Entramos en el capítulo 12 que marca un punto
culminante en estudio del Libro del Éxodo. Aquí encontramos la institución de la fiesta de la Pascua. Esta
festividad es una imagen viva de lo que Pablo menciona
en 1
Corintios 5: 7 «Limpiaos, pues, de la vieja
levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra
pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros». Cristo está muy presente en este
capítulo, de este fascinante libro de la Biblia.
Con este capítulo se establece una división en el
Libro del Éxodo. La primera sección
comprende los capítulos 1 al 11 y trata sobre Moisés como el libertador y la
segunda comprende los capítulos 12 al 14 y trata sobre la liberación del pueblo
de Israel. La liberación no fue en realidad una obra hecha por Moisés. La liberación del pueblo de la esclavitud en Egipto está llena de tipos. Debemos entender que primero es por la sangre, esa es en sí la fiesta de la Pascua. Y seguidamente, la muerte de los primogénitos.
Después en los capítulos 13 y 14 encontramos el cruce del Mar Rojo y la destrucción del ejército de Egipto que se produce por el poder de Dios. Él los venció por la sangre y por el poder. También hoy, nuestra redención es por la sangre y por el poder. La sangre que el Señor Jesucristo derramó en la cruz del monte Calvario pagó la pena por nuestros pecados. Y el poder del Espíritu Santo lo hace real y eficaz en nuestros corazones pecaminosos. Zacarías 4:6 dice: «…No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos». La redención es la obra del Señor Jesús en la cruz por nosotros, y es la obra del Espíritu Santo en nosotros.
PENSAMIENTO
INICIAL:
Para heredar
la vida eterna, tenemos que recibir a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador
personal y experimentar la redención que viene por medio de Su sangre derramada
en la cruz del Calvario.
Éxodo
12:1-28. Cristo es el Cordero de la Pascua
Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: 2Este mes os será principio de los meses; para
vosotros será éste el primero en los meses del año. 3Hablad a toda la congregación de Israel,
diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias
de los padres, un cordero por familia. 4Mas
si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él
y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas;
conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero. 5El animal será sin defecto, macho de un año;
lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. 6Y
lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la
congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. 7Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los
dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. 8Y aquella noche comerán la carne asada al
fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. 9Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida
en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas. 10Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana;
y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego. 11Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos,
vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo
comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová. 12Pues
yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en
la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis
juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. 13Y
la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la
sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando
hiera la tierra de Egipto. 14Y este
día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová
durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis. 15Siete días comeréis panes sin levadura; y
así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque
cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será
cortado de Israel. 16El primer día
habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa
convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo
que cada cual haya de comer. 17Y
guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día saqué
vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento
en vuestras generaciones por costumbre perpetua. 18En
el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes
por la tarde hasta el veintiuno del mes por la tarde. 19Por siete días no se hallará levadura en
vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como
natural del país, será cortado de la congregación de Israel. 20Ninguna cosa leudada comeréis; en todas
vuestras habitaciones comeréis panes sin levadura. 21Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les
dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua. 22Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la
sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la
sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de
su casa hasta la mañana. 23Porque
Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en
los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en
vuestras casas para herir. 24Guardaréis
esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre. 25Y cuando entréis en la tierra que Jehová os
dará, como prometió, guardaréis este rito. 26Y
cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro? 27Vosotros responderéis: Es la víctima de la
pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel
en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el
pueblo se inclinó y adoró. 28Y los
hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a
Moisés y a Aarón.
ANALIZANDO
EL PASAJE BÍBLICO:
Este capítulo habla del surgimiento
de una nación. Cuando Israel ingresó en Egipto, fue como una familia. Pero
cuando salió de Egipto, fue como una nación. El punto interesante es que aquí Dios pone el énfasis en la
familia, porque la familia constituye y forma los bloques de construcción a
partir de los cuales se formó la nación. Recuerdas
cómo faraón obligó a los israelitas a hacer ladrillos sin darles la paja. Todo el tiempo que Israel estuvo en la esclavitud, Dios los
fue convirtiendo en los ladrillos que formarían la familia para la construcción
de una nación. En este caso, los individuos vienen a ser la paja que era necesaria
para hacer los ladrillos. Hay un viejo
refrán que dice: «Ninguna nación es más fuerte que las familias de esa nación».
La hora cero había llegado para Israel. En este capítulo comienza la cuenta
regresiva para el éxodo de los hijos de Israel de Egipto.Esta porción de la Escritura es muy interesante. Ten en cuenta que cada familia tenía que ofrecer un cordero. Miles de corderos deben haber sido sacrificados en esa noche, pero el sexto versículo dice:
«…y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes». Esos corderos estaban SEÑALANDO A OTRO CORDERO. Dios miró a todos esos corderos como si fueran ese Cordero sin mancha que es nuestro Señor Jesucristo, que fue el Cordero de la Pascua que fue ofrecido por nosotros. Esta fiesta celebrada por primera vez en Egipto, señalaba a la venida al mundo de nuestro Señor Jesucristo.
También se nos dice en
relación con la Pascua, que debían comer la carne del cordero asado en el
fuego. Por lo general, el fuego
es una manera de indicar el juicio. Debe de
celebrarse un juicio por el pecado. Pero también debían comer el cordero con pan sin levadura. En
la Biblia la levadura es una metáfora que se usa para
apuntar el pecado, y en este caso, el
pan sin levadura señala a Jesucristo como la fuente de donde debemos alimentarnos.
Pero observa que también
debían usar en esta cena hierbas amargas. Los eruditos bíblicos ofrecen
diferentes explicaciones sobre el significado de este aspecto de la Pascua.
Pero si tomamos en consideración el contexto en el que se establece esta nueva
costumbre, pienso que el significado más evidente es
que nuestras experiencias, después de haber recibido a Jesucristo como nuestro
Señor y Salvador, no siempre serán dulces. Las
hierbas amargas señalan a nuestra redención.
Los israelitas no fueron
salvos porque fueran la simiente de Abraham. Si los egipcios hubieran obedecido el mandato de Dios, ellos
también se habrían salvado. Y Dios dijo: «Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la
sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando
hiera la tierra de Egipto».
Es necesario insistir. Los
hijos del pueblo de Israel no fueron salvos porque hubieran celebrado la
ceremonia de la circuncisión, o porque pertenecieran a alguna iglesia. Dios había dicho: «…Y VERÉ LA SANGRE Y PASARÉ DE VOSOTROS». Esa noche el ángel de la muerte no estaba haciendo una encuesta en el
vecindario. Ellos no debían abrir una
ventana y decirle al ángel de la muerte todo lo bueno que eran y cuántas obras
de caridad habían hecho.
Cualquier hombre que se
hubiera asomado por una ventana esa noche, habría muerto. Dios dijo: «…y veré la sangre y pasaré de vosotros». No es necesario agregar nada más. ¿Quiénes fueron salvados esa noche? Los que creyeron a Dios. Aquellos
que habían rociado la sangre sobre los postes de sus puertas y habían confiado
en aquella sangre. Aunque yo no logro
entenderlo por completo, creo en lo que Dios dice. Y Dios me dice que la
sangre derramada de Cristo me salvará y que ninguna otra cosa podrá hacerlo,
Y YO LO CREO.
La ley de Dios es inexorable en todo el universo: «El alma que pecare, morirá». La sentencia de muerte está decretada sobre todos nosotros. Pero Dios es misericordioso, y una vida inocente puede ser el sustituto por la culpable. Hasta que Cristo vino a la tierra, el sustituto era un cordero. Entonces Jesús se convirtió en «... el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» ( Juan 1:29 ). Si recibimos a Cristo como Señor y Salvador, somos salvos del juicio que merecemos como pecadores.
Aquella noche en Egipto se produjo la muerte de los primogénitos en cada hogar que no estaba protegido por la sangre del cordero. La aplicación de la sangre en los postes de las puertas y los dinteles del hogar fue una señal de fe. Eso se corresponde con una señal de nuestra fe personal en Jesucristo.
Luego siguió la fiesta de la Pascua. En el Libro de Levítico están las instrucciones dadas para la celebración de la Pascua y para la fiesta de los Panes sin Levadura, que en realidad era parte de ella, pero tuvo lugar después de la fiesta de la Pascua.
El pan sin levadura no es muy apetecible y a muchas personas no les gusta el sabor. De la misma manera hay muchas personas a las que no les gusta o interesa el estudio de la Biblia. Prefieren emplear el tiempo viendo novelas en la televisión, leyendo, chateando, en Facebook o navegando en el Internet, antes que emplear algún tiempo leyendo y estudiando la Palabra de Dios pura y sin levadura.
A muchas personas les encanta venir a la iglesia para pasar un tiempo social, o por el compañerismo, la música o la belleza del edificio, pero no les interesa mucho la Palabra de Dios. No están interesados en la Palabra de Dios, porque no les es apetecible. Para ellos es como comer pan sin levadura.
Cuando Dios le dio instrucciones al pueblo de Israel que se encontraba esclavo en Egipto, para que sacrificara un cordero sin defectos y marcara las puertas de sus casas con la sangre de ese cordero, Él introdujo en el mundo un evento que representa la muerte de Cristo en la cruz.
Cientos
de años más tarde, cuando Juan el Bautista vio a Jesús él dijo: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29b). Luego
el apóstol Pablo identificaría a Jesucristo como «nuestra Pascua» «que ya fue
sacrificada» (I Corintios 5:7). También el apóstol Pedro recoge la conexión
entre la decima plaga y la muerte de Jesucristo en I Pedro 1:18-19 diciendo: «Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra
vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas
corruptibles, como oro o plata, 19sino
con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin
contaminación».
El Señor Jesucristo vino a ser el Cordero sin mancha
de nuestra Pascua. Cuando nosotros sinceramente recibimos al Señor Jesucristo
como nuestro Señor y Salvador: «la sangre de Jesucristo su Hijo nos
limpia de todo pecado» (I Juan 1:7).
Para heredar
la vida eterna ¿por qué es imprescindible que cada uno de nosotros, reciba
personalmente al Señor Jesucristo como Señor y Salvador?
APOLOGÉTICA:
Éxodo 12:5 a primera vista nos pudiera dar la impresión de estar
contradiciendo a Deuteronomio 16:2, en el aspecto relacionado con los animales
que debían sacrificarse para la Pascua. En Deuteronomio 16:2 se autoriza a
sacrificar ganado bovino, además de corderos o cabras de los rebaños. Pero si
observamos con cuidado notaremos que estos textos se refieren a diferentes
situaciones. Éxodo 12:5 se refiere al animal que debía comerse durante de cena
de la Pascua que se celebraba la primera noche de una fiesta que duraba ocho
días e incluía la Pascua y la fiesta de los Panes sin Levadura.
Pero en Deuteronomio 16:2-8 se describe a los animales que se
sacrificaban con diferentes propósitos durante toda la fiesta. En Números
28:16-31 se ofrece una versión más detallada de las instrucciones que se dan en
Deuteronomio 16:2.
Éxodo 12:7 expresa claramente que el pueblo de Israel se salvó por
su obediencia, no por la sangre que estaba en los postes de las puertas. Al
cumplir la orden dada por Dios, mostraron que depositaban su confianza en una
muerte expiatoria que Dios había previsto para su salvación. Desde la época de
los apóstoles, los cristianos han visto este acontecimiento como un anticipo de
la muerte expiatoria de Jesucristo, cuya sangre nos salva de la ira de Dios
(Romanos 5:9).
REFLEXIÓN
INDIVIDUAL
¿Has recibido a Cristo como tu Señor y
Salvador?
Si nunca has tomado esa decisión, ¿quisieras saber cómo pudieras hacerlo? Visita una iglesia cristiana o ponte en contacto con nosotros en este mismo sitio
¿Recuerdas cuando recibiste a Cristo? ¿Qué sentiste?
¿Cómo era tu vida antes de recibir a Jesús como tu Señor y Salvador?
¿Cambió en algo tu vida después de recibir a Jesús? Explica tu respuesta
¿Qué sientes por tus familiares y amigos que no son cristianos?
¿Qué crees que pudieras hacer por ellos?
¿Te da pena o temor hablarle a otros del evangelio?
¿Con qué frecuencia piensas en las personas que no conocen a Jesús? ¿Qué haces al respecto?
¿Qué sientes al pensar que Jesús se ofreció para ser inmolado como el Cordero que quita el pecado?
¿Cómo es tu confianza en el poder que tiene el sacrificio que hizo Cristo por ti?
Si nunca has tomado esa decisión, ¿quisieras saber cómo pudieras hacerlo? Visita una iglesia cristiana o ponte en contacto con nosotros en este mismo sitio
¿Recuerdas cuando recibiste a Cristo? ¿Qué sentiste?
¿Cómo era tu vida antes de recibir a Jesús como tu Señor y Salvador?
¿Cambió en algo tu vida después de recibir a Jesús? Explica tu respuesta
¿Qué sientes por tus familiares y amigos que no son cristianos?
¿Qué crees que pudieras hacer por ellos?
¿Te da pena o temor hablarle a otros del evangelio?
¿Con qué frecuencia piensas en las personas que no conocen a Jesús? ¿Qué haces al respecto?
¿Qué sientes al pensar que Jesús se ofreció para ser inmolado como el Cordero que quita el pecado?
¿Cómo es tu confianza en el poder que tiene el sacrificio que hizo Cristo por ti?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Le agradezco mucho su comentario.
Oscar