ESTUDIO
DE ÉXODO (1)
Publicado originalmente en Facebook en: Brentwood Baptist Hispanic Ministry Group
PRIMERA SEMANA
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PRIMERA SEMANA
El libro de Génesis termina con el versículo
26 del capítulo 50, diciendo que murió José a la edad de 110 años y fue
sepultado en Egipto. De esta manera sencilla se nos da la entrada a uno de los
libros más importantes y fascinantes del Antiguo Testamento: El libro de Éxodo.
Si usted es como yo, le gustará ir directo al
asunto, sin dar rodeos. Por lo que, al enfrentar libros como el evangelio de
Mateo, o Éxodo que comienzan con enumeraciones o genealogías, un poco que uno
se siente tentado a pasar por alto estos “nombres” para ir al asunto
verdaderamente importante, ¿no?.
Hace muchos años, un día descubrí lo
importante que eran esas listas de nombres. He querido por eso fijar la vista
en esta primera semana de nuestro estudio, justo en Éxodo 1:1-7 que es
precisamente una lista de nombres, para analizar y ver todas las cosas que
enseña y encierra esa “aparentemente inofensiva” lista.
Éxodo 1: 1-7. Las promesas incondicionales
de Dios
Éxodo 1:1-7 (RVR
60)
1 Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entró con su familia:
2 Rubén, Simeón, Leví, Judá,
3 Isacar, Zabulón, Benjamín,
4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.
5 Todas las personas que le nacieron a Jacob fueron setenta. Y José estaba en Egipto.
6 Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación.
7 Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra.
1 Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entró con su familia:
2 Rubén, Simeón, Leví, Judá,
3 Isacar, Zabulón, Benjamín,
4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.
5 Todas las personas que le nacieron a Jacob fueron setenta. Y José estaba en Egipto.
6 Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación.
7 Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra.
Como en una carrera de relevo, el libro de Éxodo arranca justo donde terminó Génesis: con la muerte de José. Pero de una manera extraordinaria, Éxodo nos va a presentar lo que sucedió después de ese hecho.
UN PRINCIPIO PARA TENER PRESENTE: Las promesas incondicionales de Dios
Debemos
vivir nuestras vidas confiando en que Dios cumplirá Sus promesas
Cuando Dios llamó a Abraham, en Ur de los
Caldeos, Él no solo le prometió que le daría tierras, sino que su descendencia formaría
una gran nación. Lee los siguientes pasajes bíblicos: Génesis 12:2 [Y haré de ti una nación
grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición]. Génesis 15:5 [Y lo llevó
fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes
contar. Y le dijo: Así será tu descendencia]. Y Génesis 17:4 [He aquí mi pacto es contigo, y serás padre
de muchedumbre de gentes].
Para un hombre en las condiciones en las que
se encontraba Abraham al recibir esta promesa, eso era algo humanamente
imposible. Solo la acción directa de Dios podía hacer que eso se cumpliera.
En los primeros párrafos de Éxodo, vemos como esas
promesas se habían comenzado a cumplir. Lee de nuevo Éxodo 1:7.
La redundancia que usa Moisés al decir: “fructificaron”
y se “multiplicaron” es para indicar que esto se produjo de una manera
milagrosa, que esa era la única manera posible de que sucediera.
Sin embargo, la promesa más milagrosa hecha a
Abraham se cumpliría en el futuro. Esa gran promesa incluía a un Salvador, al
Señor Jesucristo, Aquel por medio del cual serían bendecidas todas las naciones
de la tierra, leemos en Génesis 12:3 [Bendeciré
a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra]. ¿Cómo sería posible
esto? ¿Qué pensaría Abraham al escuchar esa promesa? ¿Cómo sería posible
bendecir a todas las familias de la tierra? En ocasiones, las promesas de Dios
pueden parecer que son inalcanzables.
El apóstol Pablo se refiera a esa promesa,
hecha miles de años antes, de una manera magistralmente clara en Gálatas 3:16
dice [Ahora bien, a Abraham fueron hechas
las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si
hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es
Cristo.].
Debido a esa promesa incondicional hecha a
Abraham, todos los creyentes sinceros que creen verdaderamente en Cristo, tanto
judíos como gentiles, también son herederos de la maravillosa e incondicional
promesa de Dios
.
Cuando escuchas el mensaje de la verdad, el
evangelio de la salvación, y cuando tu crees en Cristo y decides recibirlo como
tu Señor y Salvador, en ese mismo momento también eres sellado con el Espíritu
Santo que fue prometido. Él (es el
anticipo de nuestra herencia. Pablo en Efesios 1:13-14 dice [En él también vosotros, habiendo oído la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de
nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de
su gloria.]
¿Cómo la
promesa incondicional de Dios de darle la vida eterna a todos los creyentes
verdaderos influye en la manera en que vivimos?
UNA
PISTA: Cuando experimentamos la misericordia de Dios,
debemos responder a Su Gracia, aceptando Su regalo gratuito de la salvación, y
comenzando a vivir de una manera piadosa.
APOLOGÉTICA:
Esteban en Hechos 7:14 refiriéndose a las
personas que le nacieron a Jacob dice que eran 75 [Hechos
7:14 (RVR 60) “Y enviando José, hizo venir a
su padre Jacob, y a toda su parentela, en número de setenta y cinco personas”],
pero aquí en el versículo 5 dice claramente que eran 70. ¿Es que acabamos de
encontrar una contradicción en la Biblia? Este también es uno de los argumentos
que usan los que niegan que Moisés escribiera el libro de Éxodo.
Ahora bien, en Genesis 46:27 también dice que
eran 70, [Y los hijos de
José, que le nacieron en Egipto dos personas. Todas las personas de la casa de
Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta]. En la versión
de la Biblia llamada la Septuaginta que es la traducción al griego del Antiguo
Testamento y en los llamados Rollos del Mar Muerto tanto en Génesis como en
Éxodo el numero que se da es de 70.
Sin embargo, es posible conciliar estas dos
cantidades que a primera vista parecen una discrepancia, el número es de 75 si
incluimos los cinco hijos de Efraín y Manases que nacieron después de que Jacob
y el resto del clan llegaran a Egipto. Los nombres de estos aparecen en Números
26:28-37 y en I Crómicas 7:14-23.
Al inicio nos referimos a la redundancia que
aparece en el versículo 7 cuando dice “fructificaron y se multiplicaron y
fueron aumentados”. Quiero llamarte la atención para que observes que en
Génesis 1:28 dice: [Y los bendijo Dios, y
les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y
sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra]. Observas que se
trata del mismo uso que además era muy poco frecuente. Los eruditos bíblicos
señalan que este paralelismo de las citas de Génesis y Éxodo es otra prueba más
que indica que la Torá constituye un solo texto y que fue escrito por Moisés.
UN
MOMENTO DE REFLEXIÓN INDIVIDUAL
¿Aprendiste algo que no sabías?
¿Tiene eso alguna importancia para ti?
¿Hay algo que no entiendes?
¿Cómo se relaciona lo que hemos estudiado con
actualidad?
¿Qué enseñanza o lección pudieras sacar de
este estudio, para aplicarla a tu vida?
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Oscar