempos y lugares
geográficos, así como también a princesas y guerreros. Deje volar su
imaginación con temas que edifiquen y permitan mostrar el amor de Dios por el
mundo.
Esta es una buena oportunidad para edificar y no
para destruir. Nuestro adversario, el diablo, tratará por todos los medios de
obtener ventajas y crear la desunión y los conflictos entre los cristianos por
esta fiesta. Como dice el refrán: “Convirtamos los limones en limonada”. Usemos
esta festividad como una oportunidad de evangelización para testificar de
Cristo a nuestros vecinos.
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Oscar