Todas las Biblias en inglés, antes de la publicación de la KJV, contenían los libros apócrifos. La palabra “apócrifo” proviene del griego y significa ‘cosas ocultas o secretas’. La expresión “literatura apócrifa” se utiliza, en sentido general, para referirse a una gran cantidad de escritos antiguos judíos y cristianos que no llegaron a ser parte del canon oficial de la Biblia: los 66 libros del Antiguo y el Nuevo Testamentos. La aplicación específica de la palabra hace referencia a los catorce escritos judíos producidos entre los escritos del Antiguo y el Nuevo Testamentos. Estos escritos se han transmitido y estuvieron incluidos en la Biblia durante siglos. Aún forman parte de las Biblias católicas romanas y ortodoxas griegas, pero están ausentes en las Biblias protestantes. Al parecer, judíos helenizados “adosaron” estos libros “extras” al canon hebreo (Antiguo Testamento) en Alejandría, Egipto. Antes del año 132 a.C. se completó una traducción al griego precristiano que se llamó la Septuaginta. Los escritores del Nuevo Testamento no citan de los libros apócrifos como lo hacen libremente del Antiguo Testamento. No obstante, el predominio de la Septuaginta en el mundo de habla griega de la iglesia primitiva era algo común y todos los padres de la iglesia primitiva leían estos libros como parte de las Escrituras, aunque algunos de ellos insistían en que su importancia era secundaria.
Junto con otras muchas tradiciones e ideas religiosas, la Reforma protestante cuestionó la inclusión de los libros apócrifos en la Biblia. Sin embargo, esto no sucedió del día a la noche. Martín Lutero los incluyó en su traducción al alemán, aclarando que eran útiles para edificación, aunque no se debían considerar libros con autoridad. También los separó del Antiguo Testamento, colocándolos en una división separada entre el Antiguo y el Nuevo Testamentos. (En la Septuaginta, los libros apócrifos se habían colocado en diversos lugares entre los libros del Antiguo Testamento). Por lo tanto, Lutero dio el primer paso hacia la decisión posterior de quitarlos.
La confesión doctrinal oficial de la Iglesia de Inglaterra, Los Treinta y Nueve Artículos, mantuvo los libros apócrifos, otorgándoles un rol útil para la edificación y la devoción personal, pero no para establecer ninguna doctrina. La KJV de 1611 contenía los libros apócrifos. A su tiempo, como en el caso de la Biblia de Ginebra, los que imprimían la KJV comenzaron a omitir los libros apócrifos hasta que su ausencia se convirtió en la norma.
La estandarización de la Biblia King James en 1769
Quizá le sorprenda saber que la Biblia King James que se utiliza hoy no es la que se publicó originalmente en 1611. Todos los idiomas, en cierto sentido, son algo vivo, y cambian. Piense cuánto ha cambiado el español desde que usted era niño hasta ahora. Hay palabras que dejan de usarse, otras comienzan a usarse y en muchos casos el significado de algunas palabras cambia con el tiempo. El idioma inglés, claro está, ha cambiado considerablemente de muchas formas desde principios del siglo XVII. Tome por ejemplo un pasaje en la versión Reina Valera de 1909 y compárelo con el mismo pasaje en la versión de 1960.
Además de la evolución del idioma (asuntos relacionados principalmente con la ortografía, puntuación, y los caracteres de las letras), estaba el desafío de la uniformidad entre los primeros impresores de la KJV. A medida que mejoraba la tecnología de impresión, también mejoraba la capacidad para producir un texto más estandarizado. Durante los primeros cien años se produjeron numerosos errores de imprenta, básicamente de la clase que hoy conocemos como errores de tipeo. Por eso esta realidad, junto con el cambio del lenguaje a una forma más estandarizada, llevó a producir la versión 1769 de la KJV. La Universidad de Oxford produjo esta edición con miles de pequeños cambios para actualizar el lenguaje según las pautas de ortografía y gramática inglesas de ese momento. Los editores incluyeron algunas palabras inglesas más en bastardilla para aclarar el significado a los lectores ingleses. Si la traducción hubiera sido literal en su sentido más estricto, estas palabras no se habrían incluido; sin embargo, su presencia amplía la comprensión del lector en cuanto a la intención del escritor original. Al mismo tiempo, la traducción es suficientemente literal como para considerarse muy confiable.
El texto de esta edición de la KJV en 1769 ha permanecido básicamente inalterado. Esta es la Biblia que los fieles creyentes de habla inglesa leen hoy en sus hogares y llevan a los estudios bíblicos y a los cultos. Con una mejor tecnología de impresión, en el siglo XVIII la KJV fue, al mismo tiempo, producto de la estandarización del inglés y su más potente promotora. Para las personas de habla inglesa de los siglos XVII y XVIII, la Biblia fue, al mismo tiempo, la Palabra de Dios y la fuente principal de literatura. ¡Ah, si las personas volvieran a valorar la Biblia como el libro más importante de sus bibliotecas!
La popularidad y la influencia de la versión King James de la Biblia a lo largo de los siglos en el mundo de habla inglesa
En 1990, la publicación Christian History declaró que la publicación de la KJV era uno de los veinticinco acontecimientos más importantes de la historia de la iglesia. Esta evaluación se hizo hace 20 años, pero hoy, su importancia sigue resonando. No hay otra traducción inglesa de la Biblia que se acerque siquiera a la longevidad y popularidad de la KJV. Cada parte crítica que participó en su producción tenía sus propios planes en cuanto a la nueva Biblia, pero al final, los traductores produjeron una versión inglesa de la Palabra de Dios que durante generaciones moldearía la cultura, los valores y el lenguaje de los hablantes del inglés. Solo en los últimos 50-60 años algunas otras versiones, como la New International Version y la New American Standard Version, han comenzado a convertirse en serios rivales de la KJV en cuanto a ventas. Durante más de 300 años la King James Version ha sido la Biblia inigualable que las personas de habla inglesa han elegido. Incluso hoy muchos prefieren sus famosas frases y belleza inalterable. Por ejemplo, para la mayoría de los cristianos de habla inglesa es difícil pensar en los Diez Mandamientos, el Salmo 23 y la Oración Modelo (también llamada el Padrenuestro) sin recordarlos en el lenguaje de la KJV.
En algunas iglesias, sobre todo rurales, es la única versión utilizable y en algunos seminarios conservadores, solo se permite a los estudiantes usar esta versión.
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Oscar