Una de las mayores alegrías que se experimentan al liderar a un grupo de estudio bíblico, es ver cómo los participantes profundizan en su andar con Cristo. Este andar comienza cuando la persona toma la decisión de seguir a Jesucristo, arrepintiéndose de sus pecados y depositando su fe en Él. Es posible que algunas personas en su grupo aún no hayan tomado esa decisión. Aproveche para conversar con esas personas y explicarles cómo pueden llegar a ser cristianos.
Cuénteles cómo usted recibió a Cristo, y no olvide estas importantes verdades:
Todos somos pecadores, y cada uno de nosotros debe reconocer ante Dios que es un pecador. Ese reconocimiento implica arrepentirse, es decir, hacer un cambio genuino de dirección, en lugar de ir en pos del pecado, ir en pos de Dios. Haga referencia a Romanos 3:23; 6:23 y Hechos 3:19.
La única forma en que una persona puede recibir el regalo del perdón es por medio de la fe en Jesús como Hijo de Dios. Al hablar acerca de la fe en Cristo, mencione versículos como Hechos 4:12, Efesios 2:8-9 y Juan 14:6.
Confesar su fe en Jesucristo significa confesarlo a Él como Señor y Salvador. Mencione Romanos 10:9-10, 13.
Invite a la persona a hacer una oración semejante a esta:
“Oh, Dios: Sé que soy pecador y me he rebelado contra ti de muchas maneras. Creo que Jesús murió por mis pecados y que solo puedo ser perdonado mediante la fe en Su muerte y resurrección. Ahora deseo apartarme de mis pecados y le pido a Jesús que entre en mi vida como mi Señor y Salvador. A partir de este día, elijo seguir a Jesús. Gracias Señor por amarme y perdonarme. En el nombre de Jesucristo, Amén”.
Puede usar este otro modelo
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros,
en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”
(Romanos 5:8). Este versículo contiene los elementos fundamentales de la fe cristiana.
Hay un solo Dios que es nuestro creador (“Mas
Dios muestra su amor para con nosotros”). La Biblia enseña que Dios es el
creador de todas las cosas. Él hizo al mundo y no vive en santuarios, ídolos ni
en algo que las manos humanas hayan
hecho. Dios no necesita nada de nosotros, al contrario, el soplo de nuestra
vida viene de Él (vea Hechos 17:24-26). Dios ama a Su creación y ha mostrado Su
amor por nosotros.
Tenemos un gran problema (“...en que siendo
aún pecadores”). Ese problema se llama pecado. Nos hemos rebelado contra Dios,
arrebatando el control de nuestras vidas a aquel que nos creó. El Apóstol Pablo
describe nuestra triste condición: “...por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Y luego agrega: “...la paga
del pecado es muerte” (Romanos 6:23).
Dios ha provisto una sola esperanza
(“...Cristo murió por nosotros”). El problema de nuestros pecados es tan grave
que solo Dios lo puede resolver. A menudo se habla de la justicia de Dios que
castiga al pecador, pero hay que también tener muy presente que Él es un Dios
de amor y compasión que mandó a Su Hijo Jesucristo a pagar por nuestros pecados
con Su muerte en la cruz (vea 1 Pedro 3:18). Dios aprobó el sacrificio de Su
Hijo y lo levantó de entre los muertos, asegurándole así la vida a todo aquel
que cree en Él. Jesús es el único medio para volver a tener comunión con Dios
(vea Juan 14:6).
Tenemos que tomar una decisión. Necesitamos
arrepentirnos de nuestros pecados y confiar en jesucristo (Marcos 1:15). El apóstol Pablo escribió: “si confesares con tu boca que Jesús
es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo” (Romanos 10:9).
Usted puede expresar hoy su arrepentimiento y depositar
su fe en Jesús, orando una oración semejante a esta:
“Dios mío, sé que soy pecador. Creo que Jesús
murió en la cruz para perdonar mis pecados. Me arrepiento de todo el mal que he
hecho en mi vida y te pido que me perdones. Recibo tu regalo de la vida eterna.
Gracias por tu amor y perdón y por ofrecerme una nueva vida en Jesucristo. A
partir de este momento deseo comenzar a caminar contigo. En el nombre de Jesucristo, amén”.
Luego de hacer esta oración dígale a su
pastor y a su grupo de estudios bíblicos que usted ha decidido seguir a Jesús.
Asista a una iglesia cristiana que le ayude a crecer en su fe. Pida que le
bauticen como expresión de su obediencia al evangelio y como un testimonio
público de su nueva fe.
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Oscar